5. Un amigo poco convincente

1.5K 131 19
                                    


 —Esto es sorprendente. —murmuró Susana para sí misma.

Sin necesidad de ser invitado, tomó asiento a su lado, regalándole una encantadora sonrisa tan propia de él. Depositó un pequeño beso en su mejilla provocándole un sonrojo.

—Apuesto no te esperabas verme —saludó a Delia con un asentimiento—, ¿Y dónde está el resto de tu grupo?

Realmente no esperaba muchas cosas y entre ellas era ver a Juan, un amigo que conoció por chat y resultó vivir cerca de su casa. No comprendía cómo es que Juan fue a parar en ese sitio específicamente, cuando hay decenas de lugares donde divertirse.

Ignorando su pregunta, se dispuso a pedirle una explicación convincente del porque estar en ese bar.

— ¿Qué haces aquí? —En respuesta el chico se encogió de hombros— Juan, ¿Qué rayos haces aquí?

El tono molesto de su voz fue lo que le hizo girarse y encararla, pidiéndole disculpas con la mirada fingida de arrepentimiento.

—Lo siento.

— ¿El qué?

Ladeó la cabeza, pensando en las palabras correctas.

—Vi en Facebook que tu amiga Delia puso que estaba aquí, entre sus amigas tú estabas etiquetada —acercó la mano a la suya y en un rápido movimiento le quitó el Tecate, tirando un poco del líquido amarillo y espumoso en la mesa—. Sabiendo que era un bar, quise comprobar si las alocadas de las chicas no te corrompían, y como pasaba cerca, aquí me tienes.

No necesitaba un cuidador, era perfectamente capaz de negarse a beber. Quien sí lo necesitaba era Delia, la pobre estaba hasta el tope.

—Que considerado —ironizó—, pero no te necesito. Así que vuelve a tomar tu camino, y por favor ya no chismees las publicaciones de mis amigas, o comenzaré a creer que estoy siendo acosada por ti.

— ¿Y quién dice que no lo estoy haciendo ya? —Se recargó en el respaldo de la silla, poniéndose cómodo—, llevo siguiendo tus pasos las últimas semanas, ahora sé que estas triste porque no dejas de compartir frases tristes acerca de... ¿Cómo le dicen? Crash —jugueteó con la lata de Tecate, llamando la atención de Delia.

—Es crush —corrigió Delia—. ¡Dame la cerveza ahora mismo!

Era preocupante saber todo eso, ¿es que acaso esto era una mala broma? Porque para serlo, Juan se lo contaba con toda tranquilidad, como si fuese un tema cualquiera. No reaccionó al instante, su mente analizaba todo tipo de respuestas a la reciente confesión, pero ninguna era buena. Primero, pensó en salir deprisa del lugar dejando a Delia. Segundo, le echaría la policía encima y pediría una orden de restricción.

— ¡Esa es la palabra que buscaba! —le tendió el Tecate a Delia sin problema.

—No debiste dárselo —le reprendió, al reaccionar.

—Ella me lo pidió —se justificó.

—Yo te pedí que te fueras, cosa que aún no has hecho —Juan frunció el ceño, creía que ya había desechado la idea de correrlo del lugar. Debía cambiar de táctica de deseaba estar un rato más ahí antes de que su hora de comida acabase y volviese a su trabajo—. ¿Qué estás haciendo? —le miró confundida.

Su amiga casi se ahoga con su cerveza cuando observó a Juan acercarse más del límite permitido a Susana. ¿De dónde su amiga sacó a ese adonis y porque ella no hacía nada para apartarle? Detrás de Delia, las tres amigas restantes entraron al mismo tiempo buscando a sus lado a algún rostro conocido, encontrando para su sorpresa a una Susana muy bien acompañada y una ebria Delia que observaba todo con asombro.

Los encantos de Elijah #wellen19Where stories live. Discover now