16. Pandito descubierto

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Habló con Delia al día siguiente por la tarde a la misma hora, tomándose la molestia de platicar un par de minutos más; comentándole indirectamente que necesitaba ayuda para entregar sus documentos durante las próximas semanas.

La joven pareció estar muy cooperativa; proponiendo opciones de como entregarlas y aprovechando para comentarle que al igual que su amiga no han entregado los documentos por falta de las cuatro fotografías que se pedían como requisito. Pero ninguna fue de su interés a excepción de lo último que le comentó.

Su intención era que ella los entregara, y de ser necesario, pagaría por ello.

La cantidad que ofreció le pareció adecuada, sin embargo Delia lo rechazó asegurándole que lo haría con mucho gusto. Su mensaje le causo gracia y más cuando respondió que entendía si no quería aceptarlo, de cualquier forma él le entregaría el dinero junto con los documentos.

Para entonces Susana se encontraba en los cielos, feliz ante la idea de poder verle una vez más y ser la encargada junto con Delia de entregar sus documentos.

— ¡Voy a verlo! ¡Tenemos que decidir cuándo! —sus ojos cafés brillaban de la pura emoción del momento.

Le acababa de confirmar que serán las encargadas de llevar sus documentos a SEMS y Elijah estaba encantado ante la idea.

—Este lunes nos entregan las fotos, podemos ir ese mismo día saliendo de la prepa. —propuso animadamente.

Su propuesta estaba más que perfecta, avisaría a sus padres de su ida a SEMS sin problema.

Antes de que pidiesen confirmarle el día y hora por mensaje vía Messenger les interrumpió la maestra que impartía clases en tercer año; sus alumnos trabajaban esa tarde con sopa de letras, al parecer la primer sopa de letras que fotocopió en casa no le bastaron, los niños consiguieron terminar antes de lo esperado y rogaron por un juego más. Ahora estaba de pie frente a ellas, mostrándoles una nueva sopa de letras y pidiéndoles amablemente que lo fotocopiaran cuarenta y dos veces.

—Agradecería me lo llevaran en un rato —consultó su reloj de mano y agregó, distraída—: Antes del recreo, por favor.

—Claro, se lo llevaremos sin problema —asintió Susana, parándose de la silla para encaminarse a Dirección donde se encontraba la impresora.

Se escuchó el resonar de sus altos tacones sobre el piso de mármol al alejarse, Delia miró como salía de su área de trabajo hasta perderla de vista. ¿Cómo es que podía con esos tacones? Para ella, el simple hecho de caminar todo el día en tenis le agotaba.

—Ya me vi en las fotografías de los egresados —se lamentó, volviendo a teclear en la laptop.

Olvidándose de responder el último mensaje de Elijah.

[...]

¡Un día! Un maldito día a la espera de una confirmación de su parte y nada. Podía verla en línea, compartir y comentar cosas en Facebook, se tomó la libertad de dejarlo en visto cuando preguntó cuándo podría verla y entregar la carpeta con sus documentos.

Si no estuviese interesado en volver a ver a Susana, ya habría mandado a su queridísima amiga al carajo. Continuará insistiendo de ser necesario, solo necesitaba lugar, día y hora, y las posibilidades estaban abiertas para verla. ¡Porqué le castigaba al no brindarle simples datos!

Se sentó en una piedra grande fuera de casa, mostrándose pensativo, mientras se desabotonaba la camisa gris. ¿Qué hará ahora? Se preguntó después de deshacerse de su camisa y colocarla de mala gana en su mochila. No pasaban de las cinco de la tarde, ya iba de salida al gimnasio, podría pasar de camino, tocar las puertas de la priSusana... Pedir una respuesta personalmente.

Los encantos de Elijah #wellen19Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora