LA CASA NUEVA•||• Parte 2

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—¿Te fue bien?

—Hjm—respondió fríamente.

—Ya, ¿Quieres un sándwich?— preguntó sacando otra rebanada de jamón, sin embargo de nuevo no obtuvo respuesta.

Y aún sin mirarlo, pudo distinguir como comenzó a caminar está vez hacia las escaleras, y fue hasta ese momento que volteó completamente; sin embargo ya no vio nada.  Iba a ir tras él pero el teléfono sonó repentinamente y decidió mejor ir a contestar antes de preguntarle qué era lo que estaba pasando.

—Si, diga

Mi amor. Soy yo, solo quería avisarte que tardaré un poco más de lo esperado, la sesión se alargó.

El castaño abrió los ojos de par en par, incluso no parpadeó por unos segundos. Dejó caer la bocina del teléfono y sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Su corazón golpeó fuertemente su pecho cuando giró lentamente hacia las escaleras.

«Quién carajos estaba conmigo» pensó mientras subía lentamente las escaleras buscando con la mirada a la persona que había visto antes, y ya que comenzaba a oscurecerse, fue encendiendo todas y cada una de las luces para no ser sorprendido por aquel invasor.

Al llegar a su habitación, comenzó a sentir demasiado frío, tanto que sacaba vaho por la boca y comenzaba a temblar, era algo totalmente exagerado, aún así abrió lentamente la puerta y se asomó. De principio no vio nada, pero lograba escuchar otra respiración además de la suya.

Se adentró en el lugar lentamente tratando de ver lo que había a su alrededor, hasta que sus ojos se clavaron en una esquina del cuarto. En ese instante intentó prender la luz, pues ahí, de pie casi escondida, se podía vislumbrar una silueta pegada a la pared, pero la luz no respondió por más que movió el interruptor.

El sudor recorría su frente y el frío se estaba volviendo insoportable, por lo que lentamente comenzó a retroceder sintiendo como su corazón latía desenfrenado, estaba realmente aterrado. Pero cuando quiso correr hacia la salida, la puerta se cerró de golpe.

—¡Maldita sea! ¡Auxilio!— gritó desesperado tratando de abrirla, sin embargo era imposible.

Sus ojos ya no distinguían nada, y pronto derrames comenzaron a aparecer en ellos mientras giraba la perilla con desespero, pero esta no se abrió.

—¡Ayuda!— el terror y el pánico lo llevaron a golpear la puerta a tal punto que de un momento a otro sus nudillos estaban sangrando, y aún así no se detenía—¡Ayuda!

Giró la cabeza sobre su hombro, y lo único que ocurrió, fue que las lágrimas comenzaron a escurrir por sus mejillas cuando se percató de que esa silueta empezó a darse vuelta de manera pausada, como si todos sus huesos estuvieran rotos y los estuviera reacomodando al caminar con movimientos torpes.

—¡No! ¡No!

Giró la perilla con más insistencia, pero fue tanto el miedo que lo invadió que comenzó a golpear la puerta aún más fuerte, incluso se azotó contra ella mientras gritaba por ayuda, aunque esa ayuda no llegaría en ese momento.

De pronto sintió una helada mano sobre su hombro.

—Shhh— escuchó en su oído.

Detuvo completamente sus movimientos y giró repentinamente encontrándose con algo aterrador... era su novio quien estaba detrás, pero en vez de ojos tenía dos hoyos totalmente negros y le regalaba una sonrisa diabólica con una boca extremadamente grande y cortadas en todo el cuerpo.

Fue tanta la impresión que finalmente se desmayó.

Jin...Jin— escuchó lejanamente.

Historias De TerrorWhere stories live. Discover now