Sexto capítulo; Amante de estrellas

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Sexto capítulo; Amantes de estrellas.

La niña se miraba en el gran espejo con el marco de oro; sus ojos se veían hermosos en especial, el verde le daba un color luminoso a todo su atuendo.

Llevaba un vestido blanco y guantes del mismo color, el cabello castaño peinado exquisitamente; siempre quiso esos lujos, vestidos, castillos, tal y como recordaba de los libros de la biblioteca del orfanato. Arya estaba alegre de tener ahora todo eso, le gustaba y no se pensaba ir de Wonderland, porque ahora era la Reyna.

La alta y elegante silueta de Jack apareció entre las sobras, con un conejito reposando entre sus brazos.

—Te ves preciosa, Alicia. —Dijo con su voz dulce, el conejillo se despertó y saltó de sus brazos para luego salir corriendo.

—Gracias… ¿Qué debo hacer como Reyna? —Preguntó algo distante.

—No es necesario que hagas nada. Sólo lo que quieres, ¿por qué no inicias creando súbditos? —Le sonrió y se acercó a ella.

—No quiero súbditos, ¿no es suficiente con todos los guerreros que creaste para detener a la otra Alicia?

Él permaneció quieto, observándola, pero luego habló.

—No o tal vez sí, no sabemos cómo los demás intentarán llegar a nosotros. Victor siempre ha sido listo…—Se pasó las manos por la camisa de seda negra transparente que llevaba, haciendo conjunto con unos pantalones y zapatos del mismo color, a Arya le parecía apuesto pero no le interesaba mucho.

Ella se movió tranquilamente a sentarse en la cama, su habitación era muy bonita, se preguntaba cómo era la de Jack.

—¿Y cómo era ella? —Le preguntó de repente.

—¿Qué? —Le sorprendió mucho lo que dijo.

—Alicia, la original.

—¿Cómo sabes qué…?—Sus manos se apretaron contra sí.

—Alguien debió haber creado esto, y yo soy la ‘’Tercera’’, ¿nos has llamado para llenar el vació que ella dejó? —Sus delicadas manos pasaron por la suave cobija, le daba una sensación de creer que estaba en las nubes.

—Ella murió por mi culpa. —Su voz sonaba triste, sus ojos se oscurecieron. —Daría lo que fuera por tenerla conmigo una vez más…—El sonido se volvió chillante, sus ojos cristalizados voltearon a ver a la pequeña; el ambiente era tenso.

—¿Cómo es posible que tengas sentimientos? —Le dijo.

—Eres muy curiosa, pequeña.

Ella acomodó entre las cobijas y le sonrió nerviosa, más no dijo nada.

—Es increíble como los mayores deseos incluso pueden adquirir fuerza propia e independencia. Alicia era muy pobre, pero hermosa, hija única; pero no era muy atendida por la familia a la que ella tanto amaba. Comenzó soñando y creando un mundo perfecto, un mundo para ella…—Caminó lento sobre los alrededores de la habitación. —Una vez, su madre le tenía una noticia, era buena para ella, iba a tener un hermanito.

Arya se estremeció, sus manos se empuñaron de miedo, ya imaginaba lo demás. Él prosiguió.

—Ella feliz, comenzó a soñar con él, amarlo y pensar en la compañía que ahora tendría, ya no estaría sola. Los meses pasaron y ella entusiasmada ya se encontraba en su casa, esperando fuera de la habitación que la partera le presentara a su nuevo hermanito, aunque no sabía si sería niño o niña, ella preferiría un varón. Cuando llegó la hora, entró corriendo al cuarto, feliz y muy entusiasmada, pero allí todos estaban tristes, su padre llorando al igual que su madre; el niño había nacido muerto, precioso de tez como ella pero sus ojos no se atrevió a verlos.

Los sacrificios humanos de AliciaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant