●Capítulo 11: Nuestro lugar secreto●

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J U N E

Era una hermosa mañana de lunes (si se lo raro que suena eso). Me levanté de la cama, al parecer era la primera de las tres, Camille dormía como si su vida dependiera de ello y Ellie, mejor ni les cuento.
Aproveché el estado de ambas y me metí en el baño, cepillé mis dientes, tomé una ducha, peiné mi cabello y por último me maquille.
Elegí un short de jean, una musculosa violeta y unas zapatillas negras.

Salí de mi habitación y me dirigí a la cafetería donde ya estaban Lana y el profesor charlando, Aaron y Will se encontraban mirando un partido de football y de a ratos Amanda arrojaba aceitunas al cabello del rubio, el cual la miraba con odio profundo, Thomas estaba jugando a un videojuego por su celular y Charlie discutía con Alex sobre cuál película de Star Wars era la mejor.

—¡Oye, no sabía que tenías un lado nerd! —exclamé y me senté al lado de la pelirroja.

—Lo sé, soy una caja de sorpresas —me guiñó el ojo.

—¡Igual sigo creyendo que la venganza de los sith, supera por completo a las otras! —exclamó Charlie.

—¿Estas loco? ¡La mejor película es el imperio contraataca! —dijo ella ofendida por el comentario del chico.

—¡Claro que no...!

¡Que horor! ¡Como podía compartir tiempo con estas personas!

Al rato comenzaron a llegar los demás, Ellie venía aún despeinada y bostezando, al contrario Camille se encontraba espléndida, Luke y Emma llegaron conversando y pude ver como Thomas frunció el seño, algo que me causó mucha gracia, para el final, apareció Nate sonriendo como siempre y con el cabello totalmente alborotado.

—Buen día ¿Cómo amanecieron? —preguntó el bailarín.

—Cállate, quiero seguir viendo el partido —lo silenció, Will.— Y tu, Amanda, por amor a Dios ¿¡Puedes dejar de arrojarme aceitunas!?

—Creo que ya sabes la respuesta —dijo la rubia.

—¡Creo que alguien se levantó de mal humor! —canturreó Emma imitando el tono de Amanda.— De todos modos, amanecí bien Nate, gracias.

—¡Muy bien, Nate, gracias por preguntar! —anunció Lana.— ¡Amanda deja en paz a Will!

—Me quiero morir —susurró Ellie y apoyó su cabeza sobre la mesa de la cafetería.

—¿Qué te sucede? —preguntó el profesor.

—¡Tengo muchísimo sueño y no tengo internet hace tres días! —exclamó.— ¡Maldita compañía de Internet!

—¡Dios, los chicos de ahora, en mi época no existía el internet, ni las consolas, ni los celulares y sobreviviamos igual! —bufó Andrew.

—¿Que hacían para no arrojarse por un puente y morir? —preguntó Aaron imaginandose una vida sin Internet.

—Hablábamos con nuestros padres, cantábamos, ayudabamos en la casa, yo no soy muy tecnológico, sigo haciendo algunas de esas cosas.

—¿O sea que sigue siendo virgen? —preguntó Alex al escuchar lo que decia Andrew.

Lana se atragantó con unas uvas que estaba comiendo y luego se tapó la boca intentando no reirse a carcajadas.

—¡Alexandra, modales, claro que no, aunque no es de tu incumbencia! —contestó el profesor un tanto colorado por la vergüenza.

—Usa mi teléfono, Ellie —dije intentando calmarla y cambiar el tema de conversación.

—O el mío —propuso Aaron con una sonrisita en el rostro.

Campamento Zodiacal Where stories live. Discover now