Campamento Zodiacal

●Capítulo 1: Reinas, nerds, marginados y atletas●

June:

Asistir a la universidad de Yale siempre fue mi sueño, los mejores doctores, abogados y profesores salen de ahí y para poder obtener una beca necesitaba aprender lo más que podía, es por eso que decidí cambiarme de escuela (sin mencionar otros inconvenientes). Mis padres se graduaron en la preparatoria McDermott y la cantidad de clubes y el alto nivel estudiantil les han servido para que ambos puedan acceder a sus universidades soñadas, además sé que mi madre concursó en el campamento, creo que la escuela salió segunda ese año pero el hecho de ser seleccionada la ayudó a conseguir muy buenas oportunidades académicas. Mis ganas por participar en él también estaban presentes, durante el verano había entrenado como loca: lunes y miércoles clases de canto, martes atletismo y gimnasio y jueves y viernes estudio académico.

Mi primer día me aterraba, tenía miedo de no ser aceptada, en mi anterior escuela no era para nada popular y lo padecía mucho.

Me coloqué una blusa floreada y una falda verde agua junto con unas converse del mismo color. Una vez maquillada y peinada bajé las escaleras y ahí me esperaban mis padres con panqueques para desayunar.

—Hola cariño ¿cómo has amanecido? —Preguntó mi padre.

—Bien, algo nerviosa... ¡la verdad que muerta del miedo! —Admití.

—¡Tranquila tesoro! no hay nada de qué temer, eres hermosa, inteligente y amigable, todos querrán ser tus amigos ¡tendré que controlar a los muchachos para que no me quieran quitar a mi dulce pastelito!

—¡Harold! Deja de molestar a June, ya no es una niña —Lo regañó mamá. —Está libremente autorizada por mi a salir con quien le plazca, bueno, mientras no sea vendedor de drogas o te doble la edad o de esos chicos que sólo les gustan los traseros y pechos de una mujer y no se interesan por los sentimientos, cuidate de esos, hay muchos.

—Lo sé mamá, tranquila.

¡Mi mamá siempre era tan exagerada!

—Y si por casualidad terminas lastimada por alguno, tenemos la escopeta del abuelo en el sótano —Añadió papá.

—Exacto —Asintió mi madre. —Ahora, apurate con esos panqueques o llegarás tarde.

•••

Cuando llegué, desde el auto pude observar el magnífico edificio, era todo un sueño, enorme y construido elegantemente. Bajé del auto y me encamine hasta la entrada, si era hermoso por fuera ni les cuento por dentro, comencé a caminar por los pasillos y pasé por la secretaría para buscar unos papeles en donde se leían las normas de la preparatoria, los horarios de mis clases y la ubicación de mi casillero, aunque, el último todavía no lo encontraba por lo tanto decidí preguntarle a un chico que se encontraba de espaldas delante mío.

—Oye soy nueva, no encuentro los casilleros ¿puedes ayudarme?

El volteó y ¡Dios mío que era guapo!

—¡Pues claro, hermosura, vayamos por tu casillero! —Contestó animadamente. —Por cierto, mi nombre es Luke, un gusto.

Extendió su mano.

—June —respondí. —El gusto es mío.

Luego de una larga caminata y dos pisos subidos llegamos.