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Harry Potter

— ¿Estás seguro de esto Severus? —lamí mis labios nervioso, ya lo habían dado de alta y aunque no se encontraba curado del todo quería sacarnos corriendo de Hogwarts.

— He sido profesor de esta escuela por mucho tiempo —suspiro, su voz aún estaba ronca, la herida de su cuello era la más propensa a abrirse— ya me dieron la orden, puedo sacarte de aquí y enseñarte en nuestra casa, estás graduado Harry, necesitas un respiro.

— Necesitamos un respiro —asentí dándole la razón, Severus y yo en una casa juntos, eso sonaba mucho más que bien — en realidad no tienes que trabajar, tengo una fortuna en Gringotts, y-ya no más c-cosas malas Severus, no quiero perderte joder, primero Voldemort, luego el que dijo que era mi hermano casi te mata dos veces, casi pierdo la cordura.

Llorar me tranquilizaba y la paz volvía a mi cuando Snape me envolvía en sus brazos, el olor de su colonia, había bajado de peso, era devastador verlo aún con las vendas en su cuello, torso y brazos, casi cinco minutos desangrándose, profundas heridas.

— Yo también tengo dinero Harry —se río por lo bajo, sentí mis mejillas sonrojarse, mordí mi labio superior—, nunca me perderás cariño, te puedo prometer que no te vas a deshacer de mi por un largo tiempo.

— Eso espero.

5 años después

Harry Snape

Su lengua hizo un recorrido por mi cuello, ambos pezones, barriga, hasta llegar a mi gran notoria erección que engulló de manera gustosa, mordi mi labio para no gemir, los niños estaban dormidos y despertarlos seria catastrófico, no por la situación en la que nos encontrábamos sino por el hecho de que no sabíamos cuando volverían a dormir. Enrede mis dedos en su mojado cabello, el interior de su boca era tan cálido, succionaba y lamia de una manera excepcional, presiones más su cabeza hacia abajo haciendo que mi glande tocara su garganta, Severus soltó el sonido de una arcada, su boca se cerro en la punta y comenzó a juguetear con ella, la lamia como si fuera una paleta dulce y succionaba de ella de manera gustosa, solté un leve gemido y deje que mis jugos seminales llenaran la boca de mi esposo.

— Lo disfrute mucho, pero quiero hacer el amor contigo Sevi —Sevi apodo puesto por su primer hijo. Realmente Severus Snape era el mejor padre del mundo, nunca olvidare el brillo en sus ojos cuando nació James.

Te voy a golpear Severus —inhalaba y exhalaba.

Todo estaría bien, mis fuertes contracciones eran algo normal en mujeres embarazada, aquí el problema era que yo no soy mujer y por eso los hombres mágicos que se embarazan tienden a sentir más dolor, otra cosa es que tienen a sus hijos al cumplir los siete meses de gestación, fue una verdadera alegría saber que estaba embarazado, aunque nos enteramos hace un mes atrás, lo tomamos de la manera más normal, sorpresa, miedo y aceptación, pero dolía, mucho, mucho.

Querido diarioWhere stories live. Discover now