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Severus Snape .

— ¿Acepta a Harry Potter como su legitimo esposo? —asentí al no poder contener la emoción de nuestro matrimonio— puede besar al novio.

Agarre las mejillas de Harry entre mis manos y lo acerque a mi para besarlo cuando de pronto se comenzaron a escuchar aplausos en el final del salón, desconcertado y molesto por la interrupción volteé. Al ver a la persona que aplaudía la sangre se me heló completamente, era aquel chico que había abusado de mi por una semana.

— Vaya vaya pero que hermosa ceremonia y no fui invitado —negó con la cabeza en modo de desaprobación— y yo que creí que nuestro tiempo juntos había sido especial para ambos.

A pesar de estar en pánico pude sentir como la mano de Harry abandonaba la mía, lo mire para ver que pasaba y ya no se encontraba junto a mi, estaba parado junto a mi agresor. Eran exactamente iguales, a excepción de sus ojos y las pecas del otro.

— Harry ven aquí ahora —dije tratando de sonar calmo, no quería que nada malo le pasará, no quería que pasara lo mismo por lo que yo pase.

— Estoy bien aquí gracias —dijo el ojiverde con una sonrisa, mi corazón se paralizo— es más estoy más que bien.

Y se acerco al otro chico y comenzó a besuquearlo, todo en mi se destruía poco a poco viendo tal escena, sus lenguas afuera haciendo círculos entre si y sus cuerpos se encontraban sin ropa y pegado el uno con el otro. Dolor, un fuerte dolor intenso que fue recorriendome por todo el cuerpo. Harry me miraba sin dejar de besarlo.

— Severus —pronunciaba mi nombre sin separar sus labios de los de él— Severus despierta.

Abrí los ojos de golpe con el corazón acelerado y la respiración agitada. Mire a mi al rededor, todo había sido una maldita pesadilla, me encontraba todavía en la enfermería, acostado en la misma camilla y agarrando con fuerza las sábanas. Tres días acostado aquí sin que me dejarán volver a mi habitación y no había tenido una pesadilla hasta ahora, mire a Harry quien me observaba preocupado.

— ¿Estás bien? —sus hermosas esferas verdes recorrían mi rostro, me gustaba que hiciera eso pero no ahora, sabía que cuando miraba mis moretones le dolía se sentía culpable.

— Cuando tu estas aquí, todo se siente de maravilla —la preocupación abandono su rostro y sonrió. Se sentó junto a mi y me dio un corto beso en los labios.

— Eres un tonto —me encogi de hombros y bese sus labios. Los labios de Harry son míos ahora, porque él es mi novio y no el de él. No permitiría que nadie que no fuera yo lo tocara, no me importaba si me metía en problemas, si Harry quería estar conmigo ¿por qué no arriesgar por él? Nunca será una carga para mi porque lo amo.

Draco Malfoy

¿Salida de emergencia? Lucius debía de estar bromeando, Harry me necesitaba en estos momentos ¿y me sacaba de la escuela? Y lo peor de todo ¿por qué no podía estar enojado? A pesar de sus pequeñas tonterías lo amaba, debía salir fuera de Hogwarts para aparecerme en mi casa y ya estaba llegando al portón, ya que el profesor encargado de mi casa estaba en la enfermería Sprout me abrió el portón para que saliera, asenti en modo de agradecimiento y la regordeta bruja me sonrió. Di un paso fuera de el colegio de magia y hechicería y allí apoyado en un árbol jugando con su bastón se encontraba mi Lucius, me encantaba ver su reflejo bajo la luz de la luna, era precioso, como un diamante en bruto y mucho más. Me fui acercando a él, mi corazón acelerándose cada vez más y el cosquilleo en mi estomago hacia que pusiera una sonrisa tonta, él me miraba con una ceja levantada como diciendo que me apresurara y así fue ya que en menos de un segundo de haber salido del castillo ya me encontraba frente a él con un frío ensordecedor pero aun así a gusto.

— Hola —sonrió.

— Hola —agarro mi barbilla entre sus dedos y acerco mi rostro al suyo para unir nuestros labios, los suyos se encontraban tan suaves como siempre, como sentir las nubes chocar en tu cara, suave y ahora con rocío porque lo estaba intensificando.

Metiendo su lengua dentro de mi cavidad buscar y explorando mi boca como siempre, enrolle mis manos en su cuello y él en mi cintura apegandome más a su cuerpo, mordió mi labio inferior y rozo nuestras entrepiernas, no quería calentarme pero aun así me estaba dejando llevar por la excitante lujuria, fue caminado un reversa conmigo agarrado, adentrándose entre los arboles. ¿Por qué hacemos ruidos tan calientes al besarnos? Una pregunta que me hacia casi todas las noches al pensar en Lucius, mis manos bajaron a su camisa y fui desabrochando los botones lo más rápido que pude pero al llegar al ultimo él agarro mis manos y me detuvo, paro de besarme y me miro.

—¿Quieres hacerlo aquí? —asentí apresuradamente, lo necesitaba, estaba tan duro como una roca. Lucius mostró todos sus dientes en una sonrisa maliciosa, jale un poco el pantalón que me aprisionaba la erección y mi novio al notarlo me agarro por el cuello y me lanzo en la fría nieve caí acostado y él en un segundo se encontraba encima de mi agarrando mis manos sobre mi cabeza y tocando mis pezones con la otra, su boca se apodero de mi cuello, sentía frío pero estaba más caliente que necesitaba quitarme la ropa, estaba en un mar de sensaciones, mis pezones ahora se encontraban tan duros como mi pene, incline la cabeza hacia atrás cerrando los ojos y soltando una bocanada de aire, su culo estaba posicionado en mi miembro y se movía sin control, quería que me poseyera odiaba cuando me hacia esperar pero a él le hacia gracias que suplicara y lo haría.

— L-lucius hazme tuyo por favor  —soltó una carcajada irónica, él me haría sufrir por un rato y que me lancen un avada kedavra si no soy masoquista.

Querido diarioWhere stories live. Discover now