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Severus Snape

Nunca había esperado con tantas ansias que entraran los de Gryffindor y Slytherin a mi clase, eran un grupo de inmaduros exceptuando a Granger la niña sabelotodo y Neville, él no era un inmaduro era solo un tonto que causaba estragos en mi salón de clases pero al fin y al cabo amigos de mi Harry, pronto comenzarían las vacaciones de navidad y tenía pensado invitarlo a pasarlas conmigo pero no sabía como decirle, no era bueno para estas cosas ni siquiera lo había invitado a una cita y ya me hizo una mamada, se supone que debía cuidarlo como si fuera mi propio hijo pero nosotros no elegimos de quien nos enamoramos.

Las puertas del salón se abrieron y tanto los de Gryffindor como los de Slytherin entraron, Draco tenia un aspecto terrible lo recorrí con la mirada hasta que se sentó en su lugar, no se movió solo miro su mesa pensativo. Estaba preocupado así que me acerque a él y toque su hombro levantó el rostro, sus ojos estaban rojos e hinchados y más pálido de lo normal.

— ¿Estás bien? —su labio superior tembló y negó— ¿es tu padre?

— S-sí —cerro los ojos con fuerza, me sentí triste por él, después de todo lo amaba como mi propio hijo y según él me había comentado tenía una relación en secreto con su padre, solo esperaba que no hayan terminado son tal para cual y una pareja excepcional pero por su aspecto temía lo peor.

— Ve a mi habitación y duerme, hablaré con los profesores les diré que te sientes mal —susurré, me agradeció con la mirada y salio del salón. Me gire, la mayoría de los alumnos hablaban animados a excepción de Harry quien me observaba, le sonreí y guiñe un ojo, agite mi varita e hice aparecer los ingredientes en la pizarra, las conversaciones cesaron— sigan las instrucciones al pie de la letra sino quieren pasar más de un mes en la enfermería.

Me senté en mi escritorio y los observe sobretodo a Harry quien por primera vez estaba haciendo la poción correctamente, se veía en su rostro como ese estaba esforzando para hacerla bien y eso me animaba hasta el punto de morder mi mejilla interior para no sonreír como tonto. Me pare y comencé a pasar pupitre por pupitre observando las pociones poco convincentes que hacían hasta que me detuve en la de Harry y vi que el color de la poción era correcto, era el mejor que había visto ni la de Hermione estaba perfecta como de costumbre, me asombre y le sonreí, sus mejillas se volvieron rojas y miro hacia el piso avergonzado.

— Todo es gracias a ti Severus —agarro el libro frente a él y me lo mostró.

Era mi antiguo libro de clases, en donde había echo mil y unas anotaciones, las mariposas comenzaron a revolotear en mi estomago de emoción y el orgullo en mi creció, podía ayudarlo sin que nadie se diera cuenta, después de todo ese sigue siendo mi libro. Su frente perlada de sudor lo hacia lucir más sexy y caliente de lo que lucia siempre.

— Quedate después de la clase —le susurré— hablare con la profesora Mc.Gonagall solo quedate.

Me sonrió con ternura y se mordió el labio inferior pero negó, me decepcionó un poco su negación quería estar lo más cerca de él posible, abrazarlo y nunca soltarlo porque él sacaba esa parte cursi de mi, algo que nunca había sentido por nadie ni siquiera por Lily.

— No quiero levantar sospechas —susurró y trago fuerte— ¿cómo está quedando mi poción?

— Por fin hace algo decente Potter 20 puntos para Gryffindor.

Gemidos de asombro se escucharon por todos lados e incluso Harry tenía los ojos agrandados y su boca formaba un gran O le guiñe un ojo, le di la espalda y me senté en mi escritorio. Lo observe de reojo en el transcurso de la clase hasta que termino, mientras que sus compañeros dejaban su frasco con la poción en mi mesa y salían él se tardaba "guardando" los libros, la última persona salio cerrando la puerta, el salón quedo vacío a excepción de nosotros dos, su sonrojo había disminuido pero aún seguía allí, con paso vacilante se acerco a mi y se sentó en la mesa arrugando algunos papeles, no me importó. Agarro mi camisa y me acerco a él uniendo nuestros labios, nunca me cansaría de este chico joder, besarlo era como comer algodón de azúcar muggle, dulce y suave, como tocar las nubes, abrió la boca indicando que metiera mi lengua y eso hice explore su cavidad bucal, girándola con la suya y mordiendo de ella de vez un cuando, esto se estaba transformando en algo más que un beso, sus manos enrolladas en mi cuello y las mías en su cintura acercándolo a mi poco a poco, quería tomarlo aquí mismo adentrarme dentro de él, besar su espalda agarrar su entrepierna, si no paraba ahora no lo haría nunca, me separe de él y respire hondo.

— Wow bebé ¿no crees que vas rápido? Por lo menos invitame a una cita primero —reí y cuando creí que no podría ponerse más rojo lo hizo, agacho la mirada apenado. Besé su frente justo en la cicatriz— es broma pequeño.

Sin levantar la cara me observó y se mordió el labio inferior pase mi pulgar por el con cariño. Amaba tocar sus labios, son suaves, rellenos y lo más importante ¡son de él!

— ¿Quieres ir a las tres escobas conmigo? —la pregunta me tomo por sorpresa pero algo dentro de mi ya la estaba esperando.

— Si no te molesta que te vean conmigo sí —su puño impacto en mi hombro hice un mueca de “dolor” solo para darle la satisfacción de creer que me había hecho daño.

— No me molesta que me vean contigo —frunció su lindo entrecejo y en vez de verse intimidante se veía tierno— te quiero listo a las ocho de la noche el sábado y sin excepciones.

Se bajo de mi escritorio y salio del salón dando un portazo, sonreí ese chico me volvía loco de una forma magnífica.

Querido amigo.

Ese chico se ve tierno cuando se molesta, sus mejillas rosadas y sus ojos color verde hacen juego con sus labios, hizo la mejor poción de toda la clase y por su puesto con mi ayuda, indirectamente claro, más sin embargo lo pongo nervioso y hago que actúe de manera impulsiva cuando esta excitado. Eso me gusta.

Querido diarioWhere stories live. Discover now