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Harry Potter

¿Qué acababa de pasar? Sentía mis mejillas arder, lo había hecho más que oficial, si alguno no lo sabía pues Severus se lo había dejado muy claro y aquellos que tenían sospechas ya se las habíamos aclarado, no pude evitarlo así que sonreí y agache la mirada. Agarre un tostada y la lleve a mi boca sin mirar a nadie, mi estómago rugió así que también comí tocino. Podía escuchar los murmullos indiscretos de las personas ¿viste eso?, te dije que Harry se acostaba con el profesor de pociones, pensé que Harry tenía mejores gustos que asco. Esa voz me parecía conocida, levante la mirada para ver quien había dicho semejante estupidez, la ira comenzó a recorrer mi cuerpo, bombeando con ferocidad por mis venas. Ginny estaba sentada frente a mi mirándome con desprecio y asco.

— ¿Disculpa? ¿puedes repetir lo que dijiste? —rodó los ojos.

— Pensé que Harry tenia mejores gustos que asco —apreté la mandíbula y respire hondo, una sonrisa burlona se planto en su rostro.

— Lamento que tu no fueras la indicada para estar con el elegido —tome un sorbo de mi jugo de calabaza y negué lentamente—, es una pena que sientas envidia del profesor mas odiado de Hogwarts pelo de menstruación.

— ¿Q-quien dijo qué siento c-celos de él? —la mesa Gryffindor quedo totalmente en silencio, las mejillas de Ginny estaban totalmente rojas y a pesar de sentirme mal también era muy gratificante.

— Teniendo en cuenta de que desde siempre te guste y que —movi en círculos la copa— cuando se me dio el logotipo del “elegido” te acercaste más a mi, ahora sé que simplemente fue por fama —escupí esa ultima palabra— no me queda más en claro que te duele en el orgullo que ahora este con Severus y no contigo, eso se nota en como lo críticas, ¿sabes cómo se llama? Envidia —me levante y le arroje lo que me quedaba de jugo, agarre una tostada y la puse en mi boca mientras salía de allí meneando mi culo.

Nadie hablaría mal de mi Sev, me gire y mire a la mesa de profesores, mi hombre se estaba riendo por lo bajo, James se mordía el dedo pulgar para no soltar una carcajada y las demás mesas se reían de la menor de los Weasley. Me sentí un poco culpable, no era la única que hablaba mal de Sev pero esto le serviría de lección a todos.

Salí apresurado del comedor, cuando escuche la puerta cerrarse detrás de mi una sensación de pesadez se adueño de mi estómago, había echo un jodido espectáculo pero la ira me sego por completo, quería hablar en un momento dado con Ron pero ahora seguramente estaba echando chispas, debía cuidar mi espalda de ahora en adelante.

Camine por los pasillos del castillo un rato, rara vez me encontraba con un estudiante, una que otra pareja sí, pero estaba tan desierto que me sentía a gusto, casi todos desayunando. Mordi mi labio reprimiendo soltar una risa, seguramente Severus tiene marcas de rasguños y yo se las hice, nunca lo he visto como un objeto el cual yo solamente tengo que tocar, pero ese pelinegro es solo mío. James tal vez trataría de quitarmelo, aún no confió en ese bastardo pecoso, mi estomago se revolvía de tan sólo pensar en él. Me metí corriendo al baño sin hacer mucho ruido, estire la mano para abrir el grifo para lavar mi cara cuando escuche gemidos.

— Agh, si, ummm, siiii —me quede inmóvil, no quería hacer ningún ruido, se supone que las personas se encontraban desayunando, por el espejo podía ver que se encontraban en el último cubículo—, dale papá, justo como ayer, ummm, ¡siii!

La voz inaudible de Draco se hizo presente en toda la habitación y el sonido de un cuerpo chocando con otro perforo mis oídos, así sonábamos mi novio y yo a la hora de hacer el amor, suspire, pensar en Snape desnudo me estaba calentado.

Querido diarioWhere stories live. Discover now