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Draco Malfoy

— Necesitó tu ayuda —había pasado una semana y no sabíamos el paradero de mi padrino, Dumbledore nos había ordenado estrictamente vigilar a Harry, hasta le decomiso la capa de invisibilidad por la misma razón, más sin embargo pedía constantemente que lo ayudaramos.

— No Harry, sabes muy bien que no puedo dejarte ir —sus ojos se cristalizaron y el corazón se me contrajo, odiaba verlo llorar— por favor come.

Negó, estábamos sentados cerca del lago y había estado intentando convencerlo de que comiera unos sándwich que había robado de la cocina pero se negaba rotundamente hacerlo y me estaba preocupando mucho más, no quería que se desmayara, lloraba casi todo el tiempo y circulaban rumores de que él estaba saliendo con Snape y otros tan estúpidos de que Ginny había roto con él.

— ¿Y si fuera Lucius? —me miro, lágrimas corriendo por sus mejillas.

— Iría a buscarlo pero no es mi padre y no quiero decir que mi padrino sea menos importante —agarre su mano— él esta vivo, ya lo están buscando, no tienes porque preocuparte.

Se mordió el labio superior y asintió, miro el lago pensativo mientras las lágrimas aún corrían por su rostro, cada vez que lo veía llorar algo en mi se rompía, Harry les había pedido tiempo a sus amigos solo quería estar conmigo por alguna extraña razón, me sentía como su mamá consolándolo todos los días y en los momentos en que estábamos juntos y no me molestaba en lo absoluto, él me había ayudado cuando estaba mal por lo de mi padre.

— Hasta Peeves me vigila —sonrió con tristeza—, solo recuerdo cuando estábamos encerrados en tu calabozo, Luna no podía irse de allí por que estaba encantando.

— Sí —sentí mis mejillas calentarse, estaba muy avergonzado por ello— siempre agradeceré a Dobby por salvarte.

— Y yo a él, lo extraño mucho —agrando tanto los ojos que pensé que se le saldrían de sus cuencas— ¡claro! ¿cómo no sé me ocurrió antes? Él es la salvación.

Se paro de un salto y comenzó a correr hacia el castillo, me pare y lo seguí corriendo lo más rápido posible, desconcertado por no saber a donde iba.

— Creo que no recuerdas muy bien Potter —dije jadeando junto a él— pero Dobby esta muerto.

— Claro que lo sé —pero aún así su sonrisa no desaparecía, su velocidad disminuyó y se paro en las puertas de la cocina— yo hablo de Kreacher.

Entramos y él buscó con desesperación al elfo de Sirius, hasta que lo encontró en el fondo de la cocina.

— ¿Qué hacemos con él? —pregunte al acercarme y Harry rodó los ojos.

— Es obvio ¿no? — se arrodillo frente al elfo— hola Kreacher, necesitó un favor tuyo.

— Amo Harry —se le iluminaron los ojos al ver a Potter y se inclino pero Harry lo detuvo y le sonrió—, joven Malfoy ¿qué desean?

— Quiero que vayas a buscar a Severus Snape y lo lleves a su habitación.

— Será un honor seguir sus ordenes, nos vemos en las mazmorras en diez segundos —y desapareció con un crack estruendoso.

— No eres tan tonto como yo pensaba —negó con una sonrisa.

— Soy un idiota, si me hubiera acordado antes y si tal vez no le hubiera pedido a Dumbledore que me durmiera cada vez que no podía más quizás él estaría aquí, como sea hay que correr.

Corrimos lo más rápido que nuestros pies nos dejaron, empujamos a unas chica de cuarto año de Revenclaw mientras pasábamos, no me sentía culpable al empujar a las personas ya que ellos habían hecho sentir mal a Harry en estos cuatro días ¿por qué no hacer lo mismo? Por supuesto que también hablaban de mi, sobre la relación que tenemos mi padre y yo, sobre todo los hijos nacidos de familias muggles que no aceptaban por completo la homosexualidad, ya no tenía nada encontrar de ellos pero sus miradas asqueadas me hacían querer lanzarles la maldición cruciatus por más de una hora. Harry merecía ser feliz, más que todos ellos, lo protegería a como de lugar. Con las respiraciones agitadas nos paramos frente a su habitación, Harry miro la puerta dudoso.

— Pasa, él te estará esperando seguramente —y con una mirada insegura me agarro la mano y abrió la puerta, entramos con cautela.

La escena que vimos nos dejo petrificados, mi padrino se encontraba desnudo y sucio con la respiración agitada tirado en el suelo, su pecho y piernas cubiertos por lo que parecían ser gotas seminales. Harry me soltó la mano y corrió a su lado, echándose en el piso y abrazándolo, las lágrimas volvieron a aparecer pero estaba vez con sollozos fuertes.

— Ll-llama a D-Dumbledore a-ahora —a pesar de sentir mis piernas de plomo asentí y salí corriendo.

¿Y si fuera Lucius? Esas palabras resonaban en mi cabeza una y otra vez mientras esquivaba a las personas. Los mataría a todos. No me podía quitar a Snape de la cabeza, los alumnos me miraban asombrados, no me importaba seguí corriendo hasta que choque con un hombre alto, caí de culo, mire hacia arriba con odio y ahí estaba el hombre que buscaba.

— ¿Por qué llora señor Malfoy? —¿llorar? Toque mis mejillas y en efecto estas se encontraban mojadas.

— No hay tiempo para eso, vaya corriendo a las mazmorras, Severus esta allí —agrando los ojos y asintiendo salio disparado detrás de mi.

— ¿Qué pasaría si me muero mañana? —preguntó Lucius mientras me ponía el labial de mi madre.

— ¿Y yo lo ? —asintió— haría de este día el mejor de todos, tanto así que la muerte tendrá compasión de ti y te dejara vivir por siempre.

Eres un tonto —se paro en frente de mi y paso su pulgar por mis labios quitando un poco de la pintura— el rojo se te ve hermoso pero te quedaría mejor un rosado.

Me gusta el rojo pasiónmordí mi labio superior con una sonrisa.

Y te queda hermoso —beso mi frente, luego la nariz hasta llegar a los labios y sin despegarse de ellos dijo— te amo.

Y yo a ti.

— ¿Yo a ti qué? —pego su frente con la mía.

Yo a ti también te amo.

Querido diarioWhere stories live. Discover now