🍁 2.

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Liz POV

Llegué a casa cerca de las siete de la noche. Las luces estaban apagadas y el silencio me incomodaba.

Alison no había llegado o si estaba en casa no estaba haciendo ruido alguno. La noche era bastante fría así que me acerqué a la cocina y comencé a preparar un té.

Había pasado toda la tarde llorando en mi automóvil aun no era capaz siquiera se avisarle a mi madre o a mi mejor amiga sobre el embarazo. Aún estaba sola y debía pensar que iba a pasar de ahora en adelante.

Mientras esperaba que el agua hirviera me senté en el sofá de la sala tratando de descansar un poco. Mi cabeza dolía demasiado y sentía como si varias agujas se clavaran en ella. Llorar ayudaba, pero después sentías como tu cuerpo te reclamaba por dejar salir tus emociones.

En ese momento escuché la puerta abrirse y decidí continuar con los ojos cerrados, sabía que era ella, pero no tenía ánimos de enfrentarla.

― ¿Estás bien? ― fue lo primero que preguntó. Abrí mis ojos lentamente observándola parada en el corredor.

― Si, solo me duele un poco la cabeza.

― ¿Quieres que vaya a la farmacia por una pastilla o algo?

― No, de verdad solo necesito tomar mi té y dormirme

― De acuerdo ― asintió mientras se quitaba la chaqueta y dejaba las llaves sobre la encimera de la cocina.

Nos volvimos a quedar en silencio y de cierta manera agradecía que no me dijera nada. Que mantuviera la distancia y respetará mi espacio.

Cuando el agua estaba lista me levanté a preparar mi té y tomé algunas galletas de la alacena, todo ante la atenta mirada de Alison.

― Buenas noches ― susurre antes de subir las escaleras y llegar hasta nuestra habitación o bueno en los últimos meses se había convertido en mí habitación.

No recuerdo exactamente el día en que sucedió simplemente pasó, las peleas que teníamos nos obligaban a buscar nuestro propio espacio así que después de años de compartir la misma cama tuve que acostumbrarme a dormir sola nuevamente.

Alison se quedaba en el cuarto de invitados y hacíamos nuestra vida normalmente. En la mañana desayunábamos juntas y conversábamos de cualquier cosa. En la noche sucedía lo mismo, pero al momento de ir a dormir cada una iba a una habitación distinta.

Ni hablar de la intimidad. Cuando Alison y yo comenzamos a salir era difícil que mantuviera mis manos lejos de ella. Con el tiempo aquello no cambio de hecho la conexión que teníamos al hacer el amor se hizo cada vez más fuerte.

Sin embargo, hace ocho meses que las cosas se enfriaron la última vez que estuvimos juntas fue un desastre, termine llorando y reclamándole cientos de cosas. Si esa iba a ser nuestra última vez juntas odiaba tener que recordarla de esa manera.

― Siento entrar sin tocar ― decía ella mientras yo estaba sentada en la cama disfrutando de mi té.

― Está bien

― Quería decirte que...Que espero que podamos hablar, Liz sabes que te amo ― si quizás lo hacía, pero había llegado al punto en el que aquellas hermosas palabras habían dejado de tener sentido ― y amo a nuestro hijo, porque es de ambas Liz y solo te pido que no me alejes, no ahora.

No dijo nada más y salió de la habitación. Por supuesto que no quería alejarla de su hijo, pero estaba confundida. No quería seguirla lastimando ni mucho menos dejar que ella continuará dejándome de lado mientras cumplía sus sueños.

Hojas de OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora