Y cuando salías de la fila, corrías y tomabas hasta cuatro sillas para guardarselas a tus amigas.

Muy pocas veces me apartabas una. Yo a veces las tomaba pero siempre las cambiaba de lugar, me sentaba en otro lugar y te decía que te sentaras conmigo.

Ponias los ojos en blanco, pero al final siempre te sentabas conmigo, no sin llamar a tus amigas.

No te gustabas dejarlas abandonadas. Ni siquiera por mí.

Soy un idiota © [NC #2]Where stories live. Discover now