Capítulo 27: Una vida juntos

5.5K 902 322
                                    

Capítulo 27: Una vida juntos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Capítulo 27: Una vida juntos

Después que pasáramos por el estudio fotográfico, donde Daniel y yo posamos solos y con nuestros padres para tener el recuerdo de nuestro casamiento, fuimos a almorzar a un lujoso restaurante. La comida no me gustó y apenas si la toqué, porque era demasiado fancy para lo que yo acostumbraba. Era peor que las cosas raras que servía Bonnie en la casa de Klaus.

Daniel me recordó que teníamos un viaje larguísimo hasta Buenos Aires, pero yo preferí hacer alguna parada en cualquier lugar menos elegante y comprarme un sanguche de jamón y queso. No lo dije en ese momento, aún así, y solamente volvimos al hotel para agarrar nuestras cosas y cargarlas en el auto provisto por el hotel, porque el auto de los Hess todavía necesitaba arreglos.

—Mejor compren un auto nuevo de una vez —dijo Klaus en voz alta, cuando los empleados del hotel terminaron de guardar las cosas en el baúl.

Tanto Daniel como Elizabeth dijeron que lo harían, pero, como siempre, solamente le estaban dando la razón al papá de Daria para que no jodiera. En ese momento, lo único que queríamos los tres era irnos de una vez y Klaus solo seguía dando cátedra sobre lo que significaba tener un buen auto y que ninguna hija suya tenía que andar en uno alquilado.

Lo oímos con toda la paciencia que teníamos, que en mi caso era nula, por lo que lo corté después de que no nos permitiera entrar al coche por culpa de todos sus aburridos consejos.

—Nos tenemos que ir, se hace tarde. Tenemos que llegar a Rosario para la noche —dije, empujando levemente a Daniel para que le cortara el rostro al viejo y se metiera en el asiento de atrás—. Chau, papá, nos vemos.

Elizabeth también se despidió de Klaus y bordeó el auto para sentarse adelante, junto al chofer, pero cuando yo quise meterme junto a Daniel, el hombre me agarró la muñeca.

—Quería hablar con vos antes de que te fueras —admitió. Miré su agarre con desagrado y él me soltó al darse cuenta de mi expresión. Yo también comprendí que toda su palabrería sobre el auto había sido una forma poco inteligente de retrasar el momento de nuestra partida. Si quería hablarme tenía que hacerlo de forma directa.

—¿Qué?

Klaus arrugó la nariz y evitó mirarme por un instante.

—Se una buena esposa y se respetuosa con tus suegros, no como sos conmigo.

Arqueé una ceja.

—Ya te dije por qué no te respeto. Así que en tanto ellos me respeten, no tenés porqué preocuparte —repliqué, amagando para meterme en el auto una vez más, pero Klaus me detuvo de nuevo, aunque esta vez sin tocarme, solo agarrando la puerta.

—Y Daria...

Me giré de nuevo, impaciente y molesta. Pude ver que se debatía consigo mismo por decir algo a lo que usualmente no estaba acostumbrado a expresar, quizás una muestra de cariño o un buen deseo. Pero él había sido extremadamente violento conmigo por mucho tiempo. Lo había sido seguramente con Daria, así que eso no me conmovía en lo absoluto.

La memoria de DariaWhere stories live. Discover now