Capítulo 26: Granos de arroz

5.8K 917 257
                                    

Capítulo 26: Granos de arroz

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Capítulo 26: Granos de arroz

Klaus apareció el martes temprano en el hotel, cuando estábamos preparando las cosas para dejar la habitación al día siguiente por la tarde, después de nuestro casamiento. Estaba alterado, pensando que nos iríamos ese mismo día y era evidente que había cambiado de opinión con respecto a su telegrama.

—Hay que radicar la denuncia ya mismo —dijo, apenas entró a la suite. Yo, que había estado guardando mis cosas en las valijas, de todas formas, me alteré al instante para ponerme a su tono—. No importa que no esté en La cumbrecita. Vamos ahora mismo, el miércoles se casan y después se pueden ir para Buenos Aires.

Apreté los dientes, porque ya venía enojada y convencida de que su imprudencia había mandado a Gunter a buscarme.

—Ya pensábamos hacer eso, porque de todas formas no hay auto para hoy—le contesté, sin siquiera saludarlo, porque él tampoco lo había hecho. Daniel salió de su habitación, sorprendido de verlo, y Elizabeth del baño. Ellos sí lo saludaron.

—Él no va a encontrarte tan rápido. ¿De dónde va a sacar en qué hotel estás? ¡Debe pensar que estás en un hospital, Daria! Así que vamos... —Se calló a mitad de camino a la salita al darse cuenta de que en realidad no le estaba discutiendo. Se giró a verme y yo le devolví una expresión cansina, arqueando las cejas y cruzándome de brazos.

—Tenemos todo arreglado, no necesitamos tus instrucciones —le contesté.

Klaus me dirigió una mirada un poco molesta, porque se estaba acordando de que era buena para pelearle incluso por nada

—Daria, no me hables así. ¡Porque todavía puedo impedir este casamiento! —me amenazó, caminando hasta ponerse delante de mí. Intentó verse duro y firme, como siempre, pero a mí no me amedrentaba hacia rato—. ¡Se va a hacer lo que yo digo! Se casan mañana y ahora mismo vamos a poner la denuncia.

Me enderecé por la imposición, porque yo no pensaba salir del hotel por nada más que por el casamiento y para irme. No tenía ni idea de qué tan inteligente era Gunter y si era capaz de averiguar en qué hotel se hospedaba Klaus de alguna manera. Así que no, nunca.

Di un paso hacia adelante, con la boca abierta, lista para ponerme a gritar, pero las manos de Daniel me detuvieron por detrás, de los hombros. Fue suave, pero me retiró para alejarme de Klaus, que en seguida siguió hablando más solo que con nosotros.

—Decíle todo que sí —me susurró, casi en el oído.

Mientras Elizabeth le daba la atención que el padre de Daria requería, yo giré apenas la cabeza hacia Dan.

—Eh, ¿y vos de qué lado estás? —dije, en voz baja.

Daniel me abrazó.

—Del tuyo, siempre. Pero vos sabes que discutir con él ahora no tiene sentido.

La memoria de DariaWhere stories live. Discover now