Capitulo 14

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MARATÓN 3/4

Sentir su piel contra la mía era una de las mejores sensaciones en el mundo. Cuando sus labios me recorrían y su lengua lamía mi piel, sentía mis pelos ponerse de punta. Sus dientes mordieron mi pezón y no pude evitar gemir. Estar en la cama con Agustín era simplemente estar en el cielo.

-¿Cómo es el sexo romántico? -Su pregunta me causó gracia, me reí levemente y lo miré a los ojos.

-Supongo que como lo hacemos casi siempre.

-¿Ah, sí? -Dijo mientras me besaba los labios y una de sus manos me recorría la cintura y el muslo.

-Si. -Sentí como su erección presionaba contra mí.- ¿El condón?

-Mierda. -Gruñó, se agachó a un lado de la cama y buscó entre su pantalón.- Acá.

-Okey. -Se lo colocó y me sonrió. Se puso encima de mi y me penetró, gemí al instante.- Oh, sí...

-¿Extrañaste esto? -Asentí. Me besó y acarició mi cadera.- Eres hermosa, Carolina.

-Agustín... -Jadeé cuando él aumentó su velocidad.

-Creeme que soy el hombre mas suertudo de todos. -Mordió mi cuello y siguió embistiéndome.

Sonreí cuando sus labios no soltaban mi cuello, lo habíamos hecho durante toda la noche en aquel hotel de primera categoría. Ahora ambos estábamos recostados en la cama, él a mi lado mientras me besaba.

-Carolina...

-¿Sí? -Me volteé para mirarlo.

-¿Quieres salir conmigo? -Vaya, esto no me lo esperaba. ¿Realmente le gustaba al famoso empresario?

-¿Es en serio?

-Más serio que nunca. -Era increíble. Pensar que tuvo que llegarle una "amenaza" (Lionel) para que el reaccionará. Pensar que desde que entre a su casa esto fue lo que quise y ahora...

-Si. -Él me sonrió.

-Me encantas. -Le sonreí.- ¿Alguna vez te has enamorado?

-Si. -Ví en sus ojos dolor.- Tenía dieciséis y... Ella era nueva en el colegio. -Me acomodé para escuchar su historia. Él típico Agustín no contaría algo así de él. Del pasado. Normalmente el decía que todo era confidencial.- Era morena y alta, sus ojos eran grises y tenía la sonrisa más linda que había visto. -Sentí celos de aquella mujer.- Pero ella era una nerd. Usaba vestido que podría ser de monja, sus chalecos de lana los usaba todo el tiempo y su pelo siempre estaba sujeto a un moño. Pasaba el tiempo haciendo tutoría y leyendo libros. -Se rió.- Una vez le dije que no entendía nada de matemáticas ni historia para que ella me ayudará.

-¿Te hiciste el tonto? -Él asintió y yo reí.

-E hice muchas cosas, pero a pesar de todo ella no se fijaba en mí. -¿Como era posible?- Un día la besé y ella me golpeó, dijo que yo era un perdedor y jamás sería alguien en la vida.

-De seguro ahora debe estar arrepentida de eso. -Le dije riendo, pero él no mostró felicidad ni su típica sonrisa egocéntrica en el rostro.

-A ella la molestaban todos, era la monja del colegio. Muchos querían entrar en su larga falda, pero nadie pudo. Ella... al final acepto salir conmigo. -Espere ver alguna muestra de felicidad o algo, pero solo había tristeza.

-¿Qué pasó al final?

-Tenía leucemia y... -Oh, no.- Murió. -Sentí el dolor en esa palabra y mi cuerpo tembló.- De ahí no volví a enamorarme más.

En su cama • Aguslina. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora