Capítulo 57: Denuncia

Start from the beginning
                                    

El resto de tiempo me parece eterno, Cassia sujeta por sí sola el biberón y Diego todavía no aparece. No sé ni siquiera qué fue a hacer pero lo único que quiero es que regrese, me siento demasiado indefensa sin él a mí lado.

Al cabo de unos diez minutos, Diego traspasa la puerta y noto que tiene planeado dar un portazo hasta que recuerda que mi hija también está ahí y la frena unos segundos antes de que haga un ruido demasiado fuerte. Su rostro está enrojecido y puedo darme cuenta de que sus ojos brillan pero no de una buena manera, no brillan de la misma forma en que lo hacen cuando me mira después de un beso o cómo mira a mi hija cuando están jugando. Esta vez solo puedo ver una emoción en ello; furia.

—Iremos a hacer una denuncia a carabineros* por esto —dice mientras saca su teléfono—, tengo las fotos y exigiré que revisen las cámaras de seguridad del edificio, debe haber captado alguna imagen aunque ya sepamos quién es necesitamos pruebas.

—¿Por qué no lo dejamos así? Estoy cansada de todo esto y en todo caso, me voy el miércoles y dudo que vuelva en un largo tiempo. No quiero más problemas.

—No podemos dejarlo así, no puedes dejar que te pasen a llevar de esa forma. Necesitas pedir una orden de alejamiento contra ella.

—¿Una orden de alejamiento? Creo que estás exagerando un poco.

—¿Lo estoy? Dejaste pasar esa vez que te atacó en tu propia casa, ¿recuerdas cómo te dejó la cara? Porque yo sí lo hago y me arrepiento mucho de haberlo dejado pasar yo también —se acerca a mí un poco más tranquilo, pero no lo suficiente—. Debes ponerle un freno a todo esto porque si no, cada vez te hará cosas peores. ¿Qué pasa si después se le ocurre dañarte a través de Cassia? Está descontrolada.

Tiene razón en todo lo que dice, había olvidado lo de su ataque y ahora que acaba de mencionar a mi hija no me cabe ninguna duda. No voy a esperar hasta que a esa loca se le ocurra hacerle algo para reaccionar, voy a cortar ese problema de raíz o por lo menos lo intentaré.

—¿Podemos ir hoy? —pregunto cuando ya lo decido.

—Claro, pero primero hay que limpiar ese desastre y buscar en las cámaras.

—¿No es mejor dejarlo como está para que tengan evidencia?

—Sí, tienes razón, pero lo entraré al estacionamiento para que no lo siga viendo más gente.

—Ya debe ser trending topic en twitter, «La venganza contra la perra roba novios de Viña» —bromeo y vuelvo a sentar en el sillón, arrastrándolo conmigo. Luego lo abrazo.

—Perdón por meterte en todo esto —ahora parece demasiado apenado y eso me parte el corazón en cierto modo.

—No es tu culpa. Caras vemos, problemas mentales no sabemos.

—¿Cómo puedes bromear después de todo esto?

—Es lo único que puedo hacer, o me río o lloro. Creo que bromear es lo mejor.

Sus labios buscan los míos y por primera vez en todo este rato después de ver el auto puedo sentirme tranquila y protegida, él me cuidará, nos cuidará. Hará todo para que estemos bien, no estamos sola, no más.

***

Después de almuerzo, pasamos a dejar a Cassia a la casa de Jenny quien había accedido a cuidarla apenas la llamé y le conté todo lo que estaba pasando, para así poder ir a hacer la denuncia más tranquilos. No me gustaría que mi hija fuera por primera vez a una estación de carabineros siendo tan pequeña, ni yo lo había hecho nunca hasta ahora que tengo veinte años.

—Buenas tardes, ¿en qué los puedo ayudar? —pregunta uno de los hombres de traje verde sentado detrás de un escritorio y nos invita a tomar asiento en frente de él.

—Buenas tardes —responde cordialmente Diego—. Venimos a hacer una denuncia.

Me mira para que yo continúe y una vez que comienzo a hablar, no me puedo detener. Le cuento todos los ataques, directos e indirectos de esa mujer y Diego le entrega las cintas de vigilancia que consiguió con el conserje del departamento en el que se ve exactamente a Catalina y a alguien más rayando mi auto, es un hombre pero ni Diego ni yo logramos reconocerlo. El señor nos explica que una orden de alejamiento solo puede ser dictada por un juez, por lo que será un proceso bastante largo pero eso nosotros ya lo sabíamos, mi novio se maneja muy bien en todos los temas legales.

Salimos de ahí esperando que pronto nos llegue una citación para el juicio, es bastante complicado todo pero tengo al mejor abogado de mi lado. Él me sonríe y me dice que todo estará bien, que esto es lo mejor y yo sé que lo es.

Una vez en su departamento, él vuelve a sacar mi auto y su hidro lavadora y comenzamos a borrar todas esas letras que pronto comienzan a convertirse en nada. Terminamos jugando igual que niños, lanzándonos baldes de agua y completamente empapados pero mucho más tranquilos, todo se arreglará, tenemos pruebas suficientes, testigos y todo lo necesario para ganar esta vez. Por primera vez, Diego y Elizabeth tienen todas las de ganar. Por primera vez no tienen todo en contra. Por primera vez siento que podremos ser felices.

*Carabineros: Policía en Chile. 

Cartas a BenjamínWhere stories live. Discover now