Capítulo 6

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Kenny Pov. 

Caminé enfadado de regreso a mi hogar. Me sentía molesto conmigo mismo, con Butters, con su agresor y con Dios, especialmente con ese hijo de puta. No, él no es el culpable. Es satán, él es el que me jodió toda mi existencia, o al menos eso me explicó la vez que fui al infierno. En definitiva, me encabroné con la vida. 
Sigo sin comprender con exactitud el porqué de mi comportamiento con Butters. Creo que solo desahogué mi frustración con él a través de palabras hirientes que no se merecía, después de todo no es el causante de mis miserias. Sin embargo lo hice, sin haberlo razonado. Aún así no le mentí, bien, admito que fui muy directo. Pero todo lo que dije fue verdad. No puede permitir que todo el mundo le pase por encima sin siquiera luchar, ¿Qué clase de imbécil permitiría eso? Pues yo les diré quien, la gente sin bolas ni carácter, pendejos que creen en el karma y que todo lo que das vuelve. Bien, al parecer Butters es así, y no creo poder soportarlo. No quiero volver a decirle cosas tan crueles, no quiero dañar a alguien que no lo merece. 

Una vez entre en casa arrojé mi mochila sobre el sofá y fui hasta la cocina. En la nevera con suerte había leche, huevos, algunas frutas podridas y jugo de manzana. Tomé la leche y bebí desde el cartón. En estos momentos Karen seguía en clase, faltaban unas dos horas para que llegue a casa con mamá, y consigo traerían algo de comer. Kevin suele llegar luego de las 23 horas, así que tenía la casa para mí por un tiempo, como todos los días desde que papá falleció. 

Yo también intentaba conseguir trabajo, pero no era para nada fácil. Soy menor de edad, apenas tengo experiencia limpiando las mesas y el suelo en un restaurante chino, y ningún lugar me necesita para ese tipo de trabajo. De todas formas no perdía la fe, quería ayudar a mi familia, quería darles una vida mejor, quería verlos feliz hasta el final de sus días. Son mi familia y no puedo hacer nada por ellos, ¡Coño! que mierda de hijo tienes papá. 

Me recosté en el sofá y encendí la tv, puse un Reality Show. Terminé por dormirme luego de un rato. No fue hasta que oí esa hermosa voz que abrí los ojos, aún cansado. La vi, el motivo por el cual puedo seguir sonriendo, mi hermanita. Sus ojos azules me miraban con ese brillo tan característico de ella, y en su lindo rostro había una enorme sonrisa. 

-Buenos días. -Hablé sonriéndole de la misma manera. 

-Son las cinco de la tarde. -Su dulce risa me alegró lo que quedaba del día. -¿Tienes hambre?, trajimos galletas dulces y pizza congelada para la cena. 

-Que bien, muero de hambre. -Me levanté del sofá y acaricie su cabello. -¿Qué tal te fue hoy? Estás muy animada. 

-¡Me fue genial! Hoy tuvimos clase con la maestra suplente y todos la amamos, y me felicitó por mi opinión sobre el libro que teníamos que leer. -Su sonrisa se ampliaba tras decir cada palabra. 

-Me alegro mucho Karen, eres una muy buena niña, sigue así. -Como Kevin trabaja la mayor parte del día, me dedico a ser más que su hermano, trato de remplazar la falta de nuestro padre. Ya no puedo seguir drogándome y arruinando mi vida como cuando era joven, ahora debo ser responsable y maduro. Pero si es por mi familia no me importa, haré todo lo que esté a mi alcance para que ellos estén bien. 

-¿Cómo te fue a ti? -Nos encaminamos a la cocina. Tomé la leche y serví dos tazas. Le di una a ella y bebí la otra. 

-Normal, no pasó nada nuevo. -Me encogí de hombros, siempre le daba la misma respuesta. -¿Dónde está mamá? 

-Me trajo aquí y salió de nuevo, dijo que iría con los Black. -Tomó el paquete de galletas y lo abrió, eran de chocolate. Comí un par, ella amaba las de esa marca, así que siempre la dejaba comer la mayoría.  

-¿Te dijo a qué hora volvería? -No era muy normal que fuese a tres casas distintas en un mismo día, debía necesitar el dinero. 

-Nop. -Respondió, bebiendo de la leche. 

-Bien, si no llega antes de las 10 cenamos solos. -Besé su frente y caminé a mi habitación. -Si llegas a necesitar ayuda en la tarea solo dime. 

-¡Entendido! -Entré en mi cuarto y busqué entre mi ropa una caja de cigarrillos. No fumaba tan seguido, una caja de 10 me duraba hasta dos semanas. Comencé a fumar por aburrimiento, pero al poco tiempo cuando me sentía mal emocionalmente necesitaba de la nicotina para poder relajarme y olvidarme por un rato de los problemas. 

Me quedaban 3 cigarrillos, luego vería de donde sacar dinero para comprar otra. Fumé sin apuro, pensando en mi vida. Desde la tragedia no pasaba tanto tiempo con mis amigos, prefería ir directo a casa. No era por ningún motivo en concreto, sin embargo oír como hablaban de sus problemas y creaban desastres en el pueblo no me emocionaba, ya nada podía emocionarme tanto como para desear vivirlo. Si ocurría bien, y si no daba igual. 
Si, suena pesimista, demasiado para un adolescente, alguien que recién comienza a vivir de verdad. Aún así, siendo quien soy, me considero más que apto para hablar sobre la vida, ya que pasé por muchas más cosas que la mayoría de los adultos que conozco. Morí más de cien veces, fui al cielo y al infierno, fui famoso por "prostituirme" aunque no me acosté con nadie, viajé a otro planeta, y muchísimas cosas más. Cosas por las cuales jamás pedí atravesar. Pero no me puedo quejar, otros la tienen peor. Agradezco que la familia que me queda tengo una buena salud, y trate de salir adelante día a día.  

Pisé la colilla para apagarla y salí a buscar mi mochila para completar la tarea. Era simple, unos deberes de biología. Debía responder preguntas sobre las células, nada del otro mundo.
Acabé y preparé los libros que debía llevar al día siguiente, no sin antes confirmar que todo esté completo y con buena letra.

Aún faltaba para cenar, mamá no regresaba y Karen se estaba bañando, no había nada para hacer ni nadie con quien pasar el rato. Era por momentos como esos en los que notaba lo sólo que estaba. Ese era un motivo de porqué salía con Butters luego de clases, él no me contaba sus problemas, tampoco se metía en aventuras peligrosas. Sólo hacía cosas comunes, a veces aburridas, pero tranquilas. Su compañía me relajaba de cierta manera, y ahora posiblemente esté enfadado conmigo. Perfecto, ahora debía disculparme.

Un rato después mamá llegó, por obvias razones se hallaba estresada y con un gran cansancio físico, así que decidí hacer la pizza. Cenamos en silencio, no había nada de que hablar, o al menos eso parecía.
Terminé mi día con una ducha de agua fría y fui a la cama, pensaría como arreglar las cosas en la mañana.

Dear Rabbit. [Kenny x Butters.] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora