Epílogo : El funeral

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Epílogo : El funeral

Estaba un poco perdida, aunque supe entrar en la misa.  Dentro de la esa pequeñita Hermita, al lado del cementerio; me podía sentir a gusto, feliz, tranquila, en paz. Me senté a la punta atrás sin que nadie se percatase si quiera de mi presencia, suspiré y con una sonrisa  pacífica me acomodé.

Mientras el cura hablaba me paré a observar a todos los presentes. Eran tan diferentes unos de otros, y sin embargo parecían tan iguales. Todos vestidos de negro con una oscuridad que llenaba un ese pequeño lugar.
Mi madre tenía un aspecto horrible, fúnebre.  En su mano poseía un clinex lleno de mocos y de lágrimas. A su lado estaba Ángel, intentando aparentar ser fuerte, aunque yo, que tan bien lo conocía, lo notaba hundido, derrotado.

Todos estaban con un aspecto triste. Me sentía mal, quería acercarme a mi madre, pero sé que ya no podría Quería acercarme a Ángel pero ni siquiera se daría cuenta de que estoy allí.  

- Aguanta, Elena- Me dije a mi misma. Por mucho que me doliera por alguna extraña razón deseaba quedarme. 

Empezaron a llegar personas y más personas. Gente a la que conocía desde hacía años pero con la que había pedido el contacto: ahí estaban todos mis compañeros de la Academia de idiomas, todos mis amigos de la escuela, algunos de las dependientas de las tiendas que más frecuentaba.  Y todos estaban allí… por mí.

¡Cuántos me querían!  

Justo en ese momento Ángel se subió al atar y empezó a hablar. Paré de pensar para escuchar a mi eterno mejor amigo. 

- Señores, señoras. Estamos aquí reunidos por una gran persona, por Elena. Todos y cada uno de los aquí presente conocíamos a Elena, unos más y otros menos. Yo, como su mejor amigo, puedo decir que era una persona increíble, la cual no se merece lo que le ha pasado. - Hizo una pausa para tragarse sus propias lágrimas. Tardo unos minutos en volver a coger el tono sosegado que tenía para seguir con su discurso.  Suspiro y siguió hablando. - Para serles sinceros venía con un pequeño discurso preparado diciendo lo mucho que todos queríamos a Elena, y haciendo hincapié en la gran persona que hemos perdido. Pero voy s olvidarlo. Empezaré de nuevo diciendo que si Elena estuviera aquí se alegraría de ver nuestras presencias, pero también sé que se entristecería de vernos así. 

Eso era, exactamente, lo que sentía. Tristeza.

Proseguí escuchando a Ángel.

- Por eso en vez de ponernos tristes por perderla, pongámosno felices por haberla tenido en momentos puntuales en nuestras vidas.  Elena es de esas personas que deja sus huellas dactilares en las vidas que toca, de esas personas que nunca morirá porque jamás quedará en  el olvido. Nosotros jamás permitiremos que ella quede en el olvido, siempre seguiremos recordándola sólo de esa manera quedará viva al menos en nuestra memoria a través de los recuerdos que tenemos de ella. Al menos quedará viva en nuestros corazones y eso nadie nos lo arrancará. 

Sonreí al ver como el sosiego discurso de Ángel estaba conmoviendo a todos , haciéndolos tranquilizarse. 

- También deberíamos aprender de la historia que nos ha dejado. Ella es una luchadora, hasta el último momento sintió y lucho por el amor. Es irónico el momento en el que el amor se convierte en muerte. Nadie pensaría que de la persona de la que uno está profundamente enamorado podría matarte sin piedad. ¿ Quién iba a pensar que la muerte está en tu casa, a tu lado, durmiendo en tu misma cama ? Nadie es consiente de eso. Elena, por supuesto, no lo era. Su inocencia era lo que la hacía especial. Sé que esté donde esté, está orgullosa. Orgullosa de que la policía haya atrapado a su asesino gracias a las llaves que ella llevaba en su bolsillo antes de morir. Orgullosa de la madre que le dio la vida . - Hizo una pausa para contemplar a mi madre que le correspondió con una sonrisa. - Orgullosa de todos nosotros que estamos aquí. Orgullosa de la vida que le tocó vivir. Me atrevería a decir que incluso está orgullosa de morir de forma heroica, dejando una realidad ante nuestros ojos.  Claro que yo no estoy en los pensamientos de Elena para saber si verdaderamente está orgullosa o no. Pero ella misma me contagió su optimismo cuando era feliz, gracias a ella aprendí ha  hacer la persona que soy hoy en día. Sé que es importante creer que las cosas saldrán bien para que salgan finalmente bien, y aunque aquí las cosas evidentemente no hayan salido bien prefiero quedarme con lo bueno que me deja esto: la presencia de Elena, los momentos, el recuerdo, todo lo que viene de ella.  

Ángel terminó su discurso con lágrimas en los ojos. No pude evitar acercarme a él. Le di un abrazo aunque lo único que sentí fue un suave calambrazo. 

- Te quiero. - Le grité en el oído, aunque el no pudiese oírme. 

Me acerqué a mi madre.

- Perdona mamá por todas las peleas que hemos tenido. Y gracias por cuidarme tanto. No sólo me has dado la existencia de mi cuerpo, también me has dado la vida. Te quiero. - Mi madre tampoco podía oírme. 

Me giré y vi la misma luz  que había visto con Daniel. 

- Es la hora. - Dije en voz alta y marché para siempre. 

La venganzaWhere stories live. Discover now