Capítulo 13 : De camino a la ciudad

110 8 2
                                    

Capítulo 13 : De camino a la ciudad

No pude pegar ojo ésa noche, aún teniendo algo que anhelaba. Un techo. Una casa. Una cama cómoda. Libertad.
El miedo se ocupó personalmente de que no durmiese. Algo me decía que en cualquier momento aparecería Robert y sus cómplices del juego. Algo me decía que en cualquier momento dormiría eternamente, y esa idea me asustaba. A decir verdad ésa idea me aterrorizaba. No por el hecho de morir en sí, si no por lo desconocido, por la nada, por el olvido...¿ Es el ataúd la última parada del ser humano?¿Son las cenizas el último vuelo de nuestro cuerpo?

No sé cuánto tiempo llevaba pensando pero sé que era lo suficientemente tarde porque el sol se infiltró por la ventana hasta acariciar mis pensamientos.
Llegó un nuevo día con el mismo miedo de ayer y el mismo miedo de mañana...si aún sigo aquí. Un nuevo día donde el objetivo es el mismo de ayer: sobrevivir. Un nuevo día  donde la esperanza es que mañana sea un día nuevo pero diferente.

Los rayos de sol despertaron también a Daniel.

- Buenos días,¿ cómo te encuentras hoy ? - Mis ojos se iluminaban. Tenía un aspecto muchísimo mejor al de ayer.

- Bu-enos dí-as, ah, espera, ¿ dónde estamos ?- Su vista estaba perdida, se podía percibir confusión en ella.

- Buenos días de nuevo, cariño - pausé lo que iba a decir para darle un beso a la vez que me sonrojaba - la ciudad está un poco lejos de aquí , deberemos encaminarnos hoy si queremos irnos. Estamos en casa de Luz, una chica muy amable que te ha untando curar. Luego te lo explicaré todo pero ahora descansa, lo necesitas.

 Por más que insistí en que  debía descansar Dabiel solamente quería hablar y hablar conmigo. Tomé mi tiempo para explicarle con todo lujo de detalle todo lo que pasó ayer, todo lo que sentía, lo que deseaba y lo que quería. Sólo cuando terminé de contarle todo fue cuando me percaté de la presencia de  Luz , estaba en la puerta de la habitación observándonos. 

- Buenos días Luz, ¿ la he despertado ?  

- Buenos días, a mi me despierta mi madre, la naturaleza, no se preocupe. Suelo despertarme siempre que sale el sol. - Me sonrío y luego se dirigió a Daniel - ¿ Cómo se encuentra hoy ? 

- Bien, ya puedo hablar sin que me duela demasiado la tripa. Gracias. ¿ Cómo podré pagarle todo lo que está usted haciendo por Elena y por mí ? -  Daniel la miro como un niño observa a un padre, con vulnerabilidad y con orgullo.

- No necesito nada, necesito que estéis bien. Aquí estáis a salvo, pero supongo que alguien os estará buscando en otra parte. Alguien estará notando la ausencia de ustedes en algún lugar. 

- Seguro, nos estarán buscando. Estoy preocupada por mi madre y un amigo, Ángel.  - Al decir eso una lágrima frotaba por mis mejillas. ¡Cuánto echaba de menos a Ángel!¡ y a mi madre! ¿ Cuánto tiempo más tendré que estar así ,balanceándome entre la vida y la muerte ? ¿ Cuánta lluvia más tendrá que caer por mis ojos para poder ver el sol ?¿Cuánto sufrimiento tendrá que seguir aguantando mi corazón?

- No llores querida, yo les ayudaré a llegar a la ciudad para que contactéis con la policía. No estoy a favor de nada de lo que tiene la ciudad, pero ustedes venís de ahí y sin embargos sois nobles como el campo. Supongo que la ciudad también tiene cosas buenas, vamos a darle una oportunidad. Os llevaré a la ciudad - Dijo ella secándome la lágrima que caía de mi pupila y al mismo tiempo sonriéndome a mí y a Daniel. 

- Pero, si usted odia la ciudad.

- El odio es relativo, querida. En efecto, no me gusta la ciudad pero la situación es crítica y desesperante. Os llevaré hasta allí y no se hable más. 

- Gracias. - Dijimos Daniel y yo al unísono. 

Estuvimos preparando con la montura a los caballos con los que partiríamos. Luz se tomó la molestia de conseguir una yegua para ella, puesto que   en el campo no había otro medio de transporte que no fuese ese mamífero perisodáctilo domesticado. 

- ¿ Sabes a montar a caballo? - Me dijo Luz mientras me tendía un casco de protección. 

- No…- dije algo asustada. 

- Pues entonces no me sigas al galope, ve al trote. Para todo hay una primera vez. Es mejor que conduzca usted, tiene mejor estado que el de su novio. Piense que el animal es un... ¿ cómo se llama ese aparato que transporta a las personas a la vez que destruye a la naturaleza ? 

- Coche. - Dije yo con una sonrisa. 

- Eso...piense usted que es un coche.- Con el mismo miedo que antes me dispuse a manajer al caballo como si fuera un coche. No podía controlarlo. El caballo iba solo, a su ritmo. A su propio trote. Creo que en varias ocasiones nos perdimos del mapa. Pasaron horas hasta que yo pude controlar al animal. Al hacerlo pude sentir la brisa del viento acariciar mi cuello. Noté el cuerpo de Daniel en mi espada, se había quedado dormido. Mi lentitud hizo que pudiera divisar el paisaje en el que me encontraba. Era tan hermoso. Tan natural. Tan distinto a la ciudad. Sin duda alguna no me importaría vivir aquí y que el sol me despertara todas las mañanas como hacia con Luz. No me importaria vivir aquí y como toda radio oír al ruiseñor cantar. No me importaria vivir aquí , entre estos árboles frondosos. No me importaria que mi comida se redujera a lo que me aporta la madre naturaleza . Al pensar esto un suspiro salio de mi boca. ¿Cuántos pueblos habremos destruido por construir una gran ciudad?

- Ya estamos llegando querida, la ciudad está detrás de esta montaña, sólo tenemos que rodearla

Pasó hora y media hasta que llegamos a la entrada de la ciudad. Todo era tan diferente. Habían edificios grandes. Coches aquí y allá, gente caminando, gente en bicicleta. Personas corriendo. Llegando tarde alguna parte. Aviones sobrevolando los rascacielos. Luces incansables que agotaban la vista. Distracciones por doquier.

- ¿ Es…es…esto es así siempre ? - dijo Luz tartamudeando.  Cuando giré la cabeza para responderla contemplé que estaba cayendo lágrimas por sus ojos oscuros.

- ¿ Está usted bien, Luz ? - Dije atónita de ver a la curandera llorando. 

- No, no estoy bien. Es repugnante ver lo que se ha convertido los hijos de la naturaleza. Ver que han hecho con su madre. Había oído hablar de la ciudad, pero no me la imaginaba tan cruel. Tan llena de odio. - Hizo una pausa para secarse las lágrimas que salían como mares de sus ojos - Tan cerca del abismo de perder todo. De perder hasta el corazón. La gente aquí es tan burda que no se merecen la etiqueta de persona.  ¿ Nosotros somos los animales racionales ? -   

- Perdón por hacerla ver esto, gracias por traernos, pero es hora de continuar nosotros, de seguir nuestro camino, este lugar ya no le corresponde cruzar. No quiero hacerla más daño.

- Pero Elena, necesitáis de mi ayuda para adentraros. 

- Se equivoca Luz. Usted ya nos ha ayudado demasiado. Daniel y yo bajaremos aquí e iremos al sitio que nos pertenece. Está no es nuestra ciudad. Faltan dos ciudades más para llegar y no le voy hacer pasar el suplicio de venir a ver como estamos destruyendo a nuestra madre. - Dije sonriendo y al  mismo tiempo despertando a Daniel. 

- Está bien . - Me dijo Luz no muy convencida. 

- Adiós y muchísimas gracias - Dije después de darle un tierno abrazo. Lo mismo hizo Daniel después de devolverle el caballo a Luz. 

Luz desapareció entre sus raíces, entre los árboles . Y nosotros sin más preámbulo nos dirigimos con paso firme en busca de ayuda y salvación.

La venganzaWhere stories live. Discover now