Capitulo 20: Reencuentro.

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Capítulo 20: Reencuentro.

El sábado dos de abril era la noche de la inauguración. Invitaron a unas cuantas personalidades y empresarios, gente de la clase media alta. Los socios estaban allí también.

A Rochel, Erín la invitó, esta vez estaban juntas en el salón de entrada, una al lado de la otra. Erín tenía un vestido muy bonito, color crema y con unos tacos con cadenitas doradas que le hacían ver el pie tan delicado.

Rochel eligió ponerse un vestido negro ajustado, por la mitad de sus muslos, y el maquillaje muy cargado. Era muy exagerado, pero al menos así no era tan invisible para todos los invitados como había ocurrido en Francia.

Erín saludaba a casi todos en la entrada, era parte del comité de bienvenida y sabía los nombres de cada uno. Tal vez por eso estaba ahí con Rochel.

Ella no había visto a Jorge y así estaba bien, porque no quería verlo junto a Margaret.

Un hombre de casi treinta años venía caminando hacia Erín. Se había peinado el cabello hacia atrás y lucía apuesto. Algo en su rostro le llamaba la atención a Rochel.

—Hermosa dama. —Le saludó en un francés perfecto—. Un gusto volver a verte por segunda vez. —Tomó su mano y le besó el dorso.

Erín sonreía grande y a Rochel le pareció ver su cara tintándose de rosa.

—El placer es mío señor Ollie

—¿Señor? —replicó ya en un español un poco forzado, donde el acento inglés y francés se unían mucho. Rochel abrió los ojos reconociéndolo de inmediato. Se apartó del lado de Erín.

—Lo siento, regreso ahora. —Rochel se dio la vuelta repentinamente, yéndose del lugar.

Ollie y Erín se quedaron mirando hacia la dirección en que salió Rochel, con la misma expresión de no entender nada.

Rochel caminó hacia dentro, donde se organizaban los asientos para los invitados y los señores de esmoquin y corbatines servían bebidas en bandejas. Miró a la derecha, para salir por allí a uno de los jardines exteriores que tenía el edificio, pero vio en ese lado a Margaret junto a Jorge, ambos cogidos del brazo mientras hablaban con otra pareja, tan alegres y sonrientes.

No lo soportó, se dio la vuelta y cambió de dirección. No se fijó y chocó con uno de los del corbatín, cayéndosele la bandeja con varias copas encima al piso, el cristal se rompió en pequeños pedazos, y el líquido ámbar se derramó por todo el piso.

Rochel se quedó en shock. Si antes era invisible, ahora los ojos de todos la observaba a ella y el desastre que había hecho.

Al salón principal, acaban de entregar Erín y Ollie, quien reconoció a Rochel en seguida.

Rochel se bajó, haciendo un amago de recoger el cristal, pero a mitad de camino, se dio cuenta de que se podía cortar.

El chico del corbatín la agarró de los hombros levantándola, viendo sus intenciones y no dándose cuenta de su arrepentimiento.

—Es cristal.

—Lo sé.

—Tranquila, nos encargaremos de esto. —Le guiñó el ojo y le ofreció una sonrisa—. No me fijé por donde iba.

Rochel sonrió apenada. —Es totalmente mi culpa...

—Descuida.

—¿Sabe dónde hay un baño?

—Claro. —Asintió. La soltó, cuando se dio cuenta que aun la agarraba, después con su mano le indicó el camino.

Rochel caminó en esa dirección y él le siguió detrás, unas personas vinieron a recoger el desastre inmediatamente.

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