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caperucita y el lobo

A Kyungsoo siempre le había gustado la mezcla entre lo divino y lo prohibido. La sensación de hacer algo que otros no hacían, hacerlo a escondidas. Le gustaba en demasía llevar el control de sus propias emociones, y controlar las emociones de los demás. Era algo temperamental sí, pero con el promontorio de cualidades que se empeñaba en mostrarle a los demás, nadie podía siquiera darse cuenta que Do Kyungsoo era algo así como una oveja disfrazada de lobo. Un lobo muy feroz.

Y todo lobo feroz tenía a su Caperucita.

Kyungsoo se aferró con ambas manos a la cintura que yacía debajo de él, movió sus caderas y enseguida una oleada de placer le inundó a tal punto que tuvo que morderse la lengua un poco demasiado fuerte para no gritar. Pero aún, cuando parecía ser atravesado por algo grueso en su parte más íntima, Kyungsoo no abandonaba los certeros movimientos, y mucho menos dejaba a un lado esos labios que ahora se lucían delante de él con un imponente tono rojizo casi escarlata. A Kyungsoo le fascinaba ese color.

Hacía un verdadero contraste con el resto de piel oliva que se mecía de allá para acá, una piel suave, piernas firmes, manos fuertes, un rostro adorable que su dueño escondía debajo de un largo flequillo y de unas redondas gafas. Estaba seguro que a ciencia cierta, el chico debajo de su pelvis no estaba viendo más que una mancha ahora mismo, pero estaba bien, porque él no necesitaba observar.

Kim Jongin sólo tenía que follarle como a él tanto le gustaba, sin nada más.

—Hyung... —jadeó Jongin, prisionero de manos; Kyungsoo tenía toda su fuerza depositada en ellas—. Hyung...

—¿Sí, Kim?

—Por favor, muévete más rápido.

Kyungsoo esbozó una sonrisa. Cualquiera diría que él era el activo, pero no, a Kyungsoo le gustaba vivir esa parte de la relación, le encantaba cuando se sentía atravesado por algo tan duro como lo era un pene, y mucho más si era el de Jongin. Y tenía una resistencia poderosa para llevar a Jongin a su límite, aún si él mismo se estaba muriendo por más, porque el calor lo arrasara cual llamarada.

—¿No te gusta lento, Kim?

Jongin se atrevió a negar, por supuesto, aún lo hacía con algo de temor. Nunca abandonaba el temor, y es que Kyungsoo era más temperamental y regio que nadie; mucha experiencia tendría ya Jongin al haber sido dejado a medias mientras a Kyungsoo se le quitaban las ganas de follar y se iba, simplemente por haber cometido un error minúsculo.

—Debería gustarte. Deberías disfrutar la vista mientras me tienes desnudo y sólo para ti, deberías abrir los ojos y bañarte con la imagen de mis pezones oscuros, o de mi pene rozando tu abdomen —sugirió con una nota sardónica.

—Pero no puedo ver correctamente —respondió Jongin, mordiendo su labio inferior—. Me arrebataste las gafas, sin ellas...

—Haz silencio, Kim —bufó Kyungsoo, rodando los ojos—. Voy a moverme más rápido y acabaremos esto de una vez.

Fue entonces cuando Kyungsoo se inclinó y apoyó ambas manos en el pecho de Jongin, empezando a descender primero suave y luego rápidamente sobre aquella dureza, como siempre, Jongin había llevado sus manos a la cintura de Kyungsoo apretando sin tanta fuerza, haciendo círculos y acariciando.

A Kyungsoo le jodía en demasía la amabilidad de Jongin, el hecho de que pasaban los meses y lo seguía tratando como una princesa, le jodía que a pesar de estar medio ciego y sin posibilidad de mirarle correctamente sin sus gafas, aún en sus ojos se reflejara esa devoción que sabía que le tenía.

Era tan perceptivo, Kyungsoo no era un tonto, él estaba al tanto de los sentimientos que Jongin no decía pero que sí sentía, y aún así Kyungsoo no hacía absolutamente nada. Jongin tenía buen cuerpo, uno que sólo había visto Kyungsoo, para el resto del mundo Jongin era un ñoño, tenía una adorable apariencia lejos de las gafas y aún más cuando se peinaba, pero no era lo suficiente como para que Kyungsoo volteara en su dirección mientras no estaban follando.

Jongin podría estar podrido en amor por él y sin embargo, el conocimiento le era indiferente.

Kyungsoo se sentía tan cerca de llegar a su preciado orgasmo, y sabía que Jongin estaba cerca de suyo también, no lo sabía por sus manifestaciones físicas, sino por las amorosas. Jongin tomaba un valor casi insultante unos instantes antes de correrse y abrazaba a Kyungsoo para ahogar su último gemido en su cuello, besaba esa extensión de piel marcada por los lunares tantas veces, que Kyungsoo se perdía en el mar de sus sentires y sólo se dejaba hacer.

Los besos de Jongin eran reconfortantes, pero nunca lo suficientes como para que Kyungsoo pasara una noche durmiendo con el ratón de la biblioteca, ni por el grato placer que día a día le hacía sentir se quedaba a dormir, aún cuando Jongin se lo pedía en silencio.

—¿Ya te vas? —preguntó Jongin, con la mirada perdida en las sábanas, en las gotas de semen que Kyungsoo había dejado caer.

Kyungsoo asintió.

—Ya sabes la respuesta a esa pregunta —respondió Kyungsoo, buscando su pantalón entre la mar de prendas—. Nunca te das por vencido, aún si sabes que no me voy a quedar a dormir contigo.

Jongin miró al techo, aunque mirar era un eufemismo.

—Lamento preguntar.

—Da igual.

Kyungsoo se colocó su abrigo, su tapabocas, pasó la capucha por encima de su cabeza y se dirigió a la puerta del dormitorio de Jongin. El silencio como triunfante lo había estado haciendo todos esos meses viviendo un clandestino idilio.

—Buenas noches —siseó Jongin, pero Kyungsoo no respondió. 

Y al día siguiente, Kyungsoo se convertía en el tipo buena onda que saludaba y era saludado por todos en los pasillos de la facultad. Un ser chispeante, animado, con buenas ideas para el comité de organización y estudios de su carrera, el tipo cool. Kyungsoo el ángel de Estudios Políticos y Gobierno.

Sin embargo, cuando Kyungsoo pasaba por la biblioteca, y hacía contacto con Jongin, lo máximo que salía de sí mismo para con él era una mueca. Y a pesar de que Jongin con una sonrisa en los labios buscaba su mirada, Kyungsoo pasaba de él olímpicamente.

Era casi su deporte más destacado.

No eran más que amantes en secreto; nadie lo sabía. La reputación de Do Kyungsoo se iría por el caño si alguien descubría que era follado por el nerd, el ñoño, el rarito, por Kim Jongin.

🍂

Welcome to ese fanfic que tiene muchos capítulos y todos cortos, porque a mí me encanta dejar picada a la gente, así como también me gusta darle actualizaciones flashes.

He trabajado en esta cosa como dos meses, no crean, son cortos pero intensos.
Espero que les guste, este es mi regalo por los 8000 Bananos.
Yo espero que cada día sean más y más pero más importante,
yo espero que disfruten todas las cosas que tengo para ofrecerles 😭✨

Besos, nos leeamos prontito, ✌

They Never Know → KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora