Capítulo VIII: Nada Se Interpone en el Camino

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–¿Y cómo dice que es la joven que busca? –preguntó el director.

–La Hija de Drácula –respondí–, debe rondar unos veinte años como mínimo.

–¿Podría ser cualquiera? –preguntó una de la profesoras más entusiasmada de lo que esperaba. Imaginé que no pretendía ser ella, notoriamente tenía como treinta años. Tal vez conocía a alguna chica desesperada por fama y atención.

–No, tiene que tener características que la distingan de las demás, de cierta manera sobresaliente en algunos aspectos.

–Esta joven que busca, la Hija de Drácula es mitad humana y mitad vampiro, ¿cierto? –cuestionó el hombre.

Parecía entusiasmado. Todos normalmente lo estaban, pero su pregunta era estúpida por demás. Nadie nunca me preguntó eso.

–No, es humana, totalmente humana –respondí.

–¿Cómo es posible que esa chica siendo hija de Drácula, sea humana completamente? Esperaba que fuera una hibrida como son conocidos esas clases de personas.

–Los vampiros podemos pasar nuestra alma a otro cuerpo, incluso cuando se nos clava una estaca, es una esencia, no en sí un alma. Podemos permanecer así por siglos y milenios esperando el cuerpo correcto que almacene la esencia de un vampiro. La señorita Annabeth ha esperado por casi ocho siglos para venir a este mundo –respondí.

No había razón alguna para guardar silencio o mantenerlo en secreto. La señorita Annabeth había regresado a la vida sabiendo que ahora los vampiros eran aceptados y que podríamos buscarla sin que la gente pensara que acosábamos a las jóvenes. Desde luego eso implicaba más jovencitas queriendo ser ella.

–Entonces la Hija de Drácula puede ser cualquier chica, ¿cierto?

–Eso sí, pero ella sabe que lo es. Su alma está en un cuerpo cuya alma dejó de existir hace mucho, por eso cuando la encontremos, ella volverá a su cuerpo inmortal.

–¿No temen represalias? –preguntó la entusiasmada profesora.

–Encontrar a la señorita Annabeth no significa una amenaza para los vampiros, o los humanos. Ella se separó de su cuerpo, pero no hay otra razón por la cual deban temer. Se trata sólo de un padre queriendo recuperar a su hija.

–¿Cómo planea encontrarla? –interrogó el director.

–Por eso estoy visitando escuelas en las cuales es posible encontrar una cantidad de chicas que pueden ser ella. No será una tarea fácil, estoy consciente de ello. Pero encontraré a la señorita Annabeth aunque lleve otro nombre, es el juramento que hice desde que ella cayó en su letargo. Sin importar el tiempo que me tome hallarla. Las que crean que son ella pueden acercarse a mí, determinaré quién es la verdadera. La Verdadera Hija de Drácula. Hace mucho que nosotros la buscamos, sin embargo no la hemos encontrado, ahora estamos seguros que ella ha vuelto a este mundo.

Esa fue la primera escuela que visité, estaba como esperaba, llena de chicas que creían eran la heredera de Drácula. La humanidad ya no temía a los vampiros, lo que nos confortaba, pero a la vez aterraba. ¿La humanidad de verdad estaba lista para recibirnos como de verdad éramos? Es decir, sobre todo en este país.

El vecino país del sur incluso prefirió encerrarse. Por fin aquel despreciable muro que los de este lado pusieron para supuestamente frenarlos, fue aceptado por los de ese lado. Y dejaron de querer saltarlo.

Pero eso no restó orgullo a estas personas que creyeron tenían a la Hija de Drácula. A decir verdad siempre dudé que la señorita estuviera aquí, pero ellos querían que viniera. Aunque no estaba seguro si se trataba de una trampa. Nunca me había parecido que fuesen muy inteligentes.

La Hija de Drácula/Una Verdadera HerederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora