Capítulo 2.

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Narra Violet:
Me senté en el tren y por un momento sentí como los nervios me recorrían el cuerpo de un lado a otro.
Noté como me cogía de la mano y entrelazaba nuestros dedos.
-¿Asustada?-dijo con una media sonrisa.
-No hace tanto que pisé Birmingham.
-Pero sí desde la primera vez que te fuiste, y ahora te vas a quedar para siempre.
-Nos. Nos vamos a quedar-dije con un tono de advertencia.
-Si, tranquila-dijo alargando la i. Todo esto era tan extraño. Nat y yo volvíamos a Birmingham permanentemente. Ella y su novio se habían comprado un piso allí, Cody era el primo de Lawrence, por lo tanto viviría con ellos.
-Loz, ¿Ya tienes las llaves y todo?-dije mirando al novio de mi hermana.
-Si... va a ser llegar y bueno, instalarse-dijo mirando a mi hermana. Cualquier día vendría con un anillo en la mano, lo presentía.
-Va a ser llegar y aguantar velas-dijo Cody en mi oído. Comencé a reir. Mi novio a veces se estresaba con nada. Besé su mejilla.
-Mañana podemos ir adonde quieras ir, es sábado.
-¿No deberías ir a tu futuro trabajo?
-No. Cristine no me quiere ahí hasta el lunes-dije encogiendome de hombros. La verdad es que estaba algo asustada por eso, nadie sabía que iba a trabajar en la empresa de John Bourgois, también conocida como la empresa donde trabajaba Cristine, la madre de mi ex novio. Me rasqué la nuca y me puse recta en el asiento. Cody se acomodó en el asiento, sabía que iba a dormir, al igual que Loz y al igual que mi hermana, lo cual me dejaba a mí sola con mis pensamientos durante más de dos horas.
*Flashback*
Toqué el timbre. Se me hacía raro no tener llaves de mi propia casa, pero me las había olvidado. Hoy era el primer cumpleaños de la pequeña Stella, y como buena tía no podía faltar. Mi madre abrió y vi como su cara se transformaba.
-Mi vida no te esperaba-dijo abrazándome. Entré y respiré de alivio. Él no estaba.
-¡Maldita! ¡No me habías dicho que venías!-dijo Andy acercándose a mí.
-¿Dónde está el bichito?-dije sonriendo. Mi hermano apareció bajando las escaleras.
-Su maldito padrino se la ha llevado a comer guarrerías ya de buena mañana-dijo mientras me tendía sus brazos. Lo abracé y le toqué el pelo.
-Es hora de un corte ¿No crees?-dije sonriéndole.
-No, no creo-dijo encogiéndose de hombros. Negué con la cabeza.
-¿Y papá?-dije mirando a mi madre.
-Cristine y él han ido a por el pastel.- de repente sonó el timbre, detrás de esa puerta podían haber muchas personas, solo rezaba que una de ellas no fuese él. Y la suerte estuvo de mi parte. Vi como Cristine entraba con una caja enorme y mi padre iba detrás de ella.
-¿Ha llegado mi pequeña ya?-dijo mi padre. Me acerqué a él y sonrió. Nos abrazamos. Hacía tanto tiempo que no abrazaba a mi padre así... lo echaba mucho de menos.
-Espera. ¿Tú sabías que venía?-dijo Brad frunciendo el ceño.
-Pues claro que lo sabía-dijo mi padre sonriendo. Mi madre negó con la cabeza. Todos parecían tan felices... ojalá formase parte de este entorno. Cristine me miró y sonrió.
-Hacía muchísimo tiempo que no te veía-se acercó a abrazarme y sonreí. Ella era tan sana... solo esperaba que no estuviera sufriendo como yo.
-Bueno chicos, luego vendré. Sigo sin coche y tengo que llegar pronto-dijo al soltarme.
-Puedo llevarte si quieres-dije mirándola.
-¿Si?-dijo alzando las cejas.
-Por supuesto. Pero vengo en moto-dije sonriendo.
-Oh no hay problema. Con que llegue pronto...-dijo cogiendo la chaqueta.
-Volveremos en un rato-dije mirando a mi madre. Esta asintió al igual que los demás y me llevé a Cristine en la moto hasta la empresa.
Todo era tan extraño. James como no haciendo de padrino perfecto y yo llevándome a su madre al trabajo. Si supiera que estoy aquí tal vez sulfuraría.
-Es aquí cariño-dijo Cristine en un grito. Aparqué la moto. Cuando me quité el casco y reparé en los almacenes abrí la boca. Aquello era enorme, típico edificio de película. Vi como Cristine me miraba y soltó una risa.
-¿Quieres subir? Solo serán unos minutos-asentí efusivamente. Entramos y ví como Cristine enseñaba una especie de carnet.
-Ella viene conmigo-le dijo a la recepcionista. Subímos al ascensor y temblé. Aquel sitio era tan bonito y tan fino que me daba miedo pisar hasta el suelo.
Las puertas se abrieron y ví como docenas de empleados cosían y gritaban y llevaban cosas de un lado para otro. La sala era enorme y cada uno tenía su propio sitio. Seguí a Cristine hasta el otro extremo de la sala y ví como abría un cajón de donde sacó miles de hojas.
-Son bocetos- me los enseñó. Aquello era genial. De repente entramos por una puerta que ni siquiera había visto y miré el lugar. Era un despacho enorme. La silla se giró y vi a John. La verdad es que aquel señor imponía.
-Cristine, llegas tarde-dijo con tono de advertencia.
-Nunca lo hago, así que puedo permitirmelo-dijo ella contraatacando.
-Hola jovencita-dijo John lanzándome una mirada fugaz.
-Hola-dije algo asustada. Nos sentamos en las sillas de enfrente y comenzaron a hablar sobre uno de los bocetos.
-Había pensado en hacer las mangas de lana fina-dijo Cristine.
-Quedará demasiado informal. Tienes que pensar que no hacemos ropa corriente Cristine, siempre te pasa lo mismo.
-John, hacemos ropa muy corriente, necesitamos un toque juvenil, algo para atraer a más público.
-¿Desde cuando discutes lo que se vende?-dijo mirandola seriamente. Podía notar una tensión extraña entre ambos, no parecían compañeros de trabajo, eso seguro.
-Desde que todo es monótono. Siempre hacemos lo mismo John.
-Me da igual. Las mangas de raso y punto.
-Para variar-dijo Cristine enfurruñada- un genero menos clásico le daría otro toque.
-Algo que no sea lana, la lana es cutre para una prenda así.
-Deja de actuar como si fueras un rey John, sólo estás dirigiendo la empresa, tienes muy poca idea de moda.
-¿De verdad crees que tengo poca idea de moda? ¿Por eso me va tan bien este negocio verdad?-decidí intervenir.
-¿Y si utilizáis organza?-dije algo cohibida- para la camisa digo. John me miró y alzó las cejas. Mierda Violet mierda.
-Brillante-dijo mirándome- utilizaremos organza. No es tan clásica como el raso ni tan horrible como la lana-dijo sonriéndole a Cristine. Esta me miró.
-Genial aportación Violet-dijo sonriéndome mientras apuntaba algo en aquel boceto.
-Niña, ¿Te gustaría trabajar aquí?-dijo John mirándome. Alcé las cejas. ¿En serio? Pero la realidad cayó en mi cara.
-Yo... bueno sería genial, pero vivo en Londres, sólo estoy de visita.
-¡Oh!- John gritó y volvió a mirarme de arriba a abajo. Miró a Cristine y dijo algo que no me esperaba- ¿Esta es la de tu hijo verdad?-se me puso la piel de gallina. Tarde o temprano el siempre aparecía y no entendía muy bien por qué.
-John por dios deja de portarte como un quinceañero.
-¿Pero es o no?-asentí con la cabeza algo avergonzada. A saber que diría la gente de mí aquí...
-Bueno, si por algún caso te planteas trabajar aquí, sólo tienes que avisar a Cristine y ella me avisará a mí.
-Claro-dije intentando sonreír.
-John, ¿A qué viene todo esto?-dijo Cristine extrañada.
-Como dices, nos hace falta innovar, dar un toque juvenil a la empresa, alguien como ella nos vendría muy bien-dijo mirándome. Me rasqué la nuca.
*Fin del flashback*
Y así ocurrió. En cuanto decidí volver a casa, llamé a Cristine. John estaba encantado, aún con todo el tiempo que había pasado, estaba dispuesto a aceptarme en su empresa. Me miré las manos. '¿Esta es la de tu hijo verdad?' esas palabras volvieron a mi cabeza. ¿Qué habría dicho James de mí? Nada bueno seguro. Y ahora volvía a casa. Con suerte no le vería demasiado. ¿Seguiría viviendo con Cristine? Nunca le había preguntado por él. Aunque tampoco quería saber nada. Pero no quería un reencuentro, de eso estaba segura. Siempre que James y yo nos acercábamos, algo se torcía. Aunque mi vida estaba ya bastante torcida. Cogí mi mochila y miré a los demás para asegurarme de que estaban dormidos. Saqué mi carpeta roja, aún no me había deshecho de ella, ni pretendía hacerlo. Saqué aquel papel que tanto me asustaba y lo puse encima de la carpeta acercándolo a mí lo suficiente como para que nadie mas que yo pudiera verlo. Volví a leerlo sin querer creerlo.
'Acordando declarar la idoneidad de Derek Simpson y Anne-Marie Simpson para la adopción de un menor de 0 a 4 años exempto de minusvalía o deficiencia psíquica...'

Me dolía demasiado leer esto. Sólo esperaba poder encontrar todas las respuestas que estaba buscando, allí, en Birmingham.
Guardé el certificado y lo metí todo en la mochila, yo también necesitaba dormir.








¡Y ya he vuelto! Votad, comentad cualquier cosa que se os haya pasado por la cabeza al acabar el capítulo😏

En el próximo capítulo ya podremos ver el punto de vista de James, de hecho en esta temporada habrá más capítulos narrados desde el punto de vista de James que en la anterior.

Un beso enorme♥️

Scars On Me- James Mcvey. (2ª temporada)Where stories live. Discover now