🌑 Capítulo 20 🌑

24.4K 2.7K 207
                                    


Antes de entrar al salón de clases, Eva llegó a entregarme mi nuevo calendario de evaluaciones, ahora tendría más tiempo para estudiar, sin embargo estaba obligada a quedar al día en menos de dos semanas, lo que significaba encerrarme a estudiar y no ver la luz del sol. Siendo así, mi itinerario no me iba a permitir llevar a cabo todos mis planes.

El resto de la mañana transcurrió de forma pacífica, si había algo que dentro o fuera de este lugar nunca cambiaba, era el aburrimiento que una cátedra escolar provocaba. Por lo demás, mis preocupaciones tampoco me permitían concentrarme.

En la mayoría de mis clases me senté junto a Aby, y de vez en cuando intercambiamos miradas incómodas, no era necesario usar palabras para saber lo que queríamos decirnos, pero no fue hasta la hora de almuerzo cuando realmente pudimos intercambiar opiniones.

-¿¡Qué haremos!? -suspiró Hannah, con gran dramatismo.

-Estuve preguntando a los muchachos del club, obtuve algunas pistas -dijo Daniel-. Generalmente son estudiantes de último año o que tienen un rango más alto, buscan a los débiles y los obligan a atravesar el bosque.

El grupo hizo algunas preguntas, pero yo me había quedado estancada en una sola palabra.

-¿El club? ¿Sigue en pie? -inquirí.

Dany me dedicó una sonrisa juguetona.

-Cedric nos quitó su apoyo, pero a cambio Angus está dispuesto a ayudarnos.

Mi boca se abrió de golpe, al tiempo que el rey de Roma hacía su entrada. Ni siquiera fue necesario voltearme a verlo, sentir su presencia en el comedor fue suficiente.

-No se distraigan de lo importante -pidió Aby.

Había un chico intentando matarme, por causas que aún no comprendía, y su hermano me había prometido hacer todo lo posible por evitarlo. ¡Eso es importante!

Cuando regresé a mi habitación, sentía que no le había hecho las suficientes preguntas a Angus, a pesar de haberlo intentado, siempre había un punto donde él desviaba la conversación o evitaba responder, finalmente dejé de insistir y el cansancio acabó venciendo.

Desperté en mi cuarto de hospital, como si jamás me hubiese escapado. Y ya sabía quién me había llevado de regreso.

-¿Alguna propuesta, Kenzie? -Me giré y encontré el rostro de Eddie mirándome con curiosidad.

No tenía ni la menor idea de lo que hablaban, mi mente había tomado otras direcciones, lejos de este comedor.

-¿Sobre nuestra misión? -pregunté, Eddie asintió-. ¡No lo sé! Fue tu idea hacerse pasar por animales descontrolados, ahora piensa en algo.

Sabía que no tenía motivos para ser así de dura con él, pero no pude controlar mi lengua a tiempo. Mis niveles de estrés estaban fuera de control.

-¡Lo hice por ti! Para que fueras a acosar a tu ídolo, como buena fangirl.

-¿Quién eres tú para hablarme de fangirls? ¡Pasas la mitad del día suspirando por Soulen!

-Chicos, chicos -intervino Daniel-. No peleen, debemos unir fuerzas.

Suspiré pesadamente y me crucé de brazos. Un gran número de miradas se posaron en mi.

-Esta bien, lo siento -escupí. Nadie se compró mis falsas disculpas-. Lo lamento, voy a cooperar. Es solo que... ¡Arg! Es demasiado para mí.

Terminé mi almuerzo, sin apetito, solo porque faltaba demasiado para la cena y no quería sentir hambre más tarde.

De vez en cuando miraba hacia arriba, buscando a Angus, estaba tan distanciado del resto como siempre, salvo por la presencia de su primo, con quien mantenía una casual conversación.

SelenofobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora