GEMELOS

407 64 2
                                    


L— Las tropas no encontraron nada HongBin — anunció TaekWoon una vez ingresó a la habitación donde estaba el trono. El menor buscaba con desespero en los libros algo que le dijera acerca del lazo familiar, y jadeó frustrado al oír a su mayor. 

HB— El lazo no puede quitarse solo porque sí — comenzó y Leo asintió a sus palabras. 

L— En este caso los enemigos pueden dormirlo, como lo hicieron con Hyuk hace mucho tiempo, ¿recuerdas? — HongBin asintió. — es una especie de bloqueo — 

HB— Sí — 

L— Sin embargo, Haru no tiene la mordida de alguien aún y eso hará la búsqueda más difícil — 

HB— Haru no tendrá la mordida de nadie — su tono salió amenazante, HongBin no estaba conforme con la idea de que alguien se emparejara con su hijo. No, Haru y Hyuk le pertenecían solo a él. Punto. — voy a encontrarlo — TaekWoon soltó un bufido burlón. 

L— Sabes que la especie tiene que continuar ¿no? — 

HB— Hay más vampiros jóvenes por ahí, Haru no es el único — 

L— Bueno, ¿y crees que Haru te obedecerá cuando se enamore? — 

HB— Me va a obedecer porque soy su padre, un momento, ¿por qué estamos hablando de esto? — preguntó fastidiado — no es importante ahora y no lo será en un futuro — 

L— Si tu lo dices esta bien — se sentó al lado del menor y se acercó para leer el libro, después señaló un párrafo en específico. — tienes que tener mucha concentración en el lazo para poder despertar el contrario, si no mal recuerdo, cuando Hyuk estaba hechizado por los daimons tu intentaste conectarte a él utilizando toda tu fuerza mental y sentimental. — 

HB— Logré conectarme a él por segundos, pero Haru no tiene ningún hechizo — 

L— Eso lo hará más fácil, pero primero tienes que conectarte a él, el problema vendrá si él por protección a ustedes cortó conexión de forma temporal — HongBin se mordió el labio y su pierna se movió de arriba a abajo en nerviosismo. — el mayor problema es cuando los vampiros no lo dominan, el poder desconectarte del lazo y volver a activarlo, en situaciones como esta es necesario. — 

HB— Iba a enseñarle, pero todo fue repentino — dejó el libro de lado y se levantó del suelo. — saldré a dar una vuelta a los alrededores — TaekWoon asintió. 







Cuando Haru abrió los ojos gimió asustado, creyendo que aún estaba en el suelo de su casa siendo atacado junto a su madre pero no era así, lo primero que sus ojos captaron fue el piso de mosaicos, negros y blancos, parecía un enorme tablero de ajedrez. Alzó la mirada con lentitud y era una habitación con una cúpula en vez de techo, por ahí se colaban los rayos de la hermosa luna llena. El color del lugar era azul rey parecía negro con la escasa luz, en la pared de la derecha habían varios estantes con muñecas rotas, con los ojos salidos de sus cuencas, otras sin un brazo o una pierna, el cabello lo tenían desaliñados y otras estaban quemadas de la cara, eran aterradoras. Del otro lado, una bonita cama con colchas negras al igual que el dosel sobre ella, un tocador del otro lado. 

Estaba seguro que se encontraba en una habitación de alguna mujer. Una perturbadora habitación. 

Se impulsó con ambas manos para poder levantarse y al querer poner su pie derecho contra el suelo no pudo lograrlo ya que fue retenido por una cadena corta aferrada a la pared. Haru se atemorizó, con sus dos manos sujetó el frío metal tejido y lo jaló con todas sus fuerzas, los tornillos parecieron querer salirse como dos balas por la presión pero no sucedió. 

Pero de repente, una puerta rechinó captando su total atención, giró su cabeza a varias direcciones pero no vio a nadie, agudizó su visión y olfato, pero no, nada. Como una ráfaga de viento algo pasó frente a los estantes de muñecas y una de ellas cayó de cara al suelo sacándole un grito por la sorpresa. La mirada de algo estaba sobre él, podía sentirlo, y cuando creyó que todo se había calmado una suave respiración se posó en su cuello. Con brusquedad se volteó hacia su derecha y quedó cara a cara con un muchacho, tenía el cabello castaño claro, la piel pálida como la luna de esa noche y los ojos azules como el mar, vestía ropas victorianas de colores neutros y elegantes. Pero tenía la misma aura que un daimon, claramente, Haru no estaba seguro ahí. 

H — ¿Quién eres? — Haru se atrevió a hablar a pesar de que su voz salió temblorosa. El muchacho no le respondió, pero otra voz se incluyó al terrible momento. 

— Apártate de él DaeRyong, no solamente es tuyo — Haru miró hacia tras del muchacho que estaba cerca de él y había otro, igual, le costó menos de un segundo darse cuenta de que eran gemelos. El chico que se llamaba DaeRyong se giró lentamente con la misma expresión de seriedad para mirar a su hermano. 

— Él es mío, SoRyong — afirmó — ¿por qué no vas y le dices a padre que te consiga otro, hay millones de estos — Haru se ofendió, hablaban como si los vampiros jóvenes fueran premios de lotería. En eso SoRyong entró a la habitación por completo y Haru se percató que este llevaba en sus manos unas tijeras grandes, plateadas y que, a simple vista eran filosas. 

— Mira, Dae, está asustado — señaló a Haru una vez estuvo cerca de él, casi su dedo índice tocando su nariz. El vampiro se alejó hasta pegarse a la pared, sus padres le habían dicho que los daimons eran mucho más fuertes, eran peligrosos para cualquier demonio dentro del mundo sobrenatural. Y le era complicado creerlo al estar frente a ese par que se veían inofensivos, parecían tener su misma edad o la de Lion. 

— Padre me dijo que era inocente y puro — habló DaeRyong — ¿a qué se habrá referido? — su mirada volvió a caer en Haru y este captó enseguida aquellas palabras. 

— ¿Puedo matarlo? — habló SoRyong nuevamente. — es muy adorable, su cara es tan linda, tengo inmensas ganas de cortarla con el filo de mis tijeras — 

H— No, no no lo hagan, por favor solo que- — gritó repentinamente cuando DaeRyong lo jaló del cabello impidiéndole hablar. Haru sostuvo la muñeca del daimon con fuerza tratando de que la fuerza en su cabello disminuyera. 

— Nadie te ha permitido dar tu opinión — dijo SoRyong siguiéndole en la tortura a DaeRyong. — creo que te mereces un severo castigo — murmuró e hizo chocar las cuchillas de las tijeras dos veces. Haru negó al imaginarse que podrían hacerle. Forcejeó tratando de safarse del agarre que lo mantenía preso pero DaeRyong lo atrajo hacia el para empotrarlo contra el suelo de espaldas. 

— Vaya muñequito que tenemos, desobediente y caprichoso — estiró su mano hacia SoRyong pidiendo las tijeras que llevaba, una vez las sostuvo en su mano las acercó a Haru, separó las cuchillas y entonces rápidamente cortó la mejilla de Haru. El gritó fue desgarrador. La cortada se extendió desde su pómulo hasta su mentón, y a pesar de que se fue regenerando poco a poco la molestia era horrenda. El cuerpo de Haru había temblado por ello. — Eres tan precioso, ¿cuál es tu nombre? — 

Ante la falta de respuesta DaeRyong sujetó a Haru de la barbilla para que sus ojos se conectaran. 

— ¿Cuál es tu nombre? — repitió y apretó el agarre provocando que Haru se quejara. — se me agota la paciencia — advirtió, SoRyong por otra parte soltó una risilla divertida, era diabólica al igual que las facciones de su cara que se fruncían al sonreír. 

H— Haru, soy Haru — DaeRyong soltó el mentón de Haru y después acarició su mejilla con suavidad. 

— Buen chico — le sonrió.  



EL SILENCIO DE LAS ALMAS [VIXX] ©Where stories live. Discover now