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Antes de que Owen pudiera hacer algo, o que la docena de agentes federales pudieran abrir fuego, las luces se apagaron por completo. Parecía que aquél plan de acción había ocurrido en todo el edificio.

—¡Maldita sea! —soltó Blackwood—, ¿qué demonios?

Todo ocurrió en menos de un segundo. Antes de que Owen, Scott, o incluso Allori, pudieran hacer algo, las luces se prendieron. Lo extraño era el lugar en el que ahora estaban. El portón negro estaba al fondo del corredor, y ellos a tan sólo unos metros del ascensor. Alguien los había sacado de la habitación de un modo sigiloso, rápido, sobrenatural...

—¡Ahí están, señor! —bramó uno de los agentes.

Aún en la sala de las celdas, Blackwood y sus hombres, un tanto desconcertados de lo que había ocurrido, se daban vuelta para salir al corredor y terminar con la persecución.

—¿Owen? —Scott intentó hacerse para atrás.

Pero Owen no respondió debido a lo que comenzó a suceder. De la nada, literalmente, emergieron varios cuerpos a la vez. Personas pálidas, con trajes negros, aparecieron frente a Owen y sus compañeros. Los Salvadores, nuevamente, salvando el cuello de los más necesitados.

—¿QUÉ DEMONIOS...? —chilló uno de los agentes de Blackwood.

—¡DISPAREN, MALDICIÓN! —soltó otro.

—¿Cómo rayos llegamos hasta acá sin...? —Scott no pudo terminar la pregunta, ya que Owen lo tomó del hombro y tiró de él para que siguieran caminando por el siguiente pasillo que los llevaría directo al ascensor.

—Los Salvadores nos hicieron el favor, ¡corre!

Owen llegó al elevador y golpeó el botón para poder bajar. Del otro lado del pasillo, múltiples disparos atraían su atención.

—¿Qué estarán haciendo? —preguntó Scott.

—No lo sé, nunca los vi de ese modo —dijo Owen—, necesitamos otro modo de salir.

—¿Las escaleras? —indicó Allori.

—Dudo mucho que...

El ascensor se abrió y en su interior estaba Johnson, el agente a quién Owen le había disparado unos cuantos días atrás. Antes de que se diera cuenta de su presencia, Owen aventó su puño hacía su cara y se apartó antes de que el agente cayera al suelo.

—¡OWEN! —gritaron Scott y Miranda al unísono.

—¿Qué? —soltó él, inclinándose para sacar a Jhonson del ascensor—, necesitamos irnos rápido, ¿no?

—¿Cómo sabes que no está de nuestro lado? —preguntó Scott.

—¿De qué hablas?

—Ben resultó ser un traidor, y Allori terminó siendo alguien que conocía todo del Triángulo y que jamás nos contó la verdad —explicó Scott mientras entraba al ascensor, seguido por Allori—; en cualquier momento, uno de los nuestros se hará malo, y el malo se volverá bueno, ya verán.

—Dudo que ese desgraciado se cambie de bando —Owen apretó el botón de la planta baja y esperó pacientemente.

Tanto él como Scott llevaban una pistola a la cadera, pero por órdenes del mismo Owen, no las habían usado. Las portaban por seguridad, y sólo las usarían en caso de emergencia. El plan estaba resultando bien hasta el momento.

—Es bueno saber que aún no los matan —Max habló por primera vez en un largo rato, casi espantando al grupo de rescate—. Escuchen, James ya está por allá.

PasajerosWhere stories live. Discover now