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—¿Metiste otro virus en su base de datos? —le preguntó James a Max, mientras los dos tomaban asiento en el avión que los llevaría a Egipto—. ¿No van a dudar de ti? Por tener su computadora... ¿o algo así?

—Un hacker siempre limpia sus huellas —respondió Max, acomodando la mesa del asiento, su respaldo y cerrando la ventanilla—. Será un viaje largo.

—Entonces Blackwood se dirige a Arabia —Dianne y Luna estaban en la fila de atrás de ellos, escuchando con suma atención todo lo que tenían que decir.

—Compraron su vuelo hace unos minutos.

—Algo bastante reconfortante —musitó Luna desde su asiento.

Habían pasado dos días desde la muerte de Jim, y el grupo de Pasajeros se había puesto a trabajar en los planes de lo que seguía en cuanto Max encontró una posible dirección de la persona con nombre de Owen.

Max, de un modo inteligente, compró los boletos de avión para trasladarse hasta El Cairo, dividiendo a los Pasajeros en diferentes vuelos. En el primero, James, él, Dianne y Luna; en el segundo, Cooper y Scott; mientras que en el tercero sólo iría Miranda. Así, los Pasajeros llegarían en diferentes tiempos a la ciudad, y de ese modo, podrían liberarse de ojos curiosos durante el trayecto. Poco después de haber comprado los boletos, Max buscó diferentes hoteles económicos en la ciudad, y dividió de nuevo al grupo. Él y James se quedarían en un hostal, mientras que Dianne, Miranda y Luna tomarían plaza en otro. Scott y Cooper pasarían la primer noche cerca de las Pirámides de Giza, sólo para parecer más turistas de lo que ya eran.

Blackwood estaría lejos, pero eso no quitaba de en medio el hecho de que ya estaban siendo buscados, quizás a nivel global.

En cuanto el avión aterrizó, James y Max se separaron al instante de las chicas, dirigiéndose hacía el centro de la ciudad. Durante algunas horas, el par de Pasajeros se mantuvieron caminando por las antiguas calles, observando con atención el tipo de personas que había en los mercados, y sobretodo, disfrutando un poco de los alrededores.

—¿Están muy lejos el hostal de las chicas? —preguntó James mientras entraban a un local donde vendían todo tipo de ropa para caballero.

—¿Te preocupa la seguridad de Dianne? —Max le sonrió. Llevaba a la espalda su mochila, donde dos computadoras y su tablet reposaban.

—Simplemente me intereso por el bien de nuestros amigos.

—Si fueras tan bueno para mentir, como lo eres golpeando gente, sería fácil de caer en tus palabras.

—Desde que Blackwood encerró a Allori en quién sabe donde, Dianne se ha visto un poco afectada —James intentó no sonrojarse—; era también parte del grupo, no deberíamos abandonarla.

—Tengo bien observados a todos los Pasajeros que están sufriendo lo mismo que nosotros.

—Allori no era una Pasajero.

—Deja que termine —le atajó Max—; Allori también está en esa lista. Al parecer, un grupo de hombres de Blackwood la llevan custodiada a donde quiera que ellos van. Según uno de los reportes de nuestro querido amigo, creen que es de gran importancia para nosotros, es nuestra amiga, ejem, y por eso la llevan de un lado a otro.

—Menos mal. ¿Cuándo podremos rescatarla?

—He estado pensando en muchas cosas, James...

—No eres el único.

—...y surgió una duda de inmenso tamaño. ¿Quién es Allori?

James puso los ojos en blanco.

PasajerosOnde as histórias ganham vida. Descobre agora