»Capítulo 37.

4.8K 490 219
                                    

Raven

Estaba caminando entre los pasillos del supermercado con rapidez tratando de encontrar moños de color rosa cuando repentinamente choco contra Summer.

–Ey, ¡saliste de la nada! –exclama señalándome.

–No, salí de nuestra madre; Sara. ¿Queres que te explique el proceso de como pasó eso? –intento alzar una ceja mirándola.

–Eh, no. Gracias. Pensé que me tocaba este pasillo, ¿no? –pregunta mientras frunce levemente su ceño.

Miro a mi alrededor viendo la zona de librería y me encojo de hombros.

–Honestamente no lo recuerdo. –me encojo de hombros– ¿Ya tenes todo? –asiente sonriendo– ¿Los moños también? –vuelvo a preguntar y recibo la misma respuesta. –Está bien, vamos entonces. –sonrío y ambas caminamos hacia el punto de encuentro que elegimos para reunirnos con Noah y Sydney.

–¿No pensas que nos estamos yendo muy lejos? –me pregunta luego de unos segundos de caminar en silencio.

–Capaz, pero ya no hay vuelta atrás. –suspiro encogiéndome de hombros– ¿Simon te está ablandando? –pregunto y niega rápidamente

–Uh, no. Para nada. –niega varias veces más.

–Bien, así me gusta. –asiente levemente a mi respuesta y llegamos, para encontrar que Noah y Syd ya habían pagado sus respectivas partes.

–Solo faltan ustedes, lentas –ríe Noah mientras se hace una colita (o cola de caballo, es lo mismo)

Ambas rodamos nuestros ojos y pagamos todo en la caja, para después caminar hacia ellas.

–Okey, ahora solo hay que pasar a buscar a Lizz. –sonrío y todas salimos hacia el auto.

–Sigo sin entender quien es..–comenta Syd y yo río.

–Me ayudó a bajar a Theo del auto cuando lo llevamos al hospital después de que Noah le pegue con la sartén. –respondo mientras caminamos hacia el auto– Es super buena onda, y sabe hacer gr-–antes de poder seguir hablando, una pelota me golpea en la cara provocando que suelte las bolsas y comience a correr y gritar por mi miedo a las pelotas.

–¡Raven! ¡Ya está, ya se fue! –grita Syd persiguiéndome y yo niego varias veces.

Después de unos segundos, logro calmarme lo suficiente como para hablar.

–Después la gente dice que mi fobia es estúpida. ¡Pero no! –exclamo deteniéndome y mirándola– Tengo razones y son muy buenas.

–Está bien, si, tienes razón. –responde respirando con dificultad.– Ahora vamos, tenemos muchas cosas que hacer. –agrega a lo que asiento, mientras veo como un chico se acerca a mí corriendo con la cosa del demonio en sus manos.

–¡Ey! ¿Estás bien? Perdón, no sé como llegó a golpearte. –hace una mueca y me alejo levemente, señalando la pelota.

–Le tengo fobia a esas cosas, shu. –murmuro mirándolo por unos segundos.

Su pelo es castaño y sus ojos son del mismo color, lleva un traje de baño verde agua y una remera blanca.

–Es un chiste, ¿no? –controla una carcajada y yo niego– Uh, en ese caso..lo siento. –hace una mueca y me encojo de hombros.

–No te preocupes, solo tene cuidado.

–Lo voy a tener. ¿Como te llamas? –sonríe asintiendo.

–Raven Mercer, pero todos me dicen Rae. Te recomiendo hacer lo mismo. –amenazo y ríe levemente.– ¿Vos?

–Eso haré. Joshua Grey, podes llamarme Josh si queres. –responde sonriendo– ¿Y tu amiga?

–Ah, ella es Syd. –respondo señalándola vagamente sin mirarla, ya que se encuentra un poco atrás mío.

–Ah. Y..¿Por qué no me para de mirar? –pregunta riendo incómodo.

Me giro a mirarla y efectivamente el chico tenía razón, ella estaba completamente embobada.

–Eh, em...no tengo idea. Es medio rara. –carcajeo y él asiente haciendo lo mismo.

–Bueno, está bien. Creo. –me encojo de hombros y otro chico llega corriendo, para luego rodear la cintura de Josh con su brazo y dejar un beso en sus labios.

Bueno, eso fue un giro inesperado.

Me giro a mirar a Syd y controlo una carcajada al ver la decepción en su cara.

–Amor, ¿quienes son tus amigas? –pregunta el recién llegado mientras revuelve su brillante pelo rubio y sonríe, marcando territorio.

Creo que es la pareja más estéticamente hermosa que vi en mi vida.

–Oh, ellas son Rae y Syd, acabo de golpear a Rae con la pelota y vine a pedirles perdón –hace una mueca explicando la historia y su pareja ríe.

–Discúlpenlo, es malo con la pelota. –sigue riendo y asiento tocando el lugar donde me golpearon.– Bueno..–suspira logrando calmarse– Me llamo Max, es un gusto. –estira su mano hacia nosotras.

Max se ve como el auténtico estereotipo de chico californiano; tiene pelo rubio desordenado, ojos verdes, sonrisa colgate y cuerpo de surfer.

–Un gusto, Max. –sonrío sacudiendo su mano, para luego ver que Sydney la sacude entrecerrando aus ojos, a lo que controlo una risa.

–Bueno, me duele interrumpir esto, pero tenemos que irnos. Saludos. –Syd saluda con su mano y se aleja caminando con pasos pesados.

Espero a que se aleje más y suelto mi risa.

–Uh, dios. –suspiro aún riendo y ellos me miran confundidos.

–¿Que le pasó a tu amiga? –pregunta Josh frunciendo el ceño.

–Debe ser que ya había imaginado su vida casada con vos. –respondo divertida y Max ríe.– Ella es así, ya se le va a pasar. En fin, tengo que irme. –hago una mueca y una seña hacia el lugar detrás mío.

—Ey, ¿podrías pasarme tu número? –pregunta Josh y asiento sonriendo, cuantos más amigos mejor.– Te vi varias veces entrar a la tienda y me parecías buena onda..

–Si querías ser mi amigo podrías haberme saludado en vez de golpearme con una pelota –entrecierro mis ojos levemente y ambos ríen.

–De verdad, perdón –se disculpa entre carcajadas.

–No pasa nada, justo tuviste la mala suerte de golpear a alguien con fobia a las pelotas. –río, les paso mi celular y me despido, comenzando a caminar hacia mis hermanas.

Numerosos VecinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora