»Capítulo 20.

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Raven

—Quisiera poder mentir, Rae, pero esta comida esta verdaderamente incomible. —habla Summer mientras intenta pinchar un fideo de su plato pero fallando.

—Creo que el negro no es un color natural en los fideos. —comenta Noah elevando un fideo para examinarlo detenidamente

—Bueno, por lo menos intenté. —trato de defenderme

—A veces no basta con intentar. ¡Pero hey! ¡Felicitaciones! Lograste lo imposible; ¡que se me vaya el hambre! —los intentos de levantarme el ánimo de Noah no me animan...para nada.

—Tengo una idea para compensarlo. —todas las cabezas en la mesa se giran hacia mí, incluyendo las de las gemelas que estaban haciéndose las muertas. —¿Que les parece ir a la playa? Y comemos algo ahí.

Esto es un sacrificio para mi, ya que le tengo miedo a las pelotas que vuelan en mi dirección.

La ultima vez que fui me encontré con Dylan, lo cual me hizo olvidar las pelotas por completo, eso es bueno.

—¡SI! —gritan Noah y las gemelas al mismo tiempo que Summer grita "¡No!"

—Gana la mayoría. ¿Te quedas o venís?

—Me quedo, pero gracias por la oferta.

—Bien, todas las demás vayan a cambiarse. Las veo acá en 10. ¿Okey? —no obtengo respuesta de mis hermanas ya que se encuentran corriendo escaleras arriba.—¡No cometan mis errores; no se caigan!

Summer saca su celular y yo se que esa es una señal de que ya no obtendré más respuestas por su parte.

—Voy a cambiarme, ¿okey?

—Agua, por favor.

Como pensaba, su respuesta no tiene nada de sentido.

(...)

Ya las tres se encuentran frente a mí; Abbey con un vestido rosa, Cass con la misma prenda pero de un tono violeta y Noah con una remera roja y un short de jean azul, abajo deben llevar sus mallas.

Yo, por mi parte, me decidí por una bikini azul con flecos y un vestido suelto para usar sobre este.

Luego de aplicar protector solar a todas anuncio que es hora de salir.

—Vamos, Tropa. A la playa.

Abro la puerta y luego de dar un paso siento mi pie cortar un hilo y una mezcla asquerosa caer sobre mí.

—Malditos Gillmore.

Saco el exceso de la conocida mezcla verde de mis ojos y fijo mi mirada en los arbustos que separan nuestra casa de la de los vecinos.

Risas se escuchan de aquél lado y me giro a ver a mis hermanas.

—Plan de contraataque, repito, plan de contraataque.

Ellas asienten y corren a buscar las pistolas de juguete llenas de agua con colorante que tenemos escondidas en un estante en el living.

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