Cambios

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Me quedo parada allí, mirando las espaldas de los padres de Carolina alejándose, el brazo del esposo de Stella rodeándola, Reconfortándola.

No quería que me odiaran, que me creyeran la culpable de que Carolina ya nunca volvería a verlos,  hablarles, abrazarlos o siquiera sonreirles.

--Liz, vamos. Siento el brazo de mama en mi hombro.

Yo me volteo hacia la salida.


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--Todo estará bien Liz, no te preocupes demasiado, se que es un problema complicado pero no puedes vivir todo el tiempo sintiéndote mal. Me dice Natalia

Yo la miro mientras le da un mordisco a su pizza

Estábamos en su casa, me quedaría con ella por esa noche. Mamá creía que me ayudaría distraerme de todo el lío y la solución que ella pensaba que me relajaría era una piyamada. Como si un par de películas con pizza me harían olvidar que tengo a una amiga muerta, pero la entendía, solo quería que dejara de torturarme con las mismas ideas una y otra vez.

Yo la sigo mirando por unos segundos mientras la veo disfrutar de las cantidades de queso que se separan del resto de la pizza.

Ella hace una mueca de estar alegre y tuerce los ojos.

--Como es que no has probado tu pedazo? Yo ya voy en el tercero. Me dice como si aquello fuera casi un crimen

Yo le sonrió sutilmente.

--Eso es porque tu tienes un problema con las pizzas, casi una adicción. Le digo mientras miro mi pedazo de pizza mas de cerca. No tenia hambre. Ni hoy, ni la tuve ayer, ni el día antes de ese. Era una de las muchas cosas que habían cambiado desde que volví. Solo pensaba en Carolina y en policías.

Ella se ríe.

--Eso no te lo voy a negar. Me responde

Yo aparto el plato.

--No es por amargarte el rato, pero como es que estas tan... Le comienzo a decir

--Tranquila? dice ella mirándome a los ojos, mientras se lleva las rodillas al pecho

Yo asiento con la cabeza

--No lo se Liz, creo que no lo estoy del todo, siempre esta la preocupación en el fondo de mi cabeza, pero no quiero quedarme atascada en este problema. Quiero ser optimista y pensar que todo se resolverá dentro de muy poco, que todas y todos nosotros seguiremos adelante; que en el futuro miraremos atrás y nos daremos cuenta que fue importante pero no lo mas importante. 

Ella se detiene, y me toca el hombro.

--Creo que eso es lo que Carolina hubiera querido, que no nos martirizáramos Liz, que la recordáramos sin sentirnos mal. Me dice con la voz un tanto entrecortada.

Y tenia razón.

Pero no estaba lista para regocijarme de alegría. No todavía, no había superado todavía el parque, ni las pantallas, ni su muerte.

Yo me quedo callada y le sonrió una vez mas.

Ella aparta la cabeza hacia la ventana y se queda mirando algo.

--Oye, esa no es Stella, la madre de Carolina? 

Yo me acerco rápido a ver.

Ahí estaba ella, sentada en el callejón con una botella de vidrio en la mano.

Se veía mal.

Demasiado mal.





Soñar no tiene limites ( Parte II )Where stories live. Discover now