Venganza dulce venganza

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Tsuna había terminado de desahogarse con Hibari, ciertamente se sintió bien, pero también notaba al guardián un tanto ausente, al mismo tiempo que lo veía con expresión de melancolía cosa que lo desconcertó. Quiso preguntarle el motivo, pero todo intento murió cuando vio a Lucy quien jadeaba al parecer había estado corriendo.

-Al fin logre encontrarlos.- exclamo feliz la rubia.

Ambos la miraron con confusión, pero la chica cerró la puerta del despacho. Con ayuda de su magia creo un campo de fuerza que no permitiría a nadie entrar ni escuchar nada de lo que ocurriera ahí.

-¿Qué pasa Lucy? ¿No deberías estar buscando a Dino-nii?

-Fran estaba ayudándome, así que él se encargara. De hecho me alegro encontrarlos a los dos.

-¿Qué quieres herbívora? – Hibari aún estaba molesto con saber que la rubia era el objeto del afecto de Tsuna.

-Tsuna sabias que en dos meses nos vamos a casar.- comento casualmente la maga.

-Si, en dos meses regre... ¡¿Qué?! ¡¿Casarnos?!

-De que te sorprendes herbívoro si todos saben de tu matrimonio con la herbívora.

La directa contestación tomo por sorpresa a Tsuna y lo aterro más.

-Hiiiii ¿Quién dijo eso?

-Tsu-kun creo que la respuesta a esa pregunta es obvia no te parece.

El castaño solo suspiro al darse cuenta que se trataba de una idea de su tutor. Debió saber que el hitman tramaría algo así. Pero a veces su inocencia le jugaba en su contra.

-Escucha Hibari-san, Lucy y yo no somos pareja y el asunto de la boda es una mentira creada por Reborn. En realidad cuando yo hablo del tiempo que falta me refiero a cuando ella regrese a su mundo.

-¿Dijiste su mundo?

-Así es Hibari-san.- hablo la rubia llamando la atención del pelinegro. – Yo no soy de este mundo.

La chica le conto la historia de una forma resumida lo que había sucedido el día que llego.

-Debí suponer que tendría algo en mente cuando todos tomaron tan bien la presencia de Lucy.- suspiro Tsuna.

-Eso no es todo, Mukuro sabia del engaño por parte de Reborn.

Kyoya no tenía duda de la culpabilidad del ilusionista, con tal de joderle la existencia apoyaría cualquier plan que tuviera el hitman.

-Creo que debo hablar con Reborn y Mukuro para que arreglen esto.- suspiro el castaño.

-Lo que debemos hacer es darles un escarmiento a los dos por habernos hecho objeto de su broma.- contesto Lucy con una sonrisa angelical, pero era notoria su aura vengativa.

Hibari miro a la rubia, y una sonrisa afloro en él. Se sentía relajado con saber que ambos no tenían ninguna relación amorosa, y le agradaba ver, como esa mujer podía ser un tanto sádica, al parecer las manías del arcobaleno se le pegaron.

-¿Qué propones omnívora?

El mote dado por el guardián de la nube sorprendió a Tsuna porque de alguna manera sabía que el pelinegro la estaba reconociendo. Le extrañaba el repentino cambio de actitud, pero lo hacía feliz que ambos se empezaran a llevar bien.

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Mukuro se había levantado y se dirigía a su baño para vestirse, cuando pasaba a un lado del espejo que tenía en su habitación no pudo soltar un grito que se oyó por toda la mansión. No era para menos cuando se veía al ilusionista con un hermoso y esponjoso vestido rosado. Su cabello el cual estaba suelto tenia adornos de flores y mariposas además estaba maquillado de una forma un tanto atroz.

Intento quitarse el maquillaje y los accesorios que tenía en el cabello pero no podía. Busco en su ropero, ropa para cambiarse pero solo había distintos vestidos, incluso encontró ropa interior femenina.

Debido al grito que había dado, los guardianes junto a Tsuna habían corrido a su recamara, Chrome abrió la puerta temerosa de que algo le hubiera pasado. Su sorpresa fue épica al ver a su novio travestido. Sin evitarlo soltó a reírse seguido de los demás después de haber salido del shock.

-¿Quién fue?- El ilusionista se sentía humillado, además de querer saber quién era el idiota que le había hecho algo así.

-¿De qué hablas cabeza de piña? – Gokudera trataba de no reírse pero le era imposible.

-¿Quién fue el que me hizo esto?

-Pero Mukuro, no creo que alguien sea tan suicida para meterse en tu habitación.- Respondía Lucy con duda pero sin dejarse de reír.

-No sabía que al maestro le encantara vestirse de mujer, eso explica porque tiene el cabello largo como una chica.- todos se sorprendieron al ver a Fran, junto a ellos.

Cabe decir que el peliverde tomo una foto con su celular y la envió a todos los miembros de varia.

-Kufufufu di tus últimas palabras Fran.- el ilusionista noto lo que su estudiante estaba haciendo, por lo que invoco su tridente.

Fran salió huyendo, mientras un furioso Mukuro iba tras de él, sin darse cuenta que aún seguía vestido de princesa.

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Habían pasado dos días desde la pequeña broma que le habían hecho al guardián de la niebla. Reborn aún estaba intrigado por saber quién fue sido la mente maestra tras lo sucedido. Pero no había dado con el responsable.

Caminaba rumbo al despacho de Tsuna, llevaba un día sin verlo, extrañamente, notaba que no veía a los guardianes, cosa curiosa. Pateo la puerta y entro a la habitación para notar que esta se encontraba vacía. Aquello no le agrado, estaba por salir a buscarlo cuando vi a parecer a Shoichi.

-Al fin lo encuentro Reborn-san. Necesito que firme estos papeles, además de toda la documentación atrasada que está aquí.

-No. ese es trabajo de Dame-Tsuna. Y sino que los firme Gokudera.

-¿No lo sabe? – el pelirrojo estaba sorprendido, al notar que el hitman no tenía idea de lo que hablaba.

-¿Saber qué?

-Ayer los guardianes salieron a misiones por órdenes del Decimo. Además de que el décimo y Lucy-sama tuvieron que salir.

La mirada que el hitman le daba Shoichi eran realmente aterradoras, el pelirrojo solo quería irse, pero no podía hacerlo. No aun.

-Pues espera a que regrese.

-No se puede, muchos de los documentos son importantes, y usted al ser su tutor debe asumir la responsabilidad de manera parcial hasta que vuelvan.

-¿Estás diciendo que debo hacerme cargo del papeleo por un día?

-De hecho el Décimo aviso que regresaría en 3 días.

El hitman acepto la responsabilidad, pero Shoichi sabía que la mirada que tenía el asesino no auguraba nada bueno.

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En Rusia se encontraba Lucy, Tsuna y Kyoya. Aunque el pelinegro estaba un poco enfadado porque la rubia no dejaba de sonreír mientras le tomaba fotos a él junto al castaño, y no era para menos la imagen de ellos dos junto a Hibird era por demás enternecedora.

-Bueno estaremos tres días en Rusia hay que disfrutarlos.- contesto un sonriente Tsuna.

-¿Entonces que es lo primero que deberíamos hacer?- pregunto curiosa la maga.

-Morder algunos herbívoros hasta la muerte.- respondió Hibari.

-Es una buena idea.- respondió Lucy emocionada.

Tsuna solo pudo suspirar, quien diría que en el avión se daría cuenta que su hermana y Kyoya se llevarían tan bien. Ahora estaba temeroso de ver a ese par en acción. Pero mejor los dejaría ser, y mejor se dedicaría disfrutar sus pequeñas vacaciones. Junto a las dos personas que más quería.


Encuentro PredestinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora