Cómo colarse en un barco de la marina

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Con pasos cuidadosos se acercó al sofá donde se encontraba la chaqueta, con cuidado y con maestría buscó por todos los bolsillos, únicamente hallando un mechero metálico, dejó la chaqueta tal cual estaba antes. Un buen ladrón se preciaba de tener unas manos ágiles y habilidosas y una buena memoria para saber cómo estaba todo antes para dejarlo tal cual. Mordiéndose los carrillos internos con nerviosismo, buscó con la mirada cualquier lugar donde se pudiese guardar un mapa. Con pasos ágiles y sigilosos se acercó al escritorio y miró por los papeles que había encima de la mesa.

Nada.

Apretó los puños con irritación. ¿Dónde guardaría ella un mapa de un tesoro? En un cajón o en el doble fondo de un cajón o bajo las tablas del suelo. Pero no creía que la marina diese tanto valor a un simple mapa, lo más seguro era que se encontrase en los cajones del escritorio. Se situó en la parte trasera del mueble y encontró dos cajones.

Echó un rápido vistazo a la puerta, habían pasado como dos minutos, tenía todavía tiempo como para abrirlos y salir de la habitación. Con cuidado abrió el primer cajón, y se encontró con una pila de carteles, entre ellos encontró al de Luffy. Parpadeó al encontrarse a sí misma en los carteles.

«En la fotografía del cartel salí bastante bien» pensó.

Bajó la mirada para encontrarse con la cifra de lo que valía su cabeza y se mordió la lengua para no gritar del susto. ¿Cuándo había subido tanto la recompensa? Perfectamente podría ser uno de los supernova, su maldita cabeza valía más de cien millones. ¿Pero que era esto? Si ella no era un pirata, que tan solo robaba a ricos. Intentó calmar su corazón que latía como un caballo desbocado debido al susto, y dejó los carteles en su sitio, también encontró los guantes de cuero que llevaba siempre el marine y se aseguró que no hubiese un doble fondo.

El segundo de cajón tenía una cerradura, (Nombre) hizo una mueca con la boca, y por si acaso tiró suavemente del tirador para intentar abrirlo, pero no cedió. Frunció el ceño, pero después sonrió con malicia, si estaba cerrado es porque había un mapa dentro. Con rapidez, tomó dos de tres tama1 que sujetaban su moño, que resultaron ser en realidad ganzúas. Oh, ninguna cerradura se le resistía.

Con prisa pero con maestría abrió la cerradura, estiró su cuello y agudizó el oído para asegurarse que la puerta seguía cerrada y la ducha abierta. Tiró de una de las esquinas de sus labios, y abrió el cajón. Había varias fotografías, las cuales ignoró, salvo de la de un perro, y metió la mano para encontrarse con una tela. Frunció el ceño y sacó aquella tela, se encontró con un pañuelo violeta con brillos plateados. Entrecerró los ojos, esa tela la conocía. Abrió los ojos como platos al darse cuenta que se trataba de la tela con la que le había inmovilizado, ya que tenía trazas de kairoseki, miró a la tela con asombro y la dejó con cuidado en su sitio. Se mordió el labio y analizó el cajón, hasta que vio una pequeña abertura en un lateral. Metió su dedo y levantó la tabla.

El MAPA.

Con una sonrisa de oreja a oreja lo tomó, bajó la tabla, y cerró el cajón con cuidado. Se metió el pergamino por dentro de su camisa, para que ningún marine advirtiese que sospechosamente llevaba un mapa y se marchaba del barco tan feliz.

Se incorporó al mismo tiempo que una puerta se abría.

(Nombre) dejó caer su mandíbula y su mente se quedó en blanco.

Smoker frunció el ceño poniéndose en guardia.

«¡¿Qué cojones le pasa a este hombre?! ¡¿Tiene alergia a las camisas o qué?!» gritó mentalmente (Nombre) sin saber dónde poner la mirada—. «¡Tengo que salir de aquí!»

(Nombre) apretó los puños intentando aclarar su mente y realizar una estrategia que le llevase a salir viva y sin grilletes del barco.

Bien, tenía al Cazador Blanco delante de ella, recién salido de la ducha, con tan solo unos pantalones y con el primer botón desabrochado. De puta madre. Estaba desarmado, pero tenía sus poderes de usuario. Por lo que podía desarmarla en cualquier momento. Ella tenía sus kanzashis y su espada corta. Su jutte... Se encontraba encima del escritorio, al otro lado de la mesa, si le quitaba su arma tendría mayores posibilidades de salir de esta.

—¿Qué haces aquí?—preguntó Smoker con un tono de ira y cansancio.

Una cosa era que se la encontrase robando o por las calles, otra cosa era encontrarla en un barco de la marina y en su camarote. ¿Qué hacía ahí? ¿Qué le podría interesar? Vio como ella se encontraba detrás del escritorio, por lo que supuso que había rebuscado en los cajones, lo único que le interesaría sería dinero o el mapa. ¿Tanto por un mapa?

Ella fue a replicar pero él la interrumpió dejándola con la boca abierta.

—Eres una cabeza hueca, ¿lo sabes?

(Nombre) le lanzó una mirada asesina y después la desvió hacia el ojo de buey. Por el rabillo del ojo vio como el marine también miraba la ventana, el cebo estaba echado. Si querías escapar de algún sitio nunca debías advertir de tus intenciones al oponente, en todo caso hacerle creer lo contrario. Cabía por el ojo de buey, estaba segura, pero era mucho más arriesgado que salir por la puerta principal.

Deslizó su pie izquierdo en dirección de la ventana haciendo creer al marine que tenía las intenciones de huir de aquel modo, pero en realidad estaba alargando su mano derecha para poder llegar con mayor facilidad al jutte. Dio un paso hacia la izquierda seguido por su cuerpo y vio como el hombre daba un par de pasos hacia su derecha, entonces ella cambió bruscamente su dirección y en dos pasos tomó el jutte, en tres estaba a dos pasos al lado de la puerta. Pero antes de dar un cuarto paso sintió un tirón de sus pantalones. En concreto de su cinturón, apretó la mandíbula con fuerza y con dedos ágiles desabrochó el cinturón y tiró su cuerpo hacia delante sintiendo como el cinturón se desprendía de los pantalones.

Los notó deslizarse por su cintura y terminar por debajo de las caderas, pero eso no importaba ahora.

Tenía que salir de ahí.

Tenía el jutte, tenía ventaja.

Lo lanzó contra el vice-almirante que se encontraba detrás de ella y con la otra mano tomó el pomo de la puerta, lo giró y tiró de la puerta con brusquedad. Notó como unos dedos intentaban cogerla de la cintura pero lanzó un codazo hacia atrás que un principio impactó contra algo pero ese algo se tornó humo.

Con el corazón a cien por hora corrió por el pasillo hacia la salida mientras oía al Cazador Blanco gritar su apodo.

Vio como tres hombres salían de las puertas de las habitaciones, algunos armados. El primero, quien llevaba una espada, lanzó una estocada, pero (Nombre) la esquivó y lanzó su pierna para golpear con su empeine las partes nobles del marine, el cual se retorció en el suelo aullando de dolor.

Eso siempre funciona, sonrió (Nombre).

Al segundo, optó por esquivarlo, y al tercero, quien intentó atraparla le hizo una kata dejándolo inconsciente en el suelo. (Nombre) rio alegremente, esperaba que no hubiese más hombres.

—Tus hombres no pueden conmigo, Cazador Blanco—gritó (Nombre) saliendo a la cubierta.

—Tienes cojones.

Smoker vio como la chica se dirigía a estribor, ella esquivó a otro hombre y con un salto se subió a la balaustrada del barco, se giró un momento y con una sonrisa le lanzó un beso para dejarse caer al agua. El vice-almirante, en dos pasos llegó a la baranda y se asomó para ver las aguas oscuras del mar, dio un puñetazo a la barandilla con rabia.

—(Apodo)—siseó entredientes. 

Runaway [One Piece]Onde histórias criam vida. Descubra agora