Cómo casi ser capturado por un Vice-almirante

8.3K 515 24
                                    

Esta historia se trata de un reader insert, para todo aquel que es su primer vez leyendo un tipo de fanfic os proporcionaré las pautas de las anotaciones. (c/d/o): color de ojos. Se agredecen los comentarios constructivos, muchas gracias.



Tenía un dolor de cabeza considerable cuando decidió que lo mejor sería que en aquel momento se relajase un poco, pero solo un poco, como el hecho de tomarse una simple cerveza en cualquier local. Acababan de llegar a una nueva isla siguiéndole los talones a los mugiwara de nuevo, y esta vez habían decido hacer una breve parada para reponer los víveres que le faltaban. Mientras Tashigi y el resto de los marines estaban en busca de los alimentos decidió entrar a un bar a probar si de paso se topaba con el espadachín de cabeza verde para que le condujese hasta su capitán.

Masticó los puros y pasó su mirada castaña por el local, este se encontraba en penumbras, tan solo iluminado por algunas velas en las esquinas, había mesas y sillas dispuestas azarosamente por todo el bar, pero la gran mayoría enfrentaban a un escenario de madera, el cual estaba ocupado por un par de músicos afinando sus instrumentos. El Vicealmirante decidió que se sentaría en unas de las mesas libres lejanas del escenario, si aquellos dos hombres iban a tocar lo mejor era mantenerse lo más alejado de ellos teniendo en cuenta a dolor de cabeza.

En cuanto el camarero colocó su cerveza en la mesa las velas se apagaron y los clientes silbaron con anticipación. Unas llamaradas aparecieron en el escenario y en este se encendieron un par de focos, en medio del tablado se encontraba una mujer vestida con ropas de bailarina del desierto. Su cabello (c/d/c) estaba recogido en una coleta alta, iba vestida con un sostén (color) y dorado, y una larga falda abierta por los extremos dejando ver sus piernas, llevaba unas ajorcas doradas en sus tobillos. Pero lo que más le llamó la atención al marine fueron las esposas gruesas que tenía en sus muñecas la bailarina, una cadena salía de cada una de estas hasta desaparecer detrás del escenario.

La música comenzó a sonar y la joven comenzó a bailar al ritmo, realizó un espectáculo con antorchas encendidas. La joven que estaba tumbada de espaldas contra el suelo del escenario respiraba agitadamente y estaba sudando, pero parecía que su plan había funcionado. Nadie se levantaría de sus respectivas mesas esperando a que ella regresase. Ahora era su oportunidad.

Ella se levantó y despareció no sin antes echar una mirada hacia sus espectadores, y apretó los dientes al ver que uno de estos había desaparecido de su sitio. Pero ella no reflejó su rostro de sorpresa. Esto complicaba las cosas.

Sabía que había visto aquella cara en algún lado, pero no logró adivinar su identidad hasta que el espectáculo hubo acabado, entonces se levantó de su mesa cuando todos estaban demasiado absortos mirando a la joven tendida en el escenario, y se coló en la trastienda.

Anduvo por un largo pasillo con prisa mirando por todos los recovecos cuando lo oyó. Fue un sonido estrangulado, uno desagradable, el cual reconoció enseguida y echó a correr en su dirección, se encontró con una puerta cerrada con llave, tuvo que golpearla para tirarla abajo. Su plan de pillarle por sorpresa acababa de irse a la mierda. Entró a una habitación de gran tamaño, al frente había una gran cantidad de cojines de tonos exóticos con patrones desconocidos, había varias mujeres con la misma ropa que la bailarina las cuales tenían sus rostros crispados de terror. Sus ojos castaños se toparon con un bulto en una extraña posición tirado en el suelo, el vicealmirante supuso que aquel hombre sería el dueño del lugar y el de dichas esclavas. Tenía una gruesa marca amoratada en su cuello, sus uñas estaban destrozadas y sangraban todavía.

—¿Dónde está?-interrumpió silencio sepulcral con su atronadora voz.

Las jóvenes gritaron asustadas y una de ellas señaló hacia una de las ventanas. Smoker maldijo entre dientes y echó a correr hacia la salida del local.

(Nombre) corría por una de las callejuelas cercanas a la vía principal en dirección sudeste donde se encontraba el puerto, tan solo tenía que llegar hasta su barco y salir por patas de aquella isla. Maldijo entre dientes, que mala suerte, si tan solo no hubiese aparecido aquel marine ahora podría quedarse un par de días más en aquella isla.

Al menos había conseguido un buen botín, no eran tantos berris como le hubiese gustado, pero al menos había encontrado un par de joyas valiosas que bien se las podría quedar o bien vender al mejor postor. Frunció el ceño, había esperado un poco más de aquel pirata, había sido demasiado fácil arrebatar su vida, un poco de seducción, sus ojos dilatados se habían fijado en sus pechos, ella tan solo tuvo que haber alzado los brazos y con un rápido movimiento se halló detrás de él con su brazalete desenrollado y aprisionando su cuello hasta que todo el aire saliese de sus pulmones y ninguna gota de este entrase a ellos. Cayó al suelo como un fardo, tomó las llaves de su bolsillo, se quitó las esposas, saqueó todo lo que pudo y más y le dio a aquellas pobres chiquillas las llaves para que se liberasen.

Solo estaba a un par de metros del puerto, en unos diez minutos se alejaría de aquella condenada isla para volver a saquear y matar a otro pobre diablo. Pero en cuando dio dos pasos salir a la calle que daba al puerto, chocó contra algo, de tal manera que perdió el equilibrio y cayó al suelo de lado, su hombro impactó contra las tablas de madera del puerto y su cuerpo se deslizó por este. Se quedó unos segundos sin respiración y maldijo en voz alta, tan rápido como el oxígeno llegó a sus pulmones se levantó de un salto, pero se tambaleó al sentir que todo giraba a su alrededor. Maldijo entre dientes de nuevo.

¿Quién era el gilipollas que la había tirado?

—No vas a escapar (apodo). No dejaré que te vayas de esta isla—pronunció una voz grave.

(Nombre) alzó su mirada (c/d/o) para toparse con una castaña. Era un marine, no, no un simple marine, por sus ropas pudo saber que se trataba de un vicealmirante. Su altura era considerable, su cabello blanco estaba peinado hacia atrás, una cicatriz le cruzaba la frente, y fumaba varios puros a la vez. Había oído hablar de él, pero jamás pensó que se lo cruzaría, vaya, no estaba seguro si aquello era buena o mala suerte. (Nombre) tiró de las esquinas de sus labios formando una media sonrisa al mismo tiempo que alargaba su mano para tomar la empuñadura de su espada corta que reposaba atada a su cadera.

—Eso no va a funcionar—advirtió el marine alzando una ceja desdeñoso.

—¿Tan seguro estás?— (Nombre) contestó tirando de la otra esquina de sus labios formando una sonrisa divertida y esperando con anticipación.

Ella desenvainó su sable al mismo tiempo que el marine con su arma, en el puerto se oyó el sonido de un choque de metales.

—Eres tan rápido como he oído hablar—apuntó (Nombre) sin borrar la sonrisa.

El marine entrecerró los ojos y lanzó un gancho bajo hacia la chica, pero esta lo evitó dando un salto hacia atrás, ella alzó su otra mano e hizo un gesto de despedida.

—Me encantaría luchar contra usted Cazador Blanco, pero me temo que voy un poco apurada-dijo la chica antes de echar a correr.

Pero antes de que recorriese un par de metros se encontró rodeada de un espeso humo blanco, (Nombre) maldijo entre dientes, y por el rabillo del ojo vio un movimiento a su espalda, ella lanzó una estocada. Sintió como un objeto contundente se estrellaba contra sus costillas, muy posiblemente fragmentando alguna de estas, ella gimió de dolor, no quiso darle la satisfacción al marine de gritar. Vio como el vicealmirante esbozaba una sonrisa de satisfacción, ella le imitó alzando una ceja.

—Kairoseki, ¿eh? Qué coincidencia—sonrió (Nombre) al ver como un hilo de sangre recorría el brazo del marine, y como la zona de su hombro se coloreaba de rojo tiñendo la chaqueta de color blanco.

Ella tomó con su mano libre el brazo del marine para retener la trayectoria del arma, este se puso en guardia intentando prever el próximo movimiento de la chica, sabía que ella estaba versada en diferentes artes marciales, además era buena espadachín por lo que tenía que tener cuidado. Ella dio un paso hacia delante, y se puso de puntillas para plantar sus labios en el pómulo del vicealmirante. Fue un choque duro, que desorientó al marine por unos segundos, segundos que aprovechó la chica para sacar su sable de su hombro y echar a correr como si el mismo diablo la persiguiese hacia el final del puerto.

Smoker gruñó entre dientes, la próxima vez no se le iba escapar.

—¡Espero volver a verle, Cazador Blanco!—gritó la chica antes de desaparecer a lo lejos.

Runaway [One Piece]Where stories live. Discover now