Capitulo 20

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  — ¿por qué no contaste nada sobre eso? ¿por qué? — le grite a mi padre

Un día antes... 

Hoy es el día en el que se supone que vendrá Alej, es mi oportunidad. Y aunque Damian tenga un humor terrible en estos momentos no me importa, él ya resolverá sus problemas con su padrastro, pero yo... yo nunca conocí a mi padre, no se como es su voz... Apenas se como es él, tenía una foto... pero mamá me descubrió un día viéndola y no supe que fue lo que hizo con ella.

El timbre sonó y baje rápido las escaleras, nadie ha abierto así que me acerco y la abro, es él. Lo empujo hacía afuera y cierro la puerta a mis espaldas.

— Se que Damian no quiere verme pero no es para tanto — opino— Hablando de Damian, ¿por qué viven aquí si es tú casa? — pregunto

— Larga historia, pensé que te lo habían dicho todo ayer, pero en fin —suspiré— llama a mi padre.

Abrió sus ojos como platos y me miro atónito, no se lo esperaba.

— No, lo lamento, no se si quiera hablar cont...

— Conmigo — terminé su frase— Púes llámalo tú y dile que aquí estoy, que me tienes frente a ti y que lo buscaré hasta encontrarlo si no habla conmigo.

Eso fue algo fuerte.

— Lo llamaré — suspiro 

Saco su teléfono de su bolsillo trasero y tecleo varias veces antes de poner el teléfono en su oreja.

— Buenas tardes, quisiera hablar con el señor Johan Webber.

Esperó unos segundos para volver a hablar

— Claro, muchas gracias.

Suspiro y unos segundos más tarde sus ojos se iluminaron 

— ¿cómo estás hermano? — pregunto 

Por favor, pásamelo, pásamelo ya. Ese hombre en la otra linea es mi padre... Siento que mis ojos se cristalizan y un nudo se hace presente en mi garganta. No puedo hablar con el si estoy llorando.

— Bueno... te he llamado porque... Encontré a tú familia

Calló por unos segundos y sus ojos se cristalizaron 

— ¿Sabes? Hay una personita muy importante aquí que quiere hablarte...

Oh Dios.

— Por favor, hazlo, aunque sea un hola, para que escuche tu voz...

Volvió a callar y luego soltó una carcajada

— Te escuchas bien, sólo deja de llorar.

Me tendió el teléfono y lo tome nerviosa, suspiré y temblando o... como pude lo puse en mi oreja

— Hola... — susurre

Unos segundos más tarde no hay respuesta... ¿y si se arrepintió? Por favor no cuelgues 

Hola pequeña.

Rompí en llanto, fue inevitable. Esa es su voz, un poco ronca pero dulce a la vez, ¿así se escucha la voz de un padre amoroso? 

Tuve ganas de reír y lo hice, esta felicidad que siento... es simplemente increíble, no puedo definir como se siente.

— Papá — suspiré 

Las lágrimas pararon en ese momento, papá, estoy hablando con mi papá 

Yo, yo no se que decirte — admitió

— Lo que sea, dí lo que sea — dije entre risas 

Siempre... esperé este momento, no esperaba hablar con alguno de ustedes por teléfono, me los imaginaba entrando por mi puerta...

— Quiero verte — lo interrumpí

Si, quiero verlo eso es lo que quiero.

— Pascal — grito mamá

Salté en mi lugar por la sorpresa, no me esperaba aquel grito 

— ¿qué haces tú aquí? — le pregunto a Alej— Pascal, ¿con quién hablas? 

— Yo... he... 

¿está todo bien? ¿qué es eso? 

Escuché a papá hablarme desde la otra línea, estoy tan confundida. Estoy feliz por al fin hablar con mi papá, ¡Mi papá! Pero ahora mamá está aquí gritándome, y yo sólo quiero que se vaya y que me deje hablarle tranquila.

Me arrebato el teléfono de las manos y me empujó haciéndome caer sobre la nieve.

— Papá — grite

Ella lanzó el teléfono a la nieve y luego dirigió su mirada hacía Alej 

— Tú lárgate de mi propiedad — mascullo

Él me miro y me hizo una pequeña seña para que viera el teléfono. Asintió y camino hacía su auto, segundos después ya no estaba.

— ¿como fuiste capaz? — pregunto mamá

— Él nos ama, siempre quiso saber sobre nosotros...

— Se fue, se fue sin previo aviso, nos dejó — grito

— Debió haber tenido sus razones —lo defendí—No dejaré que lo aplastes de esa manera, no tienes nada que criticarle.

Me puse de pie y sacudí los restos de nueve que quedaron en mi ropa

 — Eres igual o peor que él si hablamos sobre malos padres. 

Entró a la casa furiosa y yo aproveche ese momento para buscar el teléfono entre la nieve.

Ya ha colgado, pero no importa, puedo llevarlo a mi habitación y hablar ahí sin que nadie se de cuenta...

Ya en mi habitación busco el registro de llamadas y llamo al último número que se marcó.

Buenas tardes, Clínica McMahon ¿con quién desea hablar? 

Una recepcionista... ¿de una clínica?

— Eh... con Johan Webber.

— Un momento por favor

Espere unos segundos y la voz de mi padre volvió a hacerse presente por el teléfono

— ¿qué fue lo qué sucedió? — pregunto 

— Mamá no quiere que hable contigo — susurre

— ¿donde estás? — pregunto

— En mi habitación, todo esta bien. 

— Hija, no creo estar dispuesto para verte.

— ¿por qué no? ¿por qué te alejaste? — pregunte

— Estoy enfermo — admitió

— ¿qué enfermedad puede durar dieciocho años? — pregunte

— Es que no es sólo una enfermedad, al principió era una infección respiratoria, luego tuve complicaciones por años, mi sangre no circulaba regularmente, tuvieron que amputarme algunas de mis extremidades y ese último año se me ha desarrollado un cáncer pulmonar... Y eso no es todo, ese sólo fue un resumen.

  — ¿por qué no contaste nada sobre eso? ¿por qué? — grite

Pero luego recordé que estoy hablando a escondidas, por favor que mamá no se aparezca aquí, ahora no. 

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Hola chicas, aquí yo otra vez, para recordar que Un idiota para invierno tiene grupo de WhatsApp. Quienes quieran unirse bienvenidas 


Desastroso InviernoWhere stories live. Discover now