Capítulo 7

87 16 1
                                    


5: 41 am

No puedo esperar más. Damian debe contarme más, necesito saber.

Salgo de mi habitación y me dirijo a la suya, entro sin tocar y ¡Está dormido! Comienzo a movérlo y a jalar de sus brazos para que despierte

— ¿Qué? — pregunto con voz pastosa 

— ¡Wow! — exclame alejándome de él—¿Qué es ese olor? 

Abrí la ventana de inmediato. 

— No — chillo tapando sus ojos

— ¿Acaso comiste una rata antes de dormir? — pregunte— Wow — susurre

— ¿Qué es lo qué quieres? — pregunto

— Bueno... dijiste que me seguirías contando hoy — respondí sonriente  

¿qué? ¿por qué sonrío? ¿y si me contará algo malo? 

— ¿No podías esperar a qué te lo contará en el desayuno? — pregunte

— No, aparte de eso tengo más dudas sobre mi 

Suspiro y se puso de pie.

— ¿Te cuento mientras cocinamos? — propuso

— ¿Tú y yo? ¿odio y odio? ¿en una cocina? ¿con fuego y cosas filosas con las que podría...

— Nuestro odio es hermoso, y tengo hambre — suspiró cansado

Es una buena idea, tengo hambre y así... no me moriré de intriga cada vez que diga una palabra más, estaré distraída.

— Me parece buena idea

Él asintió y salió de la habitación así que lo seguí.

— iré al baño, espérame abajo 

Comienzo a bajar las escaleras y al llegar abajo note algo extraño en el sofá. Un bulto cubierto con una manta... ¿Quién se quedo dormido ahí?

— ¿Corey? — pregunto mientras descubro lo que sea que esté ahí abajo

Comienzo a gritar al ver a un hombre que... obviamente no es Corey; este despierta y seguido de él otra persona también lo hace ¿eran dos? 

— ¿Mamá? — pregunto

Es el padre de Federico.

— ¿Qué están haciendo? — pegunte

— Nos quedamos dormidos viendo la película— susurro

— ¿Aquí? — me alteré

Es cierto, hago dramas por todo.

Veo a Damian bajar las escaleras y al ver la situación se acerca.

— No quiero ver la cara recién levantada de tú novio el viej...

Damian me toma por un brazo y nos aleja del lugar.

— Mejor cállate, por muy viejo y feo que se vea ese hombre tiene dinero, y a tú mamá si que le gusta el dinero — opino

— ¿Qué insinúas?— pregunte 

— Cállate o no te cuento nada.

— ¿acaso esa fue una amenaza? — pregunte

— Si, andando, hazme de comer — sonrió 

— Yo no haré todo sola —gruñí

— Bien, como sea — bufo

Tomamos todas las cosas y los ingredientes que necesitamos para comenzar a hacer el desayuno y Damian al fin habló 

— ¿qué quieres que te cuente? ¿qué eras una niña fea y provocaba lástima? —bromeo 

No puede ser. 

— Deja de insultarme, era una niña...

— Por muy chica que hayas estado, eras ridículas, las niñas de esa edad son coquetas no como tú, un trapo andante — sonrió— ¿Creías que te veías bien con esos vestidos de los años 60 con esos moños tan exagerados? Lo único que faltaba en ti era usar el labial rojo de tu madre.  Te veías tan estúpida, lo peor es que creías que llamabas la atención porque te veías bien, pero era todo lo contrario. 

Tome el tenedor y lo metí en el aceite caliente para luego pasarlo por su abdomen desnudo. ¿abdominales perfectos? Ya no más.

...

  —  No estaría en esta situación si no fuese por tú culpa, estábamos bien, iba a contarte todo, no te aguantas nada. Eso fue algo agresivo, ¿eres un animal tal vez? 

— Los animales no tienen manos para pasarte un tenedor...

— Con aceite caliente en el abdomen si, se lo que sucedió— me interrumpió

— Y no, no estabamos bien, no debías sacarme en cara todas esas cosas, me dolió.  

Estamos en una pequeña clínica que queda cerca de casa. Tal vez me pasé un poco al hacer eso, pero él tampoco debió hablar así de mi. 

— Pudiste haber actuado como cualquier chica y darme una cachetada o insultarme — opino 

— Pero no soy normal, quise pasarte un tenedor. 

— Ya para de decirlo, pero lo que si podrás repetir en tú mente toda tú vida es que a esta hora ya lo sabrías todo. 

— ¿Acaso quieres otra marca de aceite? — amenacé

Tiene que seguir contándome.

 — Soy aún peor que tú — contra atacó

  — Pruebalo — dije entre dientes

Aveces me pregunto... ¿por qué él y yo somos tan complicados? Si, nos odiamos. Pero es difícil, un día estamos bien, odiándonos, pero bien. Y al otro estamos en situaciones como esta. ¿como es que pasamos de un momento tranquilo a una pelea? ¿como es que a nadie le importa si nos llevemos bien o mal? ¿como es que yo deje que la ida de Seth hiciera que odiara a Damian?

Fácil, así somos nosotros, complicados. Podremos estar hablando, pero siempre tenemos esa espina que nos hiere a ambos, Seth. Y claro, a nadie debe importarle si peleamos o no, es nuestro problema, aunque... Mamá nunca se interesa en más nadie, solo en ella y Corey, es Corey, y Florencia, esta loca.

El sentimiento que yo tenía hacia Seth me cegó, él era el único que me ayudaba y me hacía sentir importante, y yo era una niña sedienta de atención y si, me gustaba que me molestarán en primaria, era una masoquista, solo lo hacía para... llamar la atención. ¿y como es qué no lo admití antes? porque tenía una venda en los ojos y no me permitía aceptar mi error, ver lo que estaba haciendo hasta hoy. Hasta esta estupidez que estoy apunto de comenzar con Damian y no importa que me este arrepintiendo en este instante por todo lo malo; como ya dije antes, soy masoquista y no le dejaré ganar, no le dejaré ganar nada.

Desastroso InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora