Ella se giró para salir de aquel lugar, pero él la cogió del brazo e hizo que parase.

—¿Es eso una amenaza? —preguntó él.

—Suéltame, Pete —le dijo ella entre dientes.

—¿Es que crees que puedes amenazarme? ¿A mí? —rió—. No eres más que una estúpida mujer que cree que sabe todo lo que debe saber. Que es mejor que la mayoría de los que están aquí. Pero, ¿sabes qué? En realidad no eres nadie.

Harley se llenó de furia y se soltó del agarre de Pete. Luego lo empujó contra la pared, lo cual hizo que él diese un pequeño gruñido de dolor.

Se acercó a él elevando un dedo, señalándole y con los ojos llenos de ira.

Pete estaba tocando los límites de la cordura de Harley. Conseguía hacerla desesperar con apenas unas palabras y despertaba un odio en ella que muy pocas personas antes habían conseguido.

Le odiaba, odiaba a Pete. Y lo había sabido desde el primer momento.

—No te atrevas a hablarme así, maldito hijo de puta. Quizás a Denise podrás decirle todo lo que quieras, pero no creas que va a funcionar conmigo. No voy a dejar que te pases ni un pelo conmigo.

Él rió, como siempre hacía.

Y eso solo hizo que Harley se llenase de más rabia. Para él todo eso era un juego, una broma que podía gastar a cualquier persona. ¿Es que trataba a todos así? ¿Incluso a su mujer? Si era capaz de hacerlo con alguien a quien acababa de conocer, no quería ni imaginarse lo que podía hacer con aquellos que sí conocía.

Harley fue a responder, pero la puerta de la enfermería se abrió y entró Rick.

Fuera estaba oscuro, ya que cuando llegaron a Alexandría ya había anochecido.

Al principio todo fue un revuelo y la mayoría de las personas se acercaron para ver qué era lo que estaba pasando.

Con ayuda de Eugene consiguieron traer a Tara hasta la enfermería, pero luego Deanna les pidió que se fuesen todos de allí para dejarles a los dos médicos sitio para poder trabajar con tranquilidad.

Además, debían contarle qué era lo que había pasado ahí fuera. Deanna acababa de perder a un hijo.

Rick miró a ambos con el ceño fruncido. Se dio cuenta de los puños de Harley, los cuales se estaban reprimiendo para no acabar en la cara de Pete. 

—¿Va todo bien? —quiso saber Rick.

—Claro que sí —contestó Pete—. Solo estaba debatiendo con mi compañera.

Harley se alejó de él y se acercó a Tara.

—¿Puedes dejarnos un momento a solas, Pete? —le pidió Rick.

Éste último miró unos segundos a Rick y luego asintió a regañadientes, saliendo de la enfermería.

Harley observó que llevaba puesto el traje de sheriff, así que elevó una ceja cuando se acercó a ella.

—¿Vienes como sheriff o como Rick? —quiso saber—. Sé que Deanna querrá hablar con todos nosotros y no me extrañaría que te hubiese mandado a sacarme información. Lo que sí me sorprende es que le hayas hecho caso —ella sonrió.

—Vengo como Rick —respondió él y la miró a los ojos—. ¿Estás bien? —ella asintió—. Estás manchada de sangre.

Harley se miró y se dio cuenta de que tenía razón. Toda su camisa interior estaba cubierta de sangre, incluso sus manos y algunas partes de su cara.

—Es de Tara... —susurró, mirándola—. No me ha dado tiempo a cambiarme desde que llegué.

—¿Qué pasó ahí fuera? —Harley suspiró.

—No lo sé, Rick. Desde que explotó la bomba todo se convirtió en un caos. Ellos creían que Aiden había muerto, pero luego descubrieron que no. Tara estaba muy mal y Eugene y yo nos la llevamos fuera, a la camioneta. No tengo ni idea de qué pasó con Aiden o con Noah, Glenn no ha querido decir nada.

—Está muy afectado... —corroboró Rick—. Dice que fue culpa de Nicholas.

—¿Y Nicholas qué dice?

—Que fue culpa de Glenn —Harley rodó los ojos.

—Qué sorpresa... —ironizó—. Nicholas es un cabrón. Estoy segura de que haría cualquier cosa para salvar su pellejo.

—¿Y no es así todo ahora? —inquirió Rick y Harley le miró con el ceño fruncido—. Hacemos cualquier cosa para sobrevivir. Matamos a humanos para protegernos.

—Nosotros tenemos algo todavía, Rick. Algo que nos hace mantenernos unidos, en familia —él la miró, esperando a que continuase—. Humanidad. Eso fue lo que vi en ti en aquel granero y lo que viste tú en mí.

—¿Y si la perdemos? ¿Entonces qué quedará de nosotros? —Harley posó su mano con sangre seca sobre la de Rick y él elevó la vista para mirarla.

—Tu familia te da esa humanidad. Tú luchas por todos ellos, no por ti mismo. Ellos te admiran como líder. No necesitas nada más. Y eso es lo que la gente de aquí no entiende.

—Entonces tendremos que enseñárselo —dijo él seguro—. Lo antes posible. 

Ella asintió. Rick tenía razón. No podían seguir de ese modo mucho tiempo más. Tenían que empezar a cambiar.

 Tenían que empezar a cambiar

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Shout ◇ Rick GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora