El moreno sabía que aunque fuera una mínima esperanza, algo dentro de él le decía que no era Zoe. No su Zoe. No podía ser la misma chica que hacía una semana atrás los estaba mirando con aquellos ojos resplandecientes y llenos de ese amor. Aquellas palabras no podían ir en serio.


Justin apretó su rostro contra el pecho de Zayn. Odiando la maldita debilidad que empezaba a apoderarse de él. Con el paso de los años el rubio había aprendido a amarse. A amarse tanto que ya ni siquiera le importaba alguien más que no fueran Zayn y él. Justin con los años había aprendido a ser egoísta. Tanto que la mayoría del tiempo jodía todo y uno de los afectados era Zayn. Diablos, él muchísimas veces se sentía de la mierda cuando Zayn y él discutían, lo odiaba, y principalmente lo odiaba porque sabía que casi siempre el culpable era él.


Su actitud había mejorado con los años, pero él aun recordaba todas las veces que la había jodido con su novio. Todas las veces que había tenido que pedirle disculpas a Zayn por ser tan inmaduro. Todas las veces que los "te amo" los tuvo que multiplicar para opacar los "discúlpame". Zayn era su jodido mundo. Habían estado desde los nueve años juntos y tan solo siete años después, él había dado el paso para que estuvieran en dónde se encontraban en ese momento. Joder, le temblaba el cuerpo de emoción cada vez que recordaba a Zayn reírse por lo que había hecho cuando jóvenes. ¿Y lo mejor de todo? Él temblaba cuando veía el brillo de orgullo en Zayn cada vez que lo miraba. Que lo asparan si él no se encontraba feliz en dónde estaba en ese momento... Pero él mejor que nadie sabia lo que Zayn sentía, ya que él estaba sintiendo lo mismo. Y a los dos algo les faltaba. Lo sabían muy bien.


Justin en realidad no sabía si la pelirroja había llegado en el momento exacto... Lo que si sabía era que lo había cambiado para siempre. Y no era precisamente para mal. Justin sabía que Zayn y él jamás habían sentido algo tan grande como lo sentían por Zoe. Jamás. En sus diez años de relación Justin sabía que Zayn y él jamás se cambiarían por nadie más. Jamás cambiarían el sentimiento de pertenencia cuando Zoe lo tenía a él y a Zayn en sus brazos. O los besos que ella les daba antes de dormir. El rubio no tenía nada que reemplazar... O quizá sí, justo en ese momento Justin deseaba reemplazar la angustia que estaba sintiendo con algo mucho mejor. Y ese algo mejor era su mujer.


Él sintió como sus músculos se relajaban al escuchar a Zayn cantarle con suavidad al oído. Acariciando con sus fuertes dedos la piel de la nuca de Justin. Eliminando poco a poco la tensión que se agolpaba en él y que no ayudaba al rubio a respirar con normalidad.


Justin introdujo las manos dentro de la camiseta de Zayn, rodeándolo con sus brazos y acercando al moreno más. Justin sabía muy bien que Zayn necesitaba consuelo tanto o más que él mismo. Después de todo, la mayoría del tiempo, Justin tenía que ser el fuerte de la relación y cuando Zayn lo hacía era difícil hasta para el rubio. Puesto que aunque los dos eran fuertes, las actitudes de Justin ayudaban más de la cuenta a la estabilidad de Zayn y Justin amaba con su vida a su chico por eso. Tanto, tanto como lo hacía con Zoe. Diablos, él a veces se desconcertaba cuando Zayn le hablaba de lo extraño que había sido enamorarse de la pelirroja. Justin igual lo sentía. ¿Cómo era posible que Zayn y él amaran a una mujer en tan poco tiempo? No lo sabían con exactitud. Ellos ciertamente no podían comparar el amor que se tenían con el amor que le tenían a ella. Pero ciertamente era desconcertante cuando pensaban en eso.


Zayn frunció el ceño cuando escuchó el timbre. Justin gruñó de la misma forma y se levantó con rapidez, acomodándose en el sofá. Zayn exhaló con pesadez y se levantó. Su entrecejo se frunció cuando vio a una pequeña mujer morocha quien lo observaba con enojo en los ojos. Zayn gruñó con sorpresa cuando recibió la dura bofetada. Él volvió a mirar a la chica y su ceño se frunció el doble.

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