La dejo preguntándose quien sería aquella dama, que a su ver no era una persona del servicio, no creía que alguien de la servidumbre se atreviera a hablarle de esa forma, más bien era una joven de buena educación, pero Robert jamás le habia hablado de su familia y no habia visto a nadie de ella en la boda.

Se quitó eso de la cabeza y se apresuró a seguir los pasos de la mujer desconocida, llegaría tarde al desayuno, sería terrible el que su primer día en la mesa de su marido llegara tarde.

Estaba recorriendo el último tramo de las escaleras, las cuales iba bajando casi a trote por el retraso que llevaba, en el último momento, un cuerpo se atravesó en su camino, chocando precisamente con Robert, quien por suerte logro atraparla antes de que cayera.

- ¿Qué haces? -dijo algo molesto por la forma en la que la joven bajaba las escaleras.

- Aparentemente te asesino mientras llego tarde al desayuno- sonrió la joven con ángel.

- ¿Tarde?- le preguntó.

- Colette me dijo que iba tarde...

- No vas tarde a ningún lado- informo -Se sirve a las nueve.

Elizabeth recostó su frente en el pecho de Robert, exhausta por todos los sucesos acontecidos.

- ¿Sabes el susto que pasé?- levantó la cabeza mientras se separaba de su cuerpo.

- Bueno no es para tanto- comenzó a caminar a su lado.

- Claro, cambiando de tema, hay una jovencita aquí- lo miró de soslayo - ¿Quién es?

Robert tensó la mandíbula ante la mención de la mujer y la miró con detenimiento, intentando indagar en que tanto sabría su mujer de aquella "dama".

- Se llama Valentina.

- ¿Valentina? Qué lindo nombre-asintió con una sonrisa- ¿Que es de ti?

-Nada.

-¿Nada?

-Es... amiga de mi hermana.

-¿Hermana? -lo detuvo poniéndole una manos sobre el brazo-. No me dijiste que tenías hermanas.

- Si bueno...

- No la vi en la boda- lo interrumpió distraídamente, sin darse cuenta de que el asunto era un poco más complicado de lo que ella lo veía.

- Se sentía mal- mintió.

- Ah ya, entiendo -Robert la miró, no podía ser tan sencillo engañarla ¿O sí?- ¿Ya está mejor?

- Emm sí. - al parecer si era fácil engañarla.

- Robert no me digas que no la has ido a ver- le reprochó con una cara tierna.

- Sí, fui anoche en cuanto llegamos.

- Ah...- asintió conforme - entonces está bien.

Robert dio un giro inesperado, descolocando a la joven al percibir que se separaba de ella, dirigiéndose hacía su despacho, donde pasaba la mayor parte del tiempo, sino es que estaba fuera, atendiendo asuntos importantes.

- ¿A dónde vas? - le preguntó, intentando entender por qué se separaba de ella constantemente.

- Tengo trabajo que hacer- se detuvo en su caminar para mirarla, no estaba acostumbrado a que alguien le preguntara lo que hacía o dejaba de hacer, era algo a lo que se tendría que acostumbrar, probablemente.

- ¿No desayunaras? - casi le gritó cuando lo vio volver a caminar.

- Ya lo hice- contestó sin volverse y siguió caminando.

Lo que desata un beso (Saga los Bermont 1)Where stories live. Discover now