Capítulo 6

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Elizabeth apenas era consciente de que había contestado en la iglesia y del beso que habían compartido al final de la ceremonia. Esencialmente no rememoraba nada sobre lo que comieron, las personas que asistieron, ni siquiera su primer baile junto al que desde ese momento, era su esposo.

Siempre pensó que recordaría su boda con una gran dicha, pero dado el hecho de que su madre decidió contarle sobre... esa noche, su cabeza no se había podido despegar del hecho de que justo en ese momento, estaba sola en una carroza con él, viajando hacia su casa, hacia donde sería su casa.

Los nervios iban en aumento mientras se daba cuenta de lo lejos que estaba de la casa Bermont, de su familia. Se había despedido calurosamente de cada uno, con especial énfasis en sus primas y hermana, su madre le había deseado suerte y su padre... le había dado un beso en la mejilla.

Su madre intento excusarlo al decirle que era su orgullo de alemán el que lo obligaba a actuar así, pero Elizabeth temía que fuera más que eso y en verdad la repudiara.

- ¿Estás bien?- hablo de pronto Robert, sacándola de sus pensamientos.

- ¿Eh? Oh, si- sus manos la contradecían, se frotaba nerviosamente una contra otra y giraba constantemente los anillos que enroscaban su mano izquierda - ¿Le gusto la fiesta?

Elizabeth decidió que era mejor hablar, de esa forma no tenía que quedarse sumida en sus pensamientos, incrementando el miedo que ya sentía.

- Sí, estuvo bien.

Él tampoco le dejaba muchas opciones, parecía cansado, tal vez era solo que Robert no era muy aficionado de las reuniones sociales, sería el primer problema que tendrían, a ella le encantaba estar en fiestas, pero eso no era todo.
Aquel hombre habia decretado no amar, ¿Podría vivir con eso?

Al no encontrar otro tema de conversación el silencio se mantuvo nuevamente y fue así por el resto del camino. A Elizabeth casi le da una taquicardia al ver el importante castillo que abría sus puertas hacia ella, se manifestaba imponente, fría y hermosa. Intimidante.
Cerró los ojos al comprender que tendría que bajar de la seguridad de la carroza en cuestión de segundos.

- Elizabeth- la llamo Robert, ella en realidad aún no se acostumbraba a eso.

- ¿Mande?- dijo confundida.

- Te están intentando ayudar.

Elizabeth volvió su mirada en ese momento, dándose cuenta de que, como le habían indicado, una mano enguantada estaba tendida hacia ella. La rubia, un poco ofuscada, miro a su marido primero, antes de tomar la mano.

El hombre que le ayudo no le dirigió ni una mirada, permaneció recto y con las manos en sus espaldas, esperando a que el dueño de la casa bajara para cerrar la puerta de la carroza.

Robert se puso junto a ella y colocando una mano en su pequeña cintura la incito a caminar hacia la casa. Elizabeth apenas logro decirle gracias al hombre por su amabilidad de ayudarla a bajar. El mozo se mostró sorprendido por ese acto, cosa que Lizzy no notó en ese momento, estaba mucho más enfocada en el castillo de Drácula que parecía querer devorarla.

- Elizabeth, él mayordomo Jeffrey- presento Robert con parquedad.

- Hola es un gusto- saludo la joven con una sonrisa amigable.

El mayordomo atinó a dar un asentimiento de cabeza antes de cerrar la puerta de entrada e intentar ayudar a la joven a pasar su hermoso vestido de bodas sin estropearlo.

En ese momento entraba al salón todo un sequito de servidumbre que esperaba conocerla. Todos se mostraban con un semblante serio y mirada perdida en una lejanía.

Lo que desata un beso (Saga los Bermont 1)Where stories live. Discover now