Capítulo 2

3.2K 417 163
                                    

Leopold esperaba paciente a que McCormick abra la boca de una vez por todas y libere todo lo que acumuló esos dos años; habían llegado a su casa un rato antes, y se hallaban en su cuarto; Pero para el rubio mayor no era tan sencillo, la única vez que se atrevió a contarle a sus amigos acerca de su inmortalidad terminaron creyendo que él mentía y luego lo olvidaron, vaya amigos. Temía esperanzarse con el pequeño Butters, lo más seguro es que este también olvide eso.

-¿Recuerdas cuando nos hicimos superhéroes? – Soltó finalmente Kenny, dejando caer su cuerpo sobre la cama,

-Sí, ya pasaron muchos años de eso. Aunque, yo era un villano. –Stotch mantenía su sonrisa dulce y una mirada sobre el otro rubio. -¿Eso está relacionado con lo que te preocupa?

-Algo así, se puede decir que en esos tiempos todo fue para peor. –Posó su vista en el techo blanco de la habitación, confrontar a la gente en momentos como ese no se le daba bien. -¿Recuerdas cuando me disparé en la guarida de Coon y amigos?

-No Kenny, ¿De qué hablas? –Butters cambió su expresión a una de confusión, a pesar de que estaba encerrado en una pequeña prisión que Cartman hizo, él no vio aquella escena, estaba concentrado en no comer su caca del hambre que tenía.

-Sabía que no lo recordarías, tranquilo, nadie lo hace. –Cerró los ojos sin querer ver el rostro de su amigo, ya se esperaba cual sería, el mismo que puso Kyle cuando se lo confesó frente al resto.

-¿Por qué disparaste? Sabes que las balas lastiman, ¿Querías herirte? –Se levantó de la silla que se encontraba frente a su escritorio y se dirigió a la cama, sentándose junto a McCormick. Puede que no sean tan cercanos, pero todos los recuerdos que tiene Butters sobre Kenny le dejaban ver que el chico no era una mala persona, y si tenía un problema, no dudaría en ayudarlo. Además, seguía siendo el chico con más dignidad que conocía.

-En ese momento me suicidé, el arma apuntaba a mi cabeza. Butters, en ese momento morí. –Abrió un poco sus ojos para buscar la vista de Leo con la suya, tratando de mostrarse serio y firme ante lo que decía. Por otro lado Butters lo miraba con terror, en esos momentos las palabras tan directas de Kenneth y su firmeza le generaron una horrible sensación en el pecho.

-Pero, tú estás aquí ahora, no pudiste morir. –Tragó saliva tras decir aquello, su amigo le asustaba en ese instante.

-Lo sé, luego de dispararme desperté en mi cuarto, con la misma ropa de siempre, acostado en mi cama. Esa es mi maldición Butters. Me mataría aquí mismo para que me creas, pero olvidarías todo lo que acabo de decir, y no voy a explicar otra vez lo mismo. –Volvió su vista al techo, para mañana lo más probable era que el pequeño Leo le cuente a todos que estaba demente.

-Es una broma, ¿Verdad? -Buscaba con desesperación una señal que afirmase su pregunta. Su pánico aumentó ante el silencio de Kenny.- Amigo, me estás asustando. Si es un juego no da gracias.

-Sabía que no podía contar contigo. –Suspiró resignado y se levantó del lugar, dispuesto a salir.
Butters se desesperó, no pasaron nada de tiempo juntos y ya estaba sólo nuevamente. Decidió seguirle la corriente a su amigo y evitar que se fuera.

-Eso es. . . Terrible, Kenny, ¿Siempre fue así? -Habló finalmente antes que el rubio se marchase.

-Tú. . . ¿Me crees? -Detuvo su paso al oírlo, y volteó a verlo. Si que fue sencillo que se lo tragase, Cartman lo hacía siempre.

-Claro que te creo, por Dios, debe ser tan duro para ti. Eso era lo que te puso mal todos estos años, ¿Verdad? -Su voz sonó convencida, seguro que McCormick le creía.

-¿Cómo lo sabes?, ni mis amigos se dieron cuenta –A cada segundo entendía menos.

-Santo cielo Kenny, era tan obvio. Desde que ocurrió lo de tu padre cambiaste mucho, eres más callado y no sigues a los chicos con sus problemas raros. –Esbozó una pequeña sonrisa y se levantó de la cama, encaminándose a la puerta. –Traeré refrescos y aperitivos, al parecer estaremos un rato charlando, y tengo hambre. Ahora vuelvo. –Dicho eso salió de la habitación y bajó.
El rubio mayor retomó su lugar en la cama, analizando lo ocurrido segundos antes.

A los pocos minutos Butters regresó con una bandeja en la cual había dos vasos con refresco y unos sándwiches caseros, al parecer los preparó él.

-¿A qué hora regresan tus padres del trabajo? –Tomó uno de los vasos y bebió de él, claramente, Kenneth de igual forma tenía hambre. No desayunó y el dinero no le alcanzó para comprarse algo en el almuerzo, debía aprovechar en comer todo lo que podía cuando tuviese oportunidad.

-En una hora llega mamá, y papá viene para la cena. –Miró sorprendido la manera tan desesperada en la que su amigo comía, a cada día era más pobre, o eso parecía.

-¿Qué haces aquí encerrado todo el día?, digo, debe ser aburrido. –Se encogió de hombros, tragando casi sin masticar, para luego llenarse nuevamente la boca.

-Sí, lo es, pero no tengo con quien jugar, por eso uso la imaginación y busco una forma de divertirme solo. –Desvió la mirada, dejando que McCormick devore los aperitivos.

-¿Quieres jugar conmigo?, tu vida es pacífica y simple, lo que busco en este momento. Además, eres agradable, más que mis amigos. –Terminó con toda la comida y bebió lo que restaba de jugo, alegre, el hambre se esfumó.

Stotch sonrió de la manera más amplia que su rostro le permitía, eran las palabras más bonitas que jamás le dijeron. Su plan funcionó, ya tenía con quién pasar su tarde.

-Oh, vaya Kenny, eso sería genial. –Le regaló una mirada de completa satisfacción, con aquellos ojos azules como el cielo, cosa que McCormick no pasó desapercibida. Por el contrario, contempló unos segundos los ojos de su amigo. Era la primera vez que le prestaba atención a ese lugar del rostro, y al parecer no le molestaba ni un poco seguir haciéndolo.

Butters era un adolescente que fácilmente podría confundir con un niño, de no ser por su estatura y el vocabulario que utilizaba, además de voz ligeramente grave. Pero dejando eso de lado, desde siempre adquirió rasgos aniñados y delicados a lo largo de su persona. Comenzando desde sus pestañas largas y finas, bajando por su nariz pequeña y respingada, continuando con labios delgados y pálidos, cabeza pequeña, hombros no tan anchos y un tanto caídos, piel pálida y suave, etc. Por donde lo veas era una niño, una niño dulce pero algo estúpido.

-¿Ocurre algo? –El pequeño ya se había puesto nervioso por la fija mirada de Kenneth, se notaba como lo estaba examinando, y eso le incomodaba.

-Lo siento, pero para serte franco, estoy dudando de tu edad. Eres más pequeño que los del primer año. –Aquellas palabras se clavaron en sus oídos como alfileres, fue un golpe bajo.

-No es que sea intencional, ya traté con todo para conseguir un cuerpo más fuerte, pero nada sirve. Cada día que pasa me veo más infantil. –Kenny alzó una ceja sin alejar su vista del pequeño, al parecer alguien tenía fuertes problemas de autoestima.

-Butters, no creo que debas preocuparte por eso. Aún somos adolescentes, espera a pasar la pubertad para preocuparte por cosas como esas. –Apoyó una mano en el hombro de Stotch y sonrió.- Mi comentario no era para ofenderte, pienso que eres muy lindo de esa forma.

No se percató de lo que dijo hasta que notó el rubor en las mejillas de su amigo. Al paso de los minutos consiguieron sacar otros temas de conversación para liberarse de aquel ambiente incómodo que se formó en ese cuarto. Puede que sus personalidades sean opuestas, y quizás difieran en muchas cosas, pero ambos estaban seguros que esa sería una amistad de la que no se arrepentirán.

-

Quería avisar que el bunny va a ir despacio, no van a darse besos ni confesarse de un día para otro. Si buscaban una historia en la que esa pareja crezca de manera rápida entonces no les recomiendo esta.

 Bien, espero que la lectura les haya gustado. Si mi redacción les parece mala pueden decirlo. ojalá no les aburra la historia y consigan experimentar los sentimientos de los protagonistas en cada capítulo. Voy a tratar de subir lo más seguido posible. 

Dear Rabbit. [Kenny x Butters.] Where stories live. Discover now