Capítulo Quince: La fiesta

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Luciana: ¿A dónde vas? La sesión de tenis en por allá.

Sheyla: Voy a la oficina de la directora, verdulera.

Luciana: Ah si, olvidaba que anoche te encontraron con seis chicos semidesnudos en una habitación.

Sheyla: Y a ti te van a encontrar con una docena de plátanos verdes atravesados.

Luciana: Eres una estúpida, no dejo que nadie me hable así.

Sheyla: Si...ajá...me retiro, aquí huele a apio podrido... ¡Ah no! Es tu entrepierna, adiós.

Luciana me haló del cabello, y yo la aventé.

No, ella no se atrevió a tocarme.

Sheyla: Tú a mí no me vuelves a tocar. A ti lo que te falta dentro es carne pero lastimosamente a ti ahí no te entra nada más que verduras - dí una carcajada y me fui.


Subí hasta la habitación, antes tomé dos sogas que había en un cuarto de mantenimiento, una la até a la ventana y la dejé caer fuera del edificio, bajé por ella y llegué al campo, quedé frente al enorme árbol. Luego de varios intentos atravesé la otra soga por una rama, até la otra soga que estaba amarrada a mi cintura para no perderla y comencé a escalar con los pies en el árbol y mis manos tirando por la soga de la rama. Me costaba mucho subir, a la mitad de la soga no aguante y me solté hasta que fui atrapada por unos brazos.

Natalie: ¿Vas a algún lado sopleta?

Sheyla: ¡Sople!

Natalie: Supuse que necesitarías ayuda.

Sheyla: ¿Cómo huiste del campo?

Natalie: Le dije a la profesora que me había lastimado el tobillo y me dejó ir a descansar a la habitación SÓLA ¡Error!

Sheyla: Eres genial. Bueno, ahora ayúdame.

Natalie: Mira, te muestro como es más fácil - haló la soga y esta cayó al suelo.

Sheyla: ¿Qué haces? ¡Me costó subirla!

Natalie le hizo nudos cada medio metro, la tiró y de un sólo intento la atravesó al otro lado de la rama.

Ntalie: Así es mejor - sonrió.

Sheyla: No me imagino cuantas veces hiciste esto para salir de tu casa e irte a los clubes.

Natalie: Incontables veces - reímos.

Natalie sostuvo de un lado la soga mientras yo subía por el otro, era sorprendente la fuerza que tenía esta chica.

Sheyla: ¡Qué fuerte eres!

Natalie: Hay que serlo para sostenerse de los tubos.

Al fin subí al muro y amarré la otra soga al árbol.

Natalie: Ahora sube a la habitación, cierra la ventana y pásale la cortina por si se le ocurre llegar a alguien, te mantienes pendiente de la ventana para darte la señal - dije desde arriba.

Natalie: Las traes bien heladas.

Sheyla: A punto de congelar - bromeé.

Amarré la otra soga al árbol y me bajé por los mismos nudos, estaba en un campo vacío y corrí hasta cansarme, caminé un poco más y llegué a la carretera, este iba a ser una de esas veces igual a la que tuve con Angie la noche antes de venirme.

Detuve una camioneta, ahí venían unas monjitas.

Sheyla: Disculpen hermanas, me perdí y no sé cómo regresar.

CHICA MALA - Adaptada ROJASRODIWhere stories live. Discover now