Capítulo 30

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JORDAN

Miraba fijamente en el espejo mi reflejo. Las vendas blancas rodeaban mis nudillos, las palmas de mis manos hasta las muñecas al igual que parte de mis antebrazos.

Usaba mi habitual short Everlast color negro con una raya blanca en los costados. Siempre me encontraba despeinado, pero esta vez decidí ponerme un poco de gel. Peinando así mi cabello de lado.

Me coloqué mi bata con capucha y comencé a calentar mis brazos mientras caminaba por el pasillo oscuro hasta llegar al ring. Mi entrenador me estaba esperando en la puerta junto con los guarda espaldas.

-Jordan. -Miré a John, el cual se encontraba con el rostro levemente enrojecido, mientras revisaba un par de hojas. -El ruso peleará contigo...

-Ya. -Respondí cortante. -¿Y qué sabes de él? -Le pregunté con una expresión en blanco, mientras tronaba mi cuello y nudillos sin mirarlo. No me sirve de nada tener miedo al pelear, John no me contagiará esa mierda de preocupaciones, precisamente por eso, porque son pura mierda.

-Escuché que dejó a los demás adversarios muy graves, ese tipo esta loco. -dijo John tratando de lucir sereno, pero se notaba claramente que estaba nervioso. Fruncí mi ceño. ¿Qué el tipo está loco? ¿Que les causó heridas graves a los demás?

¿Y eso a mi qué narices me importaba?

Al ver mi expresión carraspeó.

-Es nuevo aquí al parecer, es de tu edad, tiene 20 y siendo honesto es un tipo duro, no sé que decirte.

Enarqué una de mis cejas y sonreí gélidamente en su dirección. -Para mi ser duro no es suficiente. -Borré toda expresión de mi rostro.

No tenía nada de que preocuparse, si ese cabrón quería noquearme tendrá que dar lo mejor de sí.

-¡ESTA NOCHE TENEMOS A UN NUEVO LUCHADOR! -Exclamó el presentador. -¡EL MISMO DIABLO EN PERSONA, DAMAS Y CABELLEROS! ¡LES PRESENTO A WEST! ¡MEJOR CONOCIDO COMO EL RUSO!

Los aplausos y gritos se escucharon detrás de las puertas.

-¡EL SIGUIENTE LUCHADOR ES EL MISMO INFIERNO QUE LOS HARÁ ARDER. ¡TIEMBLEN SEÑORITAS Y HUYAN CABALLEROS, PORQUE AQUÍ VIENE EL FAMOSO HARRISON, MEJOR CONOCIDO COMO JORDAN!

Los guardaespaldas abrieron la puerta, dejándome ver a hombres y mujeres gritando mi nombre, el cuadrilat estaba completamente iluminado y a tope de gente. En el ring, yacía el Ruso, que me observaba con dureza.

Fruncí mi ceño, y con confianza caminé hacia el ring. Las mujeres gritaban mi nombre sin parar, y los hombres me animaban con su puño arriba.

Pasé mi cuerpo por debajo de las cuerdas, para después ir a mi esquina, donde me quité mi bata.

Ambos caminamos en nuestra dirección hasta quedar frente a frente, medíamos casi lo mismo, el chico era un poco más alto que yo. Pero eso no me importaba.

-Quiero una pelea limpia jóvenes. Que gane el mejor. -Dijo el arbitro.

Nos observamos con el rostro completamente serio. Elevé una de mis cejas al ver que se ponía tenso, al contacto de nuestros puños.

La campana sonó y él inmediatamente me lanzó un golpe que logré esquivar, volvió a lanzar otro, y volví a esquivarlo. Él gruñó en respuesta y cuando quiso golpearme de nuevo, me agaché rápidamente esquivándolo para después yo darle dos ganchos izquierdos en su estómago.
Me alejé de él sólo un poco para lanzar un golpe recto directo a su rostro. Él ruso lo esquivó y entonces me proporcionó un fuerte derechazo, que logró aturdirme por un momento, oportunidad que él tomó para comenzar a golpearme unas cuantas veces. En un descuido suyo lo esquivé nuevamente para lanzarle un duro golpe directo a su quijada, él tomó aire y me fulminó con la mirada. Se acercó a a mi con sus puños arriba, cubriéndose en todo momento. Lanzó un golpe izquierdo recto, seguido de un gancho derecho. Gruñí en respuesta bloqueando ambos golpes. El tipo pega bastante duro a decir verdad. Nada mal.

Le arrincono contra las cuerdas y comienzo a golpearlo repetidas veces en el abdomen. Él gruñó y me rodeó con sus brazos. Antes de que pudiese empujarlo el arbitro nos separa y vuelve a dar inicio a la pelea.
Pero algo o más bien alguien captó mi atención en la multitud...

Mi corazón comenzó a latir rápidamente y entreabrí mi boca al ver que Sonia estaba ahí... sus ojos grises hicieron contacto visual conmigo dejándome sorprendido.

Y joder... sentí una extraña emoción, con tan sólo saber que ella se encontraba aquí.

Aparté la mirada de ella al ver por el rabillo del ojo, movimiento. Entonces siento que el ruso rápidamente me lanza un fuerte golpe a la mejilla en un descuido mío. Giro levemente mi rostro y velozmente me cubro bloqueando otro golpe que me quiso proporcionar al rostro. Sonrío con frialdad en su dirección y él me observa furioso. El tipo camina a mi alrededor y yo me muevo. Ambos sin apartar la mirada uno del otro.

Se acabaron los preámbulos, es momento de acabar con esto.
Dejé que él me lanzara dos puñetazos más, y entonces esquivé el tercero. Lancé seis golpes rápidos, dos rectos, dos ganchos derechos dejándolo expuesto del rostro. Momento que tomé para hacer un uppercut. Él ruso bajó la guardia por la potencia de mi golpe. Y fue ahí cuando le lancé un golpe a la mejilla, rematando con un fuerte puñetazo hacia su nariz.

Él retrocedió aturdido y no me detuve.

Comencé a golpearlo con fuerza, mientras él intentaba cubrirse de mis golpes. La sangre brotaba de nuestro rostro.

Escuchaba los gritos de la multitud en el cuadrilat. Escuchaba mi nombre siendo exclamado por ellos. Pero no me importaba. Seguí golpeando al ruso hasta que comenzaba a dar indicios de no poder más.

Al verlo caer de rodillas me apartan de él y se acercan para comprobar que está bien y así era, pero ya no sana indicios de poder continuar. Respiro pesadamente sintiendo de repente una mano elevar mi brazo izquierdo anunciando que había ganado.
Mis ojos por un momento conectan con los del ruso y él se quita la bucal de su boca para despues escupir algo de sangre, una fría sonrisa se instala en su rostro antes de que haga una mueca poniendose de pie. Se marcha y su entrenador va detrás de él junto con sus seguidores. Peleó demasiado bien a decir verdad, hace tiempo no me divertía con alguien en el ring.

Las mujeres gritaban al igual que los hombres. Pero a mi sólo me importaba una persona.

Busco con la mirada a Rossel, mientras trato de regularizar mi respiración.
Al no dar con ella, la decepción se apodera de mi. Y me bajo del ring, al mismo tiempo que me quito los guantes de box. Se los entrego a John que me observa con orgullo y un tanto sorprendido por lo que acaba de ver.
Me limito a ignorar los gritos de felicitación del público, caminando hacia las puertas por las cuales entré. Los guardaespaldas me abren rápidamente dándome acceso al pasillo iluminado de luces blancas y me voy, dejando todo atrás.
Me limpio bruscamente el sudor que corre por mi frente.
Rossel estaba ahí... Pero, ¿por qué se fue...?
La idea me resulta desconcertante y siento que se me cae el alma a los pies.
La esperanza que nacía mi pecho desaparece. Y me paso las manos por el cabello.

¿Por qué me cuesta tanto alejarme de ella? ¿Por qué no puedo sacarla de mi maldita cabeza?


EL BØXEADØR ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora