Capítulo 2

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Hace media hora había llegado a mi casa. Adam estaba en la escuela, y yo me encontraba sentado en mi sillón esperando a Matt. Como se tardaba mucho decidí ver la televisión, pero apenas la encendí sonó el timbre. Me levanté para abrir.

Matt estaba recargado en el marco de la puerta y en cuanto me vio me lanzó una sonrisa arrogante.

-Hola hermosa, ¿acaso me extrañaste?

Puse los ojos en blanco por lo que él estaba a punto de hacer. Le di un golpe en el hombro,

-Ya dejémonos de madres y pasa de una puta vez Matt.

-Ouch ¡Pero que humor! ¿estás en tus días?-dijo con una voz tan gay por lo que solté una pequeña risa.

-Mierda, a veces me pregunto cómo es que me junto contigo.

Cuando entramos a la casa él fue directo a mi refrigerador por una cerveza.
Me senté nuevamente en el sofá y miré la televisión... pero no había nada que me llamase la atención.

Matt se sentó en el reclinable y me lanzó una lata de cerveza. La atrapé con una mano y luego apagué la tele. Cuando nos miramos él me alzó su cerveza en forma de brindis.

-Soy todo oídos.-Sentenció tranquilamente mientras le daba un sorbo a su cerveza.

Suspiré pesadamente antes de lanzar el control remoto lejos de mi. Fruncí mi ceño agobiado.

Hoy la universidad estuvo reventándome las pelotas.
«¿Qué más hay que decir?» Gruñí.

-Da lo mismo. Sólo empecé mal el día, fin.-El tono de mi voz fue de completo fastidiado.

Los ojos verdes de mi amigo me fulminaron, claramente no le gustó esa respuesta.

-Resúmelo si así lo prefieres, tengo que saber a quienes debo tachar para cuando vaya mañana.-Respondió serio.

-No pasó mucho, llegué a la universidad, se me acercaron varias chicas, luego me pelee con el capitán del equipo de fútbol por mencionar a mis padres. Y una chica me besó por una jodida apuesta de niños- respondí con seriedad a la vez que la duda se instalaba en mi cabeza, sobre si debería contarle acerca de la tal Rossel.

Preferí no decir nada, no es como si fuese algo importante el asunto. Al igual que lo demás joder. Excepto... lo de mis padres. Sin duda no toleraré comentarios como esos, no me importa de quien vengan, hombre o mujer.

-Hay algo más, ¿no es cierto?-Cuestionó frunciendo el ceño.

Después de un momento de silencio negué lentamente con la cabeza y saqué un cigarrillo de mi cajetilla. Le prendí fuego y le di una larga calada. Expulsé el aire por la boca y le lancé la lata de cerveza a él, en señal de que en éstos momentos no me apetecía beber.

-Bien, ya que hemos terminado de hablar, vamos al cuadrilát.-dijo Matt tranquilamente.

Nos levantamos y fuimos a su auto que se encontraba aparcado frente a la mansión, un Mustang negro de último modelo, el cual ocupaba para sus carreras ilegales.

Encendió el auto y arrancó hacia el cuadrilát.


(...)


Cuando llegamos iba a empezar una pelea.

Tyson Bullgate v.s Evan Rochester.

Ya habíamos peleado contra ellos, yo contra Rochester y Matt contra Bullgate.
Les ganamos por supuesto.

Un tono comenzó a sonar donde estábamos nosotros. Miré a Matt, que había sacado su celular para atender una llamada a la vez que se alejaba para poder escuchar entre el gentío.

EL BØXEADØR ©Where stories live. Discover now