Capitulo 31

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(Dominic)

Llevamos quince minutos tratando de encontrar a Aida pero aun no encontramos a la madre de Luke por lo tanto tampoco a mi prometida.

-¿Donde demonios están?-Maldije por lo bajo pero completamente molesto.

-Ni idea-Contesto Daniel con los puños cerrados, había escuchado que Daniel era una persona de un temperamento pero a pesar de que no lo conocía siempre demostró tener tolerancia.

-¡Allí!-Alejandra señalo a una señora con un poco de edad, en su mano llevaba muchas bolsas y en la otra su celular por el cual hablaba.

Nos alejamos un poco y pronto Luke apareció con Aida de la mano, mi estomago se retorció de enojo, no era un obsesivo celoso pero esto no tenia precio pero tenia que hablar con ella antes de sacar mis conclusiones.

La madre de Luke miraba con una sonrisa a su hijo y mi futura esposa.

El muy maldito había rodeado la cintura de Aida pero esta pareció incomoda por lo cual se soltó de manera un poco brusca, parecía un poco nerviosa y preocupada pero yo ya sabía la razón.
Nos habíamos visto hace tan solo una hora y era obvio que sus nervios no tendrían compasión de ella.

-Allí están-Dije lo suficientemente fuerte para que todos escucharan.

-Por lo menos no esta herida-Dijo con alivio Melina.

-¡Aida amor mío!-Un chico alto de cabello café abrazo a Aida, mi estomago se volvió a retorcer.-¿Por que me dejaste solo?

-Por que te odio-Si, esa es mí Aida.

-Yo se que me amas-dijo mientras tocaba su pecho en donde se encontraba su corazón.

-¡Basta!-Grito el idiota...¡digo! Luke.

Comenzaron a caminar rumbo a la salida, los seguimos desde lejos pero por separado, cuando se marcharon en su carro nosotros corrimos al nuestro y los seguimos desde una buena distancia.

-¿Enserio estuvieron todo este tiempo en México?-Pregunte con sumo enojo.

-Hicieron una buena jugada-Admitió Daniel.-Ahora nos toca a nosotros.

-Bien.

Después de averiguar donde tenia secuestrada a Aida regresamos a casa a planear su rescate.
En estos momentos yo estaba analizando todo lo que podíamos tener en nuestra contra y a nuestro favor. Lo analizaba una y otra vez buscando más cosas a favor pero algo me decía que fracasariamos.

-¿Estas bien?-Esa odiosa pregunta, una pregunta que no sirve más que para decir lo que no es necesario, lo que es obvio o en su caso una patética mentira.

-¿Tu que crees?-Regrese la pregunta con rudeza.

-No tienes por que responder así-Alejandra me miraba molesta y con odio puro.-Solo trataba de buscar el modo de distraerte pero ya entendí.

Se dio vuelta con la intensión de irse pero la detuve tomándola del brazo.

-Lo lamento es solo que...-Suspire cansado.-Estoy cansado, me siento inútil.

-Daniel lo dijo, hicieron una buena jugada.

-Debí cuidarla como era debido.

-No fue tu culpa.

En su mano llevaba un sobre abierto, me pregunte de quien seria.

¿Se lo habrá dado Fernando?

No, él ya tomo una decisión. A menos de que aya cambiado de opinión.

-¿Qué traes allí?-Señale el sobre color negro.

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