Capitulo 28

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Dedicado a:
@leslye_sa

-¡Ya era hora!-Grite alegre.-Ya los quiero ver de la mano.

-¡Cierra la boca!-Contestó a voz de grito avergonzado.-No entiendo como puedo tenerte tanta confianza.

-Yo se que me quieres-Comente burlesco.

-Ya quisieras-Me golpeo el hombro.

Hice un puchero y después solté una carcajada, Fernando se unió a mi mientras salimos de la habitación.
Daniel apareció en nuestra visión cuando salimos, su rostro reflejaba tristeza y sabia a la perfección que esto se debía a Aida.

Me detuve y le hice señas a Fernando para que siguiera sin mi, este asintió para desaparecer tras girar a la izquierda y bajar las escaleras.

-Daniel-Lo llame.

-¿Sucede algo?

-Lo lamento-Murmure, me sentía culpable de todo desde que Aida hubiera desaparecido hasta la situación en la que nos encontrabamos.
Sin pistas, sin ideas y más deprimidos que nunca.

Su mano viajo a mi hombro y me dio un leve apretón.

-Nada es culpa tuya-Me trato de consolar.-Esto es culpa mía, por no haber cumplido mi promesa.

No dejo que hablara pues se marchó rápidamente dejandome solo en medio del pasillo.
Baje las escaleras pensativo sin embargo el peso de alguien me saco bruscamente de estos.

-¡Dominic!-Mi hermano estaba en mi espalda y sus manos estaban al rededor de mi cuello.

-No hagas eso-Dije con voz firme.

-No seas amargado-Se bajo de mi espalda para posicionarse frente a mi, tenia las manos en las caderas tratando de lucir firme, su mano golpeo mi mejilla sin fuerza hace dos años ella se había casado con un muchacho de buena posición económica no estaba aquí por que se encontraba tratando unos asuntos fuera del país pero mi hermana lo informo de la desaparición de Aida por lo que él con unas cuantas llamadas puso a Aida como desaparecida sin entrar en la necesidad de llevarlo a los noticieros, esto era más para evitar que mi suegra se enterara, Fernando y Daniel decían que era mejor evitar que su madre se enterara pues lo exagerada que era Aida lo había heredado de ella.

Palabras suyas no mías.

No podía decir mucho al respecto por lo cual prefería estar callado.

-¿Vamos al centro comercial?-Pregunto Fernando que estaba tirado en el sillón mirando con aburrimiento al techo.

-¿Para?-Cuestiono mi hermana.

-Falta comida y no quiero morir de hambre, me amo demasiado como para dejar que este hermoso cuerpo se vuelva un palo.

Solté una carcajada ante la ocurrencia de mi amigo, no sabría decir quien esta más loco si mi Aida o Fernando. Por que aunque Daniel es de la familia es, en mi opinión, él más cuerdo de esta hermosa familia.

-Ya vas de creído-Alejandra rodó los ojos mientras se cruzaba de brazos, no sabia por que estaba molesta pero por mucho que suene feo, no me importa. Ellos sabrán porque están molestos con ellos y con los demás, lo único que deseaba es que Fernando no aya cambiado de opinión con respecto a su propia loca.

-Quien te hizo enojar que te vienes a desquitar con uno-Contraataco haciendo que Alejandra se quedara sin palabras.

-Si van a ir al centro comercial digan de una vez.

-Si.

Y así fue, Fernando, Melina, mi hermana y yo fuimos al centro comercial con la intensión de comprar víveres y no tener una fuerte desnutrición. Claro que con mi hermana en una tienda era un completo desastre era como tener a un niño adicto a los dulces en una endemoniada dulcería, evidentemente el resultado no iba a ser bueno.

-¡Deja!-Le ordene a mi hermana.

-Yo quiero ese vestido-Hizo puchero.

-¡Que no!-Grite pero ella seguía jalandome para que la soltara aun que no consiguió nada.
De alguna madera logro zafarse de mi y corrió a la tienda de vestidos, era un tremendo desastre, para evitar retrasos Fernando y Melina se adelantaron a comprar las cosas, claro de Melina no desaprovechó y logro que Fernando le comprar un libro, era igual a Aida. Buscando la oportunidad para lograr tener un libro para después ignorar a todo mundo alegando que mientras más rápido acabe el libro más rápido tendrá tiempo para nosotros.

Maldita mente que relaciona todo con Aida.

-Tierra llamando a Dominic, Dominic ¿Estas allí?-Mi hermana pasaba su mano frente a mi, cuando capte que me había perdido en mi mundo solo trate de disimularlo sonriendo de inocente.

-Lo siento-Murmure.

-No importa, de todos modos ya robe tu billetera.

Y salio corriendo pero no me importo hasta que procese lo que había dicho.

-¡Ven acá!-Corrí tras de ella pero como había tardado demasiado en darme cuenta de sus palabras me llevaba una gran ventaja y aparte de que mi cuerpo estaba agotado por la falta de sueño y ejercicio.

Estaré viejo pero no tanto como para descuidar mi estado de salud.

-¡Dominica!-La llame por el apodo que la solían llamar cuando pequeña. Ya que eramos por desgracia hermanos algunas personas la llamaban así aun que este no era su nombre, era con el único afán de molestarla y lo cual quise aprovechar.

-¡No me llames así!-Se detuvo y me encaro, que fácil cayo.
Tenia sus manos en su cintura y mi cartera estaba entre sus delgados dedos cuando de descuido se la arrebate y sonreí triunfante.

-Ja-Me burle de ella.

-Maldito-Susurro.

-¿Que dijiste?-Pregunte haciéndome el tonto.

-Que eres un idiota.

Resulta que ahora el idiota soy yo, ¿Quien fue la que perdió la cartera cuando ya la tenia en su poder? Cierto, ella.

Por suerte mi cartera no sufrió ningún daño, o más bien mi poco dinero, puesto que ya había faltado mucho al trabajo tuve que dar una buena explicación sobre esto algo que me ayudo bastante es que cuando estuvimos fuera estuve trabajando un tiempo en sitios afiliados en donde trabajo por lo cual no me ausente del todo.

Las cosas estaban girando de manera poco beneficiara para nosotros y estaba cada vez más desesperado por encontrar a Aida, esto me esta volviendo loco. No soy del todo dependiente de ella pero realmente la necesitó a mi lado.

-¡Son mis papas, buscate las tuyas!-Genial, ahora estoy imaginando su voz.-¡Tarado!

No, no. Esas no son ilusiones.

UnidosWhere stories live. Discover now