14. Aferrándose al presente.

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Varias horas habían pasado desde que salieron de Argentina, ya estaban anunciando la llegada al aeropuerto de Londres, Manuel se desperezó y tironeo de las hebras rubios de Martín para que despertara también, apenas abrió sus ojos sonrió viendo el color esmeralda de estos, el rubio sonrió por inercia al ver tan precioso rostro con tal gesto, pero rápidamente miró para otro lado golpeándose mentalmente; el castaño solo se rio y se concentró en su teléfono para actualizar su estado de Facebook.

Francisco Javier fue el primero en salir del avión e ir por el pasillo directo a las puertas del aeropuerto donde lo estarían esperando los empleados de Martín, nuevamente se llevaba las miradas de todos en el lugar, aprovechando el clima cálido del país se encontraba mostrando más de lo necesario con sus ropas. Sus secretarios detrás de él no sabían dónde ocultarse, por más que llevarán mucho tiempo junto al rubio Mackenna, aún sentía vergüenza ajena de él.

Los tres Hernández iban juntos hablando de lo que harían en los dos días que se quedarían, no podían darse el lujo de quedarse más en Inglaterra, debían volver los tres a sus respectivas empresas y cargos. Daniel y Manuel quedaron juntos, pero ninguno de los hablaba, el paraguayo no quería recordar lo lejos que estaba del castaño, lo pequeño que era al de su jefe, parecía un aprovechado al pretender más que una relación de trabajo con él; por el lado del chileno solo pensaba que el paraguayo se veía demasiado bien, tenía que empezar a cuidarse, no quería que Martín volviera a llamar lindo al otro y no a él.

— ¡Welcome! —Saludó un rubio de cejas pronunciadas una vez llegaron a la salida del lugar. —I hope it was a good trip —Agregó dejando ver una pequeña sonrisa sobre sus labios, luego abrió la puerta del coche que esperaba por Martín y Manuel, todos se miraron y solo asintieron, subió como lo esperaba aquel rubio y emprendió marcha hacia el shopping.

Un segundo coche estaciono para el chileno empresario con sus secretarios dirigiéndose al mismo lugar, un tercero estaciono y en él subieron los que quedaron: Marcos, Daniel, Jeremías y su socio; aunque cierto pelinegro hubiera preferido ir con un rubio de mechas turquesas por más molesto que fuera, pero al parecer los coches ya habían sido programados por el gerente del shopping de Martín... puteo mentalmente a Bruno.

Al llegar al shopping, este estaba abarrotado de gente, al parecer estaba siendo administrado a la perfección. Manuel rápidamente corrió hacia un sector lleno de calabazas de Halloween, todo el lugar estaba decorado de aquella manera por la fecha, en Inglaterra aquella festividad tenía gran relevancia a diferencia de Argentina donde aún se tomaban como puras festividades "yankees".

— Dejalas che, están no tiene dulces. —Dijo divertido Martín viendo como el castaño no se despegaba de ellas, al parecer se estaba sacando fotos con ellas, así que mucha bola no le estaba dando que digamos. — Che, vos sos Arthur, ¿no? ¿Sos secretario de Bruno? Él no me dijo nada de vos, solo tu nombre y apariencia para que te reconociera en el aeropuerto. —Le preguntó al rubio de cejas abundantes.

— Yes, Sir. Soy el constructor, le pedí a su gerente que me dejara ir a buscarlo, deseaba escuchar en persona que piensa del trabajo de nuestra empresa. —Decía el inglés en español con el acento pronunciado de su tierra, Martín apretó sus labios para no soltar una carcajada que resonaría por el edificio entero, se le hacía gracioso aquel acento. — Es la primera vez que tengo la oportunidad de trabajar para un argentino.

— Bueno... no se derrumbó, así que... buen trabajo. —El inglés notó el sarcasmo en la voz del argentino, pero no comentó nada, sería estúpido pelearle a alguien de aquella nación, solo negó y caminó hacia algunos de los locales vacíos donde podrían instalarse los negocios de los primos de Martín.

— Voy a cortarte en pedazos, veré tu sangre manchar el piso, y traeré patitos para que floten en tu asquerosa sangre de puerco que se revuelve en la caca de los que tienen poder... —Decía alguien con tono escalofriante y mirada desquiciada al teléfono, ambos rubios parpadeaban perplejos, pero el rubio local tocó su garganta como temiendo de ella.

Conveniencia (ArgChi)Where stories live. Discover now