Locura de Amor en Las Vegas.

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—¿Dequé estás hablando?

—Déjame pegarte

—¿Qué?

—Sí —le dijo el de cabello oscuro—, como en la pelicula, finges que te golpeó Dipper y ¡boom! Queda descalificado.

—¡Que buena idea!

—A ver ponte — le dijo entre risas—, será un golpecito y ya.

Xólotl agarró impulso y sin dudarlo le metió un buen puñetazo en el ojo a Bill.

—¡Estúpido! —se quejó el rubio—. ¡Me dolió! 

—¿Quieres que se vea realista o no? —Contestó burlón.

Después de todo había una parte de él que había disfrutando aquello.

—¡Sí estúpido, pero tampoco quiero que arruines mi bello rostro! —soltó empujandolo—. No puedo perder uno de mis mejores atributos para atraer a las minitas.

—Tienes un punto, pero ya es demasiado tarde —le dijo agarrando impulso para darle otro golpe—, si no seguimos Vanessa no se lo va a creer.

—Ugh, no sé como deje que me convencieras para esto.

Xólotl rió antes de seguir con trabajo, el cuál estaba haciendo muy bien para hacerlo ver realista, pero tras unos golpes más el rubio ya no soportó la situación.

—¡Basta! —Dijo, metiéndole un puñetazo de regreso.

—¡Oye! —gritó Xólotl sosteniéndose el rostro—, yo no estaba jugando.

—Es que eres un aprovechado —dijo dándole otro golpe, sólo que esa vez al brazo.

—¡Auch! —Xólotl se quejó—, ¿qué te pasa? ¡Tengo una cita importante!

—¿Ya no es tan gracioso o sí? —contestó con bastante burla en su voz.

—Eres un violento, Bill, tal vez deberías cuestionarte tus conductas violentas —le dijo sacándole la lengua.

—¡Tú eres el que empezó con su estúpido plan de imitar una pelicula! 

—Puede ser... pero yo soy el que tiene una cita de verdad con alguien muy guapo.

—¿Con quién? —cuestionó el rubio—, aparte dudo mucho que le importe, menos si es lo suficientemente tonto como para aceptar salir contigo.

—Mira quien lo dice.

—Lo dice alguien muy guapo y encantador.

—Pues ya no tanto, fijate —se burló—, suerte ligando con sólo un ojo.

 —No necesito tu suerte, gracias —respondió—, encontraré la manera de hacerlo encantador.

Al decir lo último el rubio le saco la lengua a su amigo.

—Ya quisieras —le respondió ignorandolo antes de fijarse que su bar favorito finalmente había abierto—. ¿Entramos?

—Claro que sí —dijo sonriendo.

Era hora de divertirse un poco.

Peleando por la misma mujer [Billdip]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora