III

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— Si no quedaste, no te preocupes Aspen — me apresuré a contestar para reconfortarlo. —podemos encon...

Deje la oración en el aire, cuando me sujetó por la cintura y me alzo por el aire.

— ¡Quedé Mer! — exclamó deteniéndose y poniéndome delicadamente en el suelo. Sonreí y le di un pequeño beso.

— Sabía que lo harías. — sonreí segura, le tome la mano para empezar a caminar — pues yo también quede — informe mirándolo.

Aspen era más alto que yo y eso, obviamente, hacia que yo tuviera que alzar la cabeza. Y con el sol que hacía hoy se me dificultaba.

— Imagínate que cargo me dieron — dije mirándolo, en su cara solo vi extrañeza — pues voy a ser la encargada de

Y PUM, me choque contra algo, más bien alguien.
Y no podía ser con nadie más que con la hija del juez de Carolina; Dyane Morfick

— Perdón Dyane — dije agachándole para recoger algunos de los papeles que se le cayeron.

— Ja,— bufo — América Singer, — espetó despectiva mirándome de reojo — es lo único que sabes decir.

— Dyane — susurre entregándole unos papeles, — es en serio

— Tan en serio como cuando me quitaste a mi novio — dijo mirándome a mí y a Aspen que ya había bajado la mirada. Luego de lanzarnos otra mirada de odio se alejó  caminando como si nada hubiera pasado.

Y esa fue Dyane, mi mejor amiga de hace unos 3 años, mi madre tuvo que emprender un juicio para que Kota le devolviera el dinero que les había "robado" para ascender de casta.

Teníamos meses trabajando y guardando el dinero para una pequeña reunión el día del aniversario de mis padres, Kota por arte de magia regreso, dijo que estaba arrepentido y nos ayudó durante una semana, luego un día desapareció y junto a él nuestro dinero.
Días después nos enteramos que había ascendido de casta nuevamente ya no era un 4, era un 3, y su única excusa fue

"ESE DINERO ERA DE TODOS"
como si él hubiera ayudado a recaudarlo.

Nos conocimos un día que mi mamá me llevo a el juzgado, me dejo afuera, y había una linda niña blanca, castaña y con una libro en el que se veía un hermoso violín, dorado. No sé ni cómo, ni cuando nos volvimos mejores amigas, pero lo hicimos. Un día fuimos a una pequeña fiesta de una 6, y hay estaba Aspen, la saco a bailar a Dyane, y ella quedo coladita de el.
Ya lo conocía.
Es el hijo de la señora que nos ayudaba cuando teníamos dinero para permitirnos pagar una 6 para que ordenara la casa.
Dyane demoro como un mes saliendo con Aspen y un día me dijo que se besaron, yo realmente estaba feliz por ella, pero no quería que se ilusionara tanto.
Meses después, a Aspen y a mí nos invitaron a la fiesta de una chica que estudio con el
Fui y me encontré con Aspen, bailamos y me acompañó a mi casa
Desde entonces... nos veíamos más, nos llevábamos mejor y el se empezó a alejar de Dyane
El día de mi cumpleaños, fuimos detrás de la casa del árbol y me dio un beso, Dyane nos vio, y desde ahí nos separamos.
Al estar perdida en mis pensamientos no me di cuenta en que momento llegamos a mi zona, ni en qué momento llegamos a la puerta de mi casa, entre en razón cuando Aspen dejó un beso en mi cabeza y marcharse a su casa antes de que se hiciera más tarde
Entre a la casa y me encerré en mi cuarto, tendría que marcharme mañana, y está era la parte complicada; decirles a mis papas.

— Ames — dijo la vocecita inconfundible de May.— ven a comer. — dijo asomándose por la puerta de mi cuarto

— Voy — asentí sentándome en la cama — bajo en un segundo. 

Todo transcurrió como siempre, uno que otro comentario, chistes internos, etc.
Hasta que tome coraje y dije

— ME VOY. — sentí como si cualquier ruido a mí al rededor se hubiera silenciado y mi familia lo único que hacía era mirarme

— ¡¿Como?! — exclamó mama soltando su cuchara— ¿te vas? ¡¿a donde te vas, porque te vas, con quien te vas ?! — dijo algo... un poco... demasiado alterada.

— No puedo decirlo, — dije parándome de la mesa - solo quiero que sepan que voy a estar bien, y que voy a regresar pronto,— prometí acariciando los cabellos de May que estaba en shock, pero sus lágrimas no dejaban de caer.

Al no saber que más hacer o decir y caer en cuenta que nadie más diría algo; Decidí salir de ese incómodo momento para dirigirme a mi cuarto y terminar todo.
Fue la noche más larga de mi vida, nunca había tenido tanto insomnio y tanto sueño a la vez, cada vez que cerraba los ojos, me imaginaba a May y a Gerard diciéndome que era una traidora que era igual a Kota, no podría soportar que me dijeran algo así, deteste por tantos años a Kota por lo que le hizo a mi familia, y no podría estar tranquila, sabiendo que le haría lo mismo; los abandonaría, pero no, yo no los iba a abandonar, solo me iba a ir, aunque suene a lo mismo no lo es. No lo es.

El avión hacia Angeles salía a las diez de la mañana y eran las cinco, tenía aún cinco horas para arreglarme, subir a ese avión y sobre todo despedirme de mi familia, que realmente será lo más difícil, me pare de la cama y me dirigí al baño, ese pequeño cubiculo en el que apenas cabía, me pregunto yo quien tomaría mi turno para asearlo, y si lo haría con tanto desagrado como yo, eso me hizo reír así sea un poco.

— Ames — llamo Gerad desde la parte externa del baño. — necesito bañarme o si no mamá se enfadara conmigo.

Me extrañaba ver a mi hermanito tan obediente, pero sobre todo ver que me hablaba como si no pasara nada, acaso había tomado lo que dije ayer como una broma o aún peor mama les dijo que no iría a ningún lado. Salí lo más rápido que pude para preguntárselo.

— Gerad — le llame cuando salí del baño, el estaba sentado a un lado de la entrada, siempre me cambiaba en el baño, así que par eso salí con un pantalón de mezclilla, y una blusa de algodón, mientras secaba mi cabello — ¿porque no estás enojado conmigo? — pregunte algo, muy, curiosa

— Fácil — contesto parándose del piso — sé que no eres Kota.

Eso me dejo anonadada completamente, como un niño como el, puede decir eso que ni mama dice, no se porque pero esas palabras hicieron que todo miedo y culpa desaparecieran de mi.

No sé en qué momento el pequeño Gared me abrazo, pero lo hizo y eso fue el paso; final haría esto, y sabía que él estaría ahí para mí si fallo y también si triunfo.
No sé como hice, pero llegue entera al aeropuerto, estaba muy triste, mama no me hablo, May me rogó que me quedara, Gared... bueno lo que dijo, y papá solo se limitó a abrazarme, decirme que me amaba, que confiaba en mí y que nunca olvidará quién soy y que me gusta, pero lo más terrorífico fue cuando dijo:

— Saluda a Aspen de mi parte — lo murmuro mientras me abrazaba y eso me heló aún más la sangre

— Señorita, — me llamo una mujer vestida con la un uniforme muy formal y bien presentado, cuando nota que le he prestado atención prosigue — ¿usted es America Singer? — dice nerviosa, yo solo me limito a asentir — su vuelo está apunto de salir, es mejor que se dé prisa si no quiere perderlo.

No sé que cara hice, pero debió ser o muy graciosa o muy terrorífica por que la chica tuvo que taparse la boca con la mano para que no se oyera su risa. La mire desconcertada y al final reí le di un pequeño gracias por avisarme y salí disparada de ahí.
El viaje al palacio fue muy... no encuentro la palabra exacta...

Capítulo tres corregido. Perdón de nuevo por el cancer visual, si se me pasó algo espero que no sea tan grave, en serio no cómo leían esto sin un derrame cerebral.

FUERA DE ELECCIÓN Where stories live. Discover now