25.

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Stiles

-Liam, despierta–murmuré adormilado

Me levante del colchón con poca fuerza de voluntad. Scott tenía la cabeza en donde se supone que deben ir los pies y Boyd se tapaba la cara con una almohada.
Me puse de pie y camine a la cocina esperando encontrarme con la manada en ella.

Habíamos dormido de más, ya eran las diez de la mañana y por lo visto todos seguían en sus camas a excepción de Braeden que ya no se encontraba acostada si no que totalmente vestida y en la cocina hablando con Derek del plan.

Entre sin decir nada.
Ambos me observaron para segundos después continuar su platica.

Saque las tazas correspondientes para cada miembro de la manada y las coloque en la barra de la cocina.

-Aún recuerdo cuando éramos pequeños, eras muy torpe–mencionó Braeden

Abrí los ojos, despertando completamente. Estaba completamente seguro que Derek no contestaría, al menos no con mi presencia ahí.

-Tu eras insoportable–dijo cálidamente, soltando una risa 

Abrí la boca sorprendido, dispuesto a salir de ahí inmediatamente, pero la mala suerte es de mis mejores amigas que cuando me di la vuelta tire una de las tazas con mi codo, rompiéndola en pedazos.

Braeden y Derek dieron un brinco por el sonido.

Si no querías despertar a la manada, misión fallida. Se burlo mi subconsciente.

Un Scott aún adormitado entró por la puerta de la cocina, observándonos extrañado.

-Scott, no camines hacia acá, hay vidrios en el suelo–advertí escandalizado, al ver que mi mejor amigo se acercaba

El chico abrió los ojos completamente y detuvo su paso.

Derek se levanto y me movió hacia un lado.

-¿Podrías traer algo para recoger esto?–le pidió a Braeden

La chica asintió, saliendo de la cocina.

-Yo puedo recogerlo–me agache juntando los pedazos más grandes con mis manos

Camine al bote de basura que estaba pegado a la puerta de la cocina, cuando alguien más entró por ella con brusquedad, haciendo que la puerta empujara e hiciera presión en mi mano que contenía todos los vidrios.

Deberías casarte con la mala suerte. Se burló la vocecita en mi cabeza.

-¡Demonios!–solté los vidrios en un grito

Mi mano ahora tenía incrustados dos pedazos grandes.

-¡Oh por dios!, perdón Sti–hablo rápidamente Erika

Mi mejor amigo se acercó rápidamente y agarro mi muñeca, observando las heridas.
Abrió la palma de mi mano haciendo que los vidrios se me encajaran más.

Me queje y le di un golpe en el brazo.

-Erika ve a buscar un botiquín–mando Derek, mi rubia amiga salió rápidamente

Too late •|STEREK|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora